Mi mundo sin ti

Estoy tratando de despertarme, pero no puedo, me cuesta, y más que nada, no quiero hacerlo. Es de día, o eso creo, aunque la hora, el día, el mes…el “Tiempo” en general ya no me interesa. Ahora solo duermo y me arrastro por la casa, envuelto en polvo y melancolía. En estos últimos días he perdido el sentido de muchas cosas, de la higiene para empezar, estoy cubierto en polvo, sudor y lágrimas secas, perdí el poco sentido de cuidado que me quedaba, no como porque simplemente no me siento bien, y no abro las cortinas porque no quiero ver el mundo y no quiero que ellos me vean. Y perdí el sentido del tiempo. Tiempo es una palabra muy molesta ¿Sabes? Uno nunca puede terminar de deducir lo que es un tiempo, y en este caso, tú decides cuánto dura, y yo, aunque quisiera odiarte por hacerlo y no tomarme en cuenta, no puedo hacerlo.

Siento que es necesario darme una ducha, y como quien se quita una segunda piel me quito la ropa, en el camino tengo la mala suerte de verme reflejado en un espejo y ver mi cara. Los ojos hundidos, la mirada vidriosa. El vivo retrato de la desesperanza. Me doy asco y lastima, pero en el fondo, el sentimiento de asco es mayor. Es un asco tan fuerte que lastima mi orgullo, porque soy yo quien escogió estar así, no fue algo que simplemente paso, y aunque no es el fin del mundo, siento que todo cae. Mi cerebro me dice que reaccione, pero mi corazón solo responde “Jodete, no me siento bien”. No puedo sacarme la melancolía del alma, cada paso que doy en mi casa es doloroso. Lanzo mi cuerpo a la ducha, sin ganas, solo por necesidad. No quiero decir nada, guardo silencio tratando de no echarme a llorar bajo la ducha.

Mientras el agua caliente cae sobre mi cuerpo, me detengo a mirar mi cuerpo delgado y mi piel, esta piel que tu ansiabas tocar, que aun desea sentir tus manos recorriéndola con paciencia y suavidad. La vida es muy larga y la idea era vivirla juntos ¿No? Sería hipócrita si dijera que aun no deseo sentir tu piel rozando la mía, tu calor estrellándose con el mío, con esa intensidad a la que tantas noches soñé. Mi piel morena que tanto te gustaba ahora es solo una piel que no hace más que cubrir mis huesos y músculos, y ser tatuada por las promesas e historias inconclusas. ¿Es tarde para arrepentirse? No sé, quizás aún estamos a “tiempo”. O quizás no e incluso tus últimas palabras no son más que una efímera ilusión de lastima.

Pero no entiendes nada, o no lo quieres entender, y no sé si en realidad sabes que todo lo que digo es verdad, que el amor que siento por ti es una fuerza descomunal que no se resigna a morir con la cabeza gacha, que acabaría con el mundo entero solo para recuperarte y tenerte a mi lado de nuevo, que aun deseo tus labios y tu piel con la misma intensidad salvaje de siempre. Pero no me crees, y tus palabras no me saben completamente tuyas. No sé si me hablas con sinceridad, o si hay un poco de las opiniones ajenas en lo que me dices, ni siquiera sé si tus palabras son verdad. Siento que son una mentira más no se si por rabia o por convicción, pero o si no es así, están bañadas en una compasión innecesaria, una lástima hiriente. Probablemente estoy viendo solo el lado negro de la situación, probablemente es verdad que algún día te gustaría volver a mí, pero ya no te puedo creer, no hubiera sabido nada si no te lo preguntaba. Y ese es mi segundo error, quejarme y llorar con rabia e ira cuando incluso ahora, la razón por la cual me deshago en lagrimas y tristeza es mi culpa. Pero a todos les pasa, a todos se les escapa alguna vez el amor de las manos, todos lloran innecesariamente más de una vez, y todos, al menos una vez en su vida, siente que el mundo va a acabarse y que el sol no saldrá más.

Me voy lejos de ti, porque ahora si siento que no tiene sentido estar cerca de ti, que no me necesitas mas, que ya lo tienes a él, en tu ciudad, y que lo puedes besar y tener junto a ti todas las veces que quieras, los días que puedas, las noches que quieran. Busco mis exámenes de sangre y los veo de nuevo, ahora si detenidamente. Anemia, y por lo que dicen los doctores, estoy bordeando la Leucemia. Dicen también, que tengo una infección grave, demasiados virus, que no saben donde están, y que tienen que hacer mas análisis, que ellos también necesitan más “tiempo” para saber que pasa conmigo. En silencio busco un cigarrillo, pero no hay, no me queda ninguno. Guardo silencio y suspiro. Y empiezo a escribir.

