Los últimos minutos de mediocridad.



El último día del 2010 refleja perfectamente el año, todo está absolutamente triste e insaboro, las calles están cubiertas de gris, como casi todos los dias del año, con un aroma a fracaso que siempre llena esta hora de la mañana, un vaho impregnado en toda la gente que ,derrotada por la vida y el sueño se encuentra colocada en las aceras como cadáveres regados alrededor de un interminable cementerio. Las calles sucias, el humo acompañado por el tremor de los carros viejos y el viento que no es fresco y mucho menos revitalizante, sino más bien molesto son lo único que hace que la mañana tenga vida.

Este año, ha sido un año de peleas, de batallas inexplicables, de guerras perdidas y luchadas a medias. Lo que me queda luego de 12 meses de un año bastante mediocre, de un año mezquino en cariño y agrio en situaciones con un gran número de decepciones y sin sabores, es un montón de cicatrices, que bien puedo interpretara como experiencia, un vació que se ha ido llenando a medias con polvo, placebos y enojo, un montón de trabajos sobresalientes y extremadamente bien pensados y un número menor de trabajos improvisados y redactados entre el estupor del sueño y el stress de la falta de tiempo, un pequeño ejército de ideas y proyectos incompletos por la crueldad del tiempo y la constante falta de dinero.

A pesar de todo este año me enseño dos cosas, la primera, que las personas adecuadas llegan en el momento menos esperado y la segunda es que a veces es necesario entregarse al salvajismo a la naturalidad de las cosas y el ardiente deseo de ser un espiritu libre. Como decía, este año me entrego la satisfacción de conocer a un gran número de personas que se unieron a la lista de personas que hacen mis días felices, gente que se ha encariñado conmigo y ha forjado lazos que no esperaba forjar tan rápidamente. Gente que se ha ganado a pulso, y paciencia, mucha paciencia un espacio en mi corazón, re descubrí personas y conocí gente que nunca creí conocer, que me han regalo dibujos, tiempo, atención y risas, que me han despertado el día de mi cumpleaños atentando contra mi privacidad, extrañas personas que me han escuchado en medio de los destrozos emocionales y el constante deseo de lanzar todo por la ventana y rendirme, gente que me ha susurrado al oído palabras de afecto y que me ha enseñado a hacer y deshacer cosas que estaban mal hechas desde un inicio. Me enrede en romances que no fueron a ningún lado, intente rescatar ahogados y hacerme el mártir prendiéndome fuego con los restos de un amor decadente y sueños a medio arder, y aunque sabe a tiempo perdido, con todo esto aprendi a encontrar mis limites.

No soy, bajo ningún concepto un héroe, soy más bien un ser mezquino, pervertido y depravado, una especie de animal que ha empezado a cazar por los diferentes pastizales. La cantidad de adversidades con las que he peleado este año me han vuelto un personaje incluso más agrio y sombrío, una especie de apostador, alguien que siempre pone su dinero en el caballo que nunca gana, quien lanza sus cartas al azar al aire y a veces, solo a veces logra obtener el número necesario para sobrevivir a sí mismo, y por ende pone sus oportunidades y decisiones bajo un constante giro. He decidió, y me parece mejor que las cosas que haga o diga pierdan la importancia que les di. Este año ha sido bastante difícil, a diferencia del anterior que fue malo, este año me enseño a lucharla, a vencer la adversidad, me enseño que está bien ser un reverendo hijo de puta mientras lo que quieres se consiga con la menor cantidad de bajas posibles, entendí que esta ben tomar decisiones incorrectas si es que estoy listo para cargar con las causalidades, ahora en este momento, puedo decir que aprendí lo suficiente como para decir que, a pesar de todos los obstáculos, mientras la motivación exista, todo puede sobrellevarse, y es que este año estuve motivado por diferentes cosas, el odio, el amor, el desamor, la venganza, la ira, la furia, el deseo de supervivencia, todas estas motivaciones se han mezclado como pintura derramada en el suelo. No tengo el mas mínimo interés en ser una persona buena dulce o correcta, me gusta ser así, misterioso, reservado, críptico y hasta cruel con la gente que no me importa ¿Por qué? Porque realmente me permite filtrar a la gente que quiero a mi lado, a la gente que me importa de verdad.

