Cosas Rotas







He buscado un espacio entre la constante manía de asfixiarme todos los días entre trabajos, libros, revistas, personas y números para volver a escribir, para darme el gusto de hablar de cosas que nadie quiere leer.


Los días han pasado, no se si con una rapidez inusual o si soy yo el que se ha dejado de preocupar por el tiempo y todo lo que me rodea. En un momento salte de Agosto, arrastrándome por el piso y lamiendo mis heridas a Septiembre, in sensitivo, inamovible casi muerto en la cara del mundo, rebote hacia Octubre donde simplemente vi la vida pasar y me acople a los cambios, revolcado hasta Noviembre donde el peso de todo se hizo mas fuerte y me encontré trabajando, estudiando y con menos tiempo del que quería. Al final el sol empezó a brillar en Diciembre, con menos respuestas de las que me hubiera gustado, pero las preguntas ya no parecían importar, ya no parecía romperme la cabeza con el violento martilleo de las preguntas inacabables.


Y es que durante todos esos meses, las cosas que creí ciertas o que parecían obsesionarme han perdido el sentido, han resbalado de mis manos y se han quebrado en mil pedazos, la constate desesperación por encontrar una razón y un sentido han pasado a ser parte de mi sombra, de mi inconsistente figura y mis incoherentes ideas. El peso de las actividades, proyectos y trabajos que puse sobre mis hombros han terminado por quebrar las obsesiones y manías que antes cargaba alrededor del cuello. No se si es un cambio positivo, no se si es lo mejor o si es lo correcto, peor mis tormentos ya no retumban tan fuerte en mi cabeza, la inconformidad, la desesperación, la impotencia y la incertidumbre han sido ahogadas por el cansancio, el conformismo, el silencio de las noches solitarias y vacías que he aprendido a llenar con sueño, música y libros.


Sin embargo, seria mentir si pretendiera que todos esos pedazos no están guardados en un cajón, escondidos. Siempre fue así, siempre me conforme con cosas rotas y usadas, desde la época en la que mis padres no podían comprarme cosas entendí que ser dueño de algo propio y brillante era demasiado pedir, era un lujo que muy poca gente podía tener, y aparentemente yo no estaba lo suficientemente capacitado o posicionado para tener algo propio. Así que adopte por adaptar mi idealismo a las pequeñas cosas rotas y maltrechas que encontré, no podía al chico de mis sueños, así que tomaría un remplazo, no podía enamorarme de alguien de verdad, así que elegiría estar solo, no podía dedicarme solamente al placer, así que me negaría la búsqueda de placer y el saciar mis deseos carnales, no podía aceptar la derrota, así que simplemente olvidaría el incidente, no podía decir que si, así que simplemente no diría nada. Llevo presentes todas mis decisiones, muestro con orgullo mis heridas, no por que sienta que son motivo de satisfacción sino por que no me importa ocultarlas, por que no veo el sentido en fingir que estoy perfectamente bien cuando soy un material dañado, una cosa rota más.


Escogí a mis parejas cada una mas rota o errónea que el anterior, quizás inconscientemente o quizás por que buscaba desesperadamente ser la otra mitad que solucionara todos esos problemas caóticos que ni ellos ni yo podíamos soportar, pero en la mayoría de casos, quise morder más de lo que pude, y me di de cara contra la pared. En estos meses descubrí que quizás, es mejor dejar de esperar cosas, o dejar de conformarse y simplemente restarle importancia a las cosas. Y es que si siguiera tan obsesionado y caótico como antes, mi mundo se hubiera desmoronado al saber que todas aquellas personas que intentaron tomar el puesto de remplazo dentro de mi inhabitable corazón han tomado caminos divergentes y alejados en su totalidad de mi. Uno se encuentra ahora desfilando en las pasarelas de un antro de mala muerte gay, como la nueva estrella de la noche, el mas nuevo de los travestidos mostrando su carne e invitando a que tengan sexo con el, el otro encontró entre las noches que no pasábamos ocultos en casas ajenas y los momentos que compartíamos haciendo cosas sin sentido una serie de presas a las cuales morder, masticar y devorar, por que el siempre fue un cazador mas capaz que yo, por su parte el tercero de ellos, mi compañero de festividades decidió que, luego de mi insolencia al ocultarle la verdad sobre mi fugaz acto de estupidez con mi ex novio no había mejor manera de saldar las cuentas que ocultarme su correspondiente acto de estupidez con su respectivo ex – novio, un silencio incomodo llenaría la habitación la próxima vez que nos viéramos, tan extraños y tan distantes, pero en el fondo tan iguales, finalmente el ultimo, el mas nuevo y el mas enternecedor, decidió que aun le quedaban rastros de heterosexualidad dentro de si, no se si antes o después de gemir mi nombre y preguntarme cuanto tiempo mas podía quedarme.


El punto es que, los pedazos rotos, de esas fantasías efímeras, se han quedado aquí, escondidos bajo mi cama, llenándose de polvo, ya no cargo conmigo el amargo sabor a derrota e inconformidad, ya entendí -mas o menos- que soy medianamente joven y me voy a equivocar, que hay cosas por las que vale la pena llorar, pero en mi caso, cada vez son mas excusas. Entendí que quizás, la respuesta para los vacios existenciales esta en querer refugiarse en algo de pasión, satisfacción o placer. Entendí muy bien que el amor verdadero de cuentos de hadas en el cual el par de homosexuales bonitos y brillantes contraen matrimonio y tienen una familia probablemente no existe de verdad, y que me hacia falta pisar tierra y aceptar que hay cosas que simplemente duran un instante, un momento, unos días y ya. Entendí que quizás la felicidad no es solo entregarse a una persona, sino a uno, o dos, o quizás tres si es que en el camino uno aprende a cerrar los vacios que hay entre lo que se espera y lo que se desea, entre lo que hay y lo que debería haber, entre lo que se es, y lo que se quiere ser, sin embargo creo que lo mas importante que aprendí en este tiempo es que no esta mal estar roto, no esta mal equivocarse, no esta mal odiarse si es necesario, no esta mal coleccionar cosas rotas, si es que aprendes a mantener tu distancia y no cortarte, en pocas palabras , no esta tan mal ser yo.

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