En un mundo perfecto, luego de leer esto, tu corazón se ablandaría, pensarias en todo lo que te dije, y tu corazón recordaría todas esas promesas dulces y sinceras que decías. Esos "Te amo" tan sinceros y llenos de pasión que nos decíamos. Recordarías mi voz quebrándose y suplicando que no te vayas, recordarías incluso, tu propia voz diciendo con una intensidad infalsificable, que me amabas y que querías quedarte conmigo para siempre, que quieras casarte. Pero este no es un mundo perfecto, y probablemente si lees esto volverás a él. De nuevo, con más intensidad que antes, amándolo más con cada segundo que pasa, olvidándome de la manera más sencilla. Y a mí, solo me queda aprender a vivir en mi mundo sin ti.

Vacaciones

Las pasadas vacaciones han sido unas de las peores que recuerdo. Me encantaría decir que al menos descanse, pero ni siquiera logre hacer eso. Pase los primeros días haciendo trámites y papeles, caminando por toda la ciudad y recorriendo colegio tras colegio, buscando encontrar en alguno de estos, algún interesado en contratar los servicios de mi trabajo, pero entre la influenza y el actual panorama económico la situación resulto mucho más difícil de lo esperado.

Los días pasaban e inevitablemente el stress se acumulaba. No solo eran las llamadas todos los colegios para averiguar los datos, era caminar durante horas tratando de que alguno resultara interesado en los servicios, solo para darse de puerta en la cara, era un poco de stress que se acumulaba más y más cada día. Tras pasar toda la mañana, escuchando excusas, enviando mails y caminando durante toda la mañana, dedicaba la tarde a buscar otro empleo, uno con un sueldo fijo, uno que me alivianara un poco el stress y me ayudara con la economía.

La mezcla de todos estos factores más el hecho de que mi madre pasara por una recaída de su enfermedad no hicieron nada más que asfixiarme entre tantos problemas, el continuo trajín del día a día mezclado con mis crisis internas me empezaron a llevar lentamente a un estado de locura. La desesperación se transformo en parte diaria de mi vida, el constante mal humor no hizo más que deteriorar mi relación sentimental y mi vida privada.

Ya para el final de mis vacaciones, las cosas en el ámbito sentimental empezaron a flaquear, mi pareja empezó a sentir que me alejaba, que pasaba demasiado tiempo con la cabeza en otros mundos y no lo suficiente con la cabeza en el. Por azares del destino decidió que lo mejor y más “saludable” era terminar la relación. Y eso fue todo, el decidió que luego de cuatro años lo mejor era que dejáramos las cosas allí. Es triste, y más que nada es doloroso, no voy a entrar en detalles sobre lo mal que la pase y lo mal que lo sigo pasando, pero así son las cosas, duras, difíciles, complicadas. Y así fueron mis vacaciones. Llenas de contratiempos, de problemas, de stress, e inevitablemente, llenas de tristeza.

Y ahora estoy de nuevo en clases, no extrañando las vacaciones, no extrañando nada. Es un poco deprimente, que no tenga buenas anécdotas que contar, pero es así como son las cosas, y decirlo de otra manera seria mentir. Tal vez obra en mí esta punzante depresión y el sentimiento de impotencia por no poder haber hecho algo, por no darme cuenta de que todo estaba derrumbándose encima mío. Y que ya era demasiado tarde, como para dar el último movimiento de desesperación.

Tres Cigarrillos.

He tenido un día fatal. De esos malos, que se complican, empeoran y termina peor. Pero nada, cabeza en alto y hombros relajados, que así son las cosas. Cuando vives rodeado de gente que te conoce y admiras a veces terminas por evitarlos, no porque no te guste andar con ellos, sino porque no te gusta que te vean en tus momentos de debilidad. Sin embargo un compromiso es un compromiso y voy camino a un Karaoke. Con la cabeza encima, pero mi mente volando hacia él.

Estoy allí, veo gente que no conozco, mis amigos tardan en llegar, me rio, converso, me divierto. O eso parece, tengo la cabeza en otros mundos, dibujando nombres, escuchando voces, recordando texturas. Estoy estresado, y como siempre hago lo único que hago cuando el estrés es mayor que yo. Fumo, busco entre mis bolsillos un Lucky Strike. Lucky, suerte, eso es lo que no tengo.

Enciendo el primer cigarrillo y se lo dedico a ella, mi amiga a la que tanto quiero y que tan loco me está volviendo, con sus histerias y planes, somos planetas diferentes en la misma galaxia. Ella que decide seguir tras fantasmas inalcanzables, ante el primer amor que todo lo promete y nada lo da, si lo sabré yo. La segunda bocanada de humo va dedicada a aquel tipo, quien fuera mi cómplice y mi amigo, y ahora no es nada más que un desconocido, un recuerdo malo. Cuando alguien te quiere y tu no lo quieres, suele terminar en odio o amistad, o quizás primero uno y luego otro, la ultima bocanada que doy va por todos ellos que me han olvidado, por mis viejos amores, mis viejas pasiones. Dedicada a los coqueteos que ya no sé hacer, a las canciones que ya no sé bailar, pero sobre todo a ellos que se fuero, a los viejos amores, a los amigos, y sobre todo a él, que se olvido de mi luego de todo lo que paso, a mi estimado J.J que nunca recuerda mi nombre ni mi cara, porque no quiere hacerlo, más que por que no pueda. A ti que me olvidaste aun cuando estuviste allí cuando más te necesitaba. Humo, solo humo me queda.

