Si soñara, si deseara, si anhelara con una locura esa sensación de esperanza, de necesidad de una utopía que se extiende como una nube negra sobre la vida. Una nube negra que estallará o se deshará como lluvia. Eso son los sueños, una nube negra que no hace más que bloquear el sol de la realidad.

Si pudiera, terminar de unir los puentes de mi mente, los caminos entrelazados entre memorias, sueños, palabras, días, noches, segundos. Todos están volando, girando, dando vueltas, como si al detenerme, hubiera roto su orden. Cual abejas buscando un nido nuevo, todo vuela, gira, crea un caos que no puedo, y tal vez no quiero, solucionar.

Estoy en pie (¿Lo estoy realmente?) ante cosas que escapan de mi alcance, ante puntos sin conexión. Todo es como en esos juegos, puntos inconexos que deberían formar una imagen, una idea, una solución. Cosas que deberían formar otra Cosa.

Puntos negros, dando vueltas, dando giros sin necesidad. Buscando un fin, buscando una o más soluciones, buscando encontrar espacio conectados entre sí.

Naci entre histerias, gritos, llantos, llamadas de auxilio. Crecí entre el caos, mascaras, mentiras, palabras sin intención. Entre una nube negra que me asfixiaba, nubes, miles de nubes que me escondían del Sol. Morí mirando el sol, morí con el fuego distante quemando mi piel, abrazándome, acariciándome. ¿Por qué estoy muerto verdad? ¿Por que al fin se termino todo, no es así? ¿Por qué ya se termino mi tiempo, No?

Sigo en pie, o almenas eso creo. Estoy atrapado, rodeado de abejas, avispas, insectos, buscando un hogar, un lugar en el cual construir un orden, crear una cadena, encontrar un sentido, una razón. Ya no las controlo, ya no son mías. Ahora les tengo miedo, me asustan, me escarapelan la piel. Me podrían matar si se unen contra mí. Podría clavarme cual cuchillos todo lo que significan, todo lo que es, todo lo que era. Y tras ellas, nubes, miles de nubes negras pequeñas, rotas, deshechas, retazos.

Busco el sol entre las nubes, busco que me queme la piel y me ciegue, que me agobie y me asfixie con su calor. Que me deje cegado y aturdido, alejándome de las nubes, perforándolas y deshaciéndolas. ¿Pero para que busco el Sol?

Extiendo mis manos, el miedo y la desesperación luchan para ver quién controla mi mente. Ya no tengo el control. Un fantasma, una imagen, un yo translucido toma mis manos. Siento el aire frio de su respiración contra mí, siento su latido chocando contra mi espalda. Soy yo. No, es quien era, es quien tiene la fuerza y la compostura. Me lanzo contra las abejas, me lanzo hacia las nubes.

Y desaparezco. Entre aguijones, y en la niebla. Desaparezco.

Alguien abre mis ojos, y coloca sus manos en mi cuello. El sol esta allí, sigue quemándome, secando la sangre sobre mi cabeza. Siento ruido lejano, distante, seco. Yo no estoy en pie. Ya no hay abejas. Solo el sol secándome.