Aun así, aunque sé que estoy algo equivocado en muchas cosas, creo que la suerte, la inexistente perra que decide quién puede ser feliz y quien no, se aburrió al fin, luego de varios años, de esa constante y ferviente devocion, casi a maltratarme. En este instante y este momento puedo decir que estoy cada vez mas cerca de la extraña estabilidad, tengo un trabajo, que no es el mejor pero es lo suficientemente sencillo como para poder sentarme sentar a escribir este texto mientras las horas de oficina pasa volando, tengo un interés, un deseo carnal y romántico que hace mucho había enterrado bajo la idea de que no valía la pena intentar algo que, a ciencia cierta, sabíamos todos que fallaría como los anteriores, tengo una chispa, casi olvidada que ha resurgido, un súbito interés acompañado por una fuerte inyección de lujuria, tengo además, el respaldo de un extraño grupo de personas, a las cuales no podría querer mas en tan poco tiempo, en este instante, por primera vez en muchos años, tengo la certeza de sea lo que sea lo que pase, haga la apuesta que haga, diga lo que diga, voy a salir entero.

¿Y si no? Volveré a intentarlo con la misma furia que ahora, con la vehemencia impulsada por la lujuria escondía, que si fue despertada ahora, se que incluso ante la posible falla podrá volver a resurgir, por los deseos más silenciosos y escondidos, los que son un secreto para todo el mundo menos para los que los saben, por las palabras que no saben a promesas ni a planes futuros, sino a interesantes ideales. Es hora de darle al mundo en la cara con el dorso de la mano. Fuck it all.

Cosas Rotas







He buscado un espacio entre la constante manía de asfixiarme todos los días entre trabajos, libros, revistas, personas y números para volver a escribir, para darme el gusto de hablar de cosas que nadie quiere leer.


Los días han pasado, no se si con una rapidez inusual o si soy yo el que se ha dejado de preocupar por el tiempo y todo lo que me rodea. En un momento salte de Agosto, arrastrándome por el piso y lamiendo mis heridas a Septiembre, in sensitivo, inamovible casi muerto en la cara del mundo, rebote hacia Octubre donde simplemente vi la vida pasar y me acople a los cambios, revolcado hasta Noviembre donde el peso de todo se hizo mas fuerte y me encontré trabajando, estudiando y con menos tiempo del que quería. Al final el sol empezó a brillar en Diciembre, con menos respuestas de las que me hubiera gustado, pero las preguntas ya no parecían importar, ya no parecía romperme la cabeza con el violento martilleo de las preguntas inacabables.


Y es que durante todos esos meses, las cosas que creí ciertas o que parecían obsesionarme han perdido el sentido, han resbalado de mis manos y se han quebrado en mil pedazos, la constate desesperación por encontrar una razón y un sentido han pasado a ser parte de mi sombra, de mi inconsistente figura y mis incoherentes ideas. El peso de las actividades, proyectos y trabajos que puse sobre mis hombros han terminado por quebrar las obsesiones y manías que antes cargaba alrededor del cuello. No se si es un cambio positivo, no se si es lo mejor o si es lo correcto, peor mis tormentos ya no retumban tan fuerte en mi cabeza, la inconformidad, la desesperación, la impotencia y la incertidumbre han sido ahogadas por el cansancio, el conformismo, el silencio de las noches solitarias y vacías que he aprendido a llenar con sueño, música y libros.