Las canciones siguen, mi estomago ruge, tengo miedo de algo, pero no se dé que, mi cuerpo sigue alertándome de algo. Las conversaciones siguen, yo canto, tomo un Burn y me despierto, mi voz solo se va con el aire. Necesito otro, en realidad, no lo necesito, pero quiero hacerlo, para darme un aire.

Prendo el segundo. Se lo dedico a él, que no entiende que nuestro tiempo ya pasó. Que no puedo mirarlo con los mismos ojos, que cuando lo veo, lo único que despierta en mi es lástima, que el deseo carnal que intenta incitar no es más que un inútil intento de sacar al gato de su cama. A un gato viejo, que ya no quiere casar ratones. La fuerza de la lujuria y el deseo no son suficientes contra la fuerza de la estabilidad que siento tener entre manos, a ese castillo de acero que construí con nubes de algodón. Así que a lo lejos escucho su voz insistente, provocativa. Ojala desaparecieras como el humo, ojala no recordara lo mucho que te quise alguna vez, y así podría tener la fuerza suficiente como para dejarte ir rumbo a tu segura muerte. Lejos de mí, lejos de nuestro recuerdo infantil. Si, es cierto, se nos quedo en el aire el final perfecto, la historia de amor joven y desenfrenado. El sexo que nunca tuvimos y los besos que nunca compartimos se van, se fueron. Y tú sigues aquí. Y no tengo nada para ti


¿Estás bien?
Ah, Si, perdón tenía la cabeza en otro lado
Ok, reycito pero trata de volver aquí con nosotros
Jajaja, está bien, lo siento…

Hay tanta gente a mí alrededor. Gente que admiro, que valoro, que quiero como si fueran parte de mi vida. Pero esto no es suficiente, nunca es suficiente, no es suficiente porque siempre quiero algo más. Quiero el set completo, no solo las muestras gratis, lo quiero aquí, para mí, solo para mí. En mi terrible egoísmo lo quiero sentado aquí, junto a mí. La noche avanza, la gente habla. Todo el mundo se divierte y yo me distraigo, pero siempre estoy pensando de más, estoy pensando en lo que hay que pagar, en lo que hay que hacer, en el trabajo pendiente, en todo lo que quiero hacer y se me escapa de las manos. Tengo hambre y frio, pero sobre todo sueño, son casi las 4 de la mañana. Reviso mi cajetilla, solo queda uno, los otros 5 salieron volando en bocas ajenas. Me pongo nostálgico y lo enciendo.

El ultimo, y no menos importante va para él. El chico al que amo, al que necesito. Que quiero de una manera extraña, que se enamora de mi cuando no lo merezco. Al que necesito con una furia incontenible. No me gusta que me vea cuando me siento mal. ¿Estoy equivocado? Probablemente sí, probablemente solo tendría que demostrarle que siempre tendrá un espacio especial para mí, tengo que darle más de lo que necesita, por que al igual que yo, sus necesidades son muchas. El sabe, que yo soy así, que siempre intento hacer que todo caiga sobre mí y hacer el mundo girar a mis pies. A veces tengo miedo que esta hambre de control insaciable y desmedido, esta necesidad por mantener todo en un orden inútil sean uno de los causantes de una separación. Creo que tengo que respirar hondo y pensar en qué hacer, en que sentir para no hacer las cosas mal. Tengo que estar en control, tengo que estar bien todo el tiempo. Es lo que todo el mundo espera de mi, pero y ¿el? El espera mas de mi, quizás no le estoy dando lo correcto o no estoy viendo mas allá de la corona enorme e imaginaria que puse sobre mi cabeza. No lo sé, solo sé que cuando lo vea le diré lo muy especial que es, y lo contento que estoy de verlo.

Ya son las cinco, ya tenemos que irnos del local. Quiero caminar, así que camino entre la niebla, esperando llegar a mi casa, esperando llegar y verlo. Asi que camino sin pensar entre las calles que llevan a mi departamento. Pensando en nada y en mucho a la vez, con el frio de la madrugada azotando mi rostro

Termine de escribir esto esa mañana, mientras emergía de la niebla, pero ahora, que han pasado unos días, vuelvo a leerlo y me doy cuenta que llegue muy tarde. Los cigarrillos no hicieron más que anunciarme lo inevitable. Hoy es miércoles, y él ha decidido que lo mejor es darnos tiempo, que ya no quería más esa frialdad fingida que le mostré. Así como los cigarrillos se apagaron, así se apago la llama de la pasión que nos mantuvo juntos. Y solo queda el humo, humo que da vueltas y no se dispersa, que lucha por no desaparecer en el aire, que no lucha por aferrarse a todo, pese a que es tarde.

Yo soy el humo, y veo como el fuego ya no está. Y tendré que esperar a que se encienda de nuevo para existir. Es mi destino, es mi castigo, por dejar que el fuego se apagara. Nadie ve el humo hasta que es demasiado tarde.