Chain.

Tengo 15 años de nuevo. Estoy sentado en mi cama, llorando en silencio, mirando la ventana y preguntándome porque no puedo decirles la verdad a mis papas. Tengo miedo de saber cómo reaccionara, tengo miedo porque sé que no lo van a entender. Me siento triste porque otra vez, otra vez fui lo suficientemente estúpido como para tratar de encontrar a alguien que llenara ese vació que no puedo descifrar. Ese vació que dejo alguien que siquiera me pertenecía. Tengo miedo, me siento solo, y hago lo único que sé hacer solo: Llorar.

Ahora tengo 9 años de nuevo. Corro por lo que parecen, interminables metros de brea seca, corro solo porque no quiero quedarme atrás. Nadie me habla, a nadie le preocupa si estoy bien, o nadie me habla a menos que tenga comida y quieran un poco. Están todos conversando felices pero yo me quede atrás por que torpemente tire mis cosas. No soy antisocial, solo no se bien qué hacer. Quiero tener amigos y vivir aventuras maravillosas como las de la televisión, quiero ir a esas fiestas tan divertidas de las que todo el mundo habla, quiero encontrar entre fiesta, baile y amigos, a alguien que me quiera, a la chica que decida quererme por lo que soy, un niño nerd, gordito y tímido.

Vuelvo a tener 18 años. En un arranque de ira acabo de quemar una foto que prometí guardar conmigo para siempre. Mis amigos están distanciados de mí por petición propia, muchos llaman de vez en cuando o intentan animarme. No sirve, no me interesa, no tiene sentido. El dolor es demasiado grande. Me siento solo, sin importar que haya muchas personas hablándome o tratando de velar por mí. Me desgarra el alma sentirme solo, me carcome el tratar de entender el por qué estoy así, no soporto como me quema el cerebro, quisiera arrancármelo o para dejar de pensar, ya no quiero llorar porque simplemente no lo soporto mas, me doy asco y lastima, no solo por que vuelvo a ser un perdedor echado a su suerte, sino porque muy en el fondo, se que así como estoy ahora, así terminare por el resto de mi vida. Solo contesto una sola llamada, la contesto por que se que me consumirá a mí, consumirá mi dolor y me distraerá, me tendrá lo suficientemente nulo como para no pensar más. Soy un cobarde y me refugio en los labios de alguien que no merece ser nombrado.

Regreso a tener 12 años. Hay una fiesta muy importante en la escuela, mis recientes amigos me invitan, ya no me ven como el bicho raro, ahora me ven como el niño con dinero que es algo idiota pero resulta divertido. Miento, digo que no puedo ir, que tengo otro compromiso, que hay cosas que hacer, que lo siento, que para otra vez será. No quiero ir, porque no me siento yo mismo, ellos se llevan bien con una imagen, yo sigo siendo el mismo gordito nerd de siempre, no quiero ir tampoco, por que sé que mi padre me recogerá, con ese inconfundible aroma a licor barato o cervezas, a veces con un olor que no descifraría hasta algunos años después en una fiesta a la cual me llevaron a rastras. No solo no quiero ir, tampoco puedo ir.

Estoy en mis 17 años nuevamente, mi madre me dice lo terrible que soy, que no soy más que un problema, la misma cháchara de siempre, trato de que no me duela mas, en el fondo me lastima mucho, saber que la persona a la que tanto quise no pueda ver mas allá de polvo, basura y ropa sucia. Me duele sentir que soy un fracaso, no solo con ella, sino con él. Sé que él no es feliz, y creo que exagera, que él tiene la culpa. Yo tampoco soy feliz, pero lo quiero, solo que no se qué hacer, creo que tengo todas las respuestas, que tengo todas las soluciones. Sigo en silencio mientras escucho los gritos y los insultos. Mis puños están entrecierran, quiero golpearla y que deje de decir esas cosas, quiero silencio. En realidad, no sé lo que quiero.

Finalmente regreso a mis 19. Voy a clases de una nueva carrera, siento que cada vez que entro a estudiar, es el lugar desde el que debí empezar. Inevitablemente siento las palabras de toda esa gente que me reprocha aleteando en mi cabeza. Al fin estoy haciendo lo que realmente me gusta, a un precio muy grande. Estoy presionado, estoy asustado, estoy nervioso, pero sigo riéndome y haciéndole bromas a todo el mundo. Tengo la cabeza llena de deudas, de miedos, de tareas, de oportunidades de trabajo. El tiempo va en mi contra. Reviso mi correo en clase, mientras espero que empiece. Hay un correo triste y corto. Me hace falta, nos hacemos falta, siento su tristeza en todas las palabras que dice, pero no respondo. No tengo fuerza, no tengo ganas. Me quedo mirando al chico que está a mi lado. No puedo mentir, me gusta y me pregunto qué tan fácil seria todo si estuviera con alguien aquí, así tan cerca como cualquier persona "normal". Me quedo pensando en eso un rato, hasta que empieza la clase, todo sigue el curso de siempre, todo tranquilo y animoso.

Pasan las horas, hago mis trabajos, duermo, me intento distraer. Empiezan las discusiones, otra vez las palabras hirientes, los gritos, el enojo. Esas palabras tan poco medidas, esos secretitos usados en mi contra. La preocupación y las dudas se aglomeran una vez más. Trato de controlarme y me quedo en el baño, y hago lo que aprendí a hacer tan bien con el paso de los años: Llorar.

Llorar por que aun no sé cómo solucionar mis problemas, llorar porque me hace falta mi persona especial, llorar porque necesito llorar, llorar porque aun ahora, ese sentimiento de inutilidad sigue latente. Pero sobre todo, porque puedo superar todo, menos a mí mismo.


3 repercuciones:

Kevin morán dijo...

me identifico con algunos años del post.

me gusta el estilo

saludos!

1000ena dijo...

me gusta como escribes

sobre lo que piensas, no mucho...no mentire, he pensado tambien en que solo se llorar pero siempre esta el papel tissue y la claridad con la que uno puede ver sin tener tanta lagrima en los ojos :)

saludos y gracias por participar en la encuesta del twitter :P!

Anónimo dijo...

voltea la página..., no todo debió ser tan malo.