Sin embargo, seria mentir si pretendiera que todos esos pedazos no están guardados en un cajón, escondidos. Siempre fue así, siempre me conforme con cosas rotas y usadas, desde la época en la que mis padres no podían comprarme cosas entendí que ser dueño de algo propio y brillante era demasiado pedir, era un lujo que muy poca gente podía tener, y aparentemente yo no estaba lo suficientemente capacitado o posicionado para tener algo propio. Así que adopte por adaptar mi idealismo a las pequeñas cosas rotas y maltrechas que encontré, no podía al chico de mis sueños, así que tomaría un remplazo, no podía enamorarme de alguien de verdad, así que elegiría estar solo, no podía dedicarme solamente al placer, así que me negaría la búsqueda de placer y el saciar mis deseos carnales, no podía aceptar la derrota, así que simplemente olvidaría el incidente, no podía decir que si, así que simplemente no diría nada. Llevo presentes todas mis decisiones, muestro con orgullo mis heridas, no por que sienta que son motivo de satisfacción sino por que no me importa ocultarlas, por que no veo el sentido en fingir que estoy perfectamente bien cuando soy un material dañado, una cosa rota más.


Escogí a mis parejas cada una mas rota o errónea que el anterior, quizás inconscientemente o quizás por que buscaba desesperadamente ser la otra mitad que solucionara todos esos problemas caóticos que ni ellos ni yo podíamos soportar, pero en la mayoría de casos, quise morder más de lo que pude, y me di de cara contra la pared. En estos meses descubrí que quizás, es mejor dejar de esperar cosas, o dejar de conformarse y simplemente restarle importancia a las cosas. Y es que si siguiera tan obsesionado y caótico como antes, mi mundo se hubiera desmoronado al saber que todas aquellas personas que intentaron tomar el puesto de remplazo dentro de mi inhabitable corazón han tomado caminos divergentes y alejados en su totalidad de mi. Uno se encuentra ahora desfilando en las pasarelas de un antro de mala muerte gay, como la nueva estrella de la noche, el mas nuevo de los travestidos mostrando su carne e invitando a que tengan sexo con el, el otro encontró entre las noches que no pasábamos ocultos en casas ajenas y los momentos que compartíamos haciendo cosas sin sentido una serie de presas a las cuales morder, masticar y devorar, por que el siempre fue un cazador mas capaz que yo, por su parte el tercero de ellos, mi compañero de festividades decidió que, luego de mi insolencia al ocultarle la verdad sobre mi fugaz acto de estupidez con mi ex novio no había mejor manera de saldar las cuentas que ocultarme su correspondiente acto de estupidez con su respectivo ex – novio, un silencio incomodo llenaría la habitación la próxima vez que nos viéramos, tan extraños y tan distantes, pero en el fondo tan iguales, finalmente el ultimo, el mas nuevo y el mas enternecedor, decidió que aun le quedaban rastros de heterosexualidad dentro de si, no se si antes o después de gemir mi nombre y preguntarme cuanto tiempo mas podía quedarme.


El punto es que, los pedazos rotos, de esas fantasías efímeras, se han quedado aquí, escondidos bajo mi cama, llenándose de polvo, ya no cargo conmigo el amargo sabor a derrota e inconformidad, ya entendí -mas o menos- que soy medianamente joven y me voy a equivocar, que hay cosas por las que vale la pena llorar, pero en mi caso, cada vez son mas excusas. Entendí que quizás, la respuesta para los vacios existenciales esta en querer refugiarse en algo de pasión, satisfacción o placer. Entendí muy bien que el amor verdadero de cuentos de hadas en el cual el par de homosexuales bonitos y brillantes contraen matrimonio y tienen una familia probablemente no existe de verdad, y que me hacia falta pisar tierra y aceptar que hay cosas que simplemente duran un instante, un momento, unos días y ya. Entendí que quizás la felicidad no es solo entregarse a una persona, sino a uno, o dos, o quizás tres si es que en el camino uno aprende a cerrar los vacios que hay entre lo que se espera y lo que se desea, entre lo que hay y lo que debería haber, entre lo que se es, y lo que se quiere ser, sin embargo creo que lo mas importante que aprendí en este tiempo es que no esta mal estar roto, no esta mal equivocarse, no esta mal odiarse si es necesario, no esta mal coleccionar cosas rotas, si es que aprendes a mantener tu distancia y no cortarte, en pocas palabras , no esta tan mal ser yo.