Sobrevivir al fin de año








Someday I will remember all the chances we took.

Creo que mi actitud con la vida está algo errada. No es que este desconforme con como veo las cosas, o como siento o percibo el mundo, no creo que el problema sea que no confié en nadie y decida aislarme a mi modo de todo, de las cosas que podrían dañarme y las cosas que me podrían hacer feliz. No, eso no tiene nada que ver, el problema creo que está en que ya me canse de todo, nada suele agradarme y todo me da un sabor agrio, estoy acostumbrado a que las cosas salgan mal, no sé si porque no me esfuerzo lo suficiente o por que espero demasiado de las cosas, demasiadas cosas positivas cuando todo lo que pasa termina siendo completamente negativo.

Las sorpresas no me gustan, o suelen ponerme de mal humor, por que detesto la incertidumbre, el horrible y desesperante sentimiento de que todo está por salir mal en cualquier momento, detesto el miedo de no saber si seguiré en el mismo punto en el que estoy la próxima vez que me detenga a ver donde estoy. Aunque no es la primera vez que todo empieza y acaba más rápido de lo que debería, y aunque ya debería estar acostumbrado a los altos y bajos, que en su mayoría suelen ser bajos, mi terquedad me impide acoplarme, rendirme o bajar la cabeza, es un sentimiento posesivo, enloquecedor, nauseabundo, es la llama acida dentro de mí que me pide y me obliga a no quedarme tranquilo con lo que pasa, con el estado del mundo, con la forma en a cual las situaciones me tratan, con lo que hay y más que nada con lo que no hay, con lo que tengo y en mayor importancia con lo que no tengo, con todas esas cosas que ya deberían parecerme naturales, pero por las cuales sigo ladrando como un perro rabioso.

Odio la navidad, es una de las fechas a la que más me cuesta sobrevivir, no se si es por la actitud que menciono o por el simple hecho de que, en sin, es una conjunción de fiestas y promesas rotas, me encanta cada aspecto de la decoración cada milímetro correctamente ordenado y lleno de color, cada pequeña cosa en la cual se pone esfuerzo, pero detesto la exageración de sentimientos y buenos deseos que nadie cree. No me gusta la navidad, y mi desagrado no viene por el hecho de que las festividades o la comida me parezcan desagradables, mi rechazo ante las fiestas viene por el lado de que siempre están ligadas a algo más, a algo incontrolable e inalcanzable, a promesas de cenas familiares que no se concretan, a una noche romántica junto a uno de esos árboles increíblemente decorados que brillan incluso más que las estrellas. Detesto la navidad por que aunque amo la decoraciones, el espíritu, las fotografías retocadas de familias felices junto al árbol y las mágicas sonrisas, no me es posible ser parte de tan alegórica celebración aunque una parte de mi lo quiere más que nada.

¿Es tonto? Probablemente sí, pero probablemente es consecuencia de pasar la navidad solo en una habitación casi no decorada, esperando durante horas la llamada correspondiente, acompañada de la promesa de que, en algún futuro no muy lejano la situación sería diferente. Pero las llamadas ya no llegan y las promesas, al igual que la temporada, se esfumaron. Sería hipócrita decir que no envidio a las familias enormes que logran pasarlo juntos y que no me gustaría nada mas que tener mi propia familia en algunos años, una familia con la que pueda compartir todas esas cosas que nadie comparte conmigo, pero en cierta manera, cuando los delirios de soledad se aclaran, me pregunto si habrá una familia que sea lo suficientemente extraña como para mí.



El punto es que, esta navidad sobreviví, casi por suerte a los estragos que ocasionan en mi las luces de colores a las que amo, y los abrazos bañados en miel que detesto, no por cursi sino por ajena, me mantuve contra todos los pronósticos casi inalterado por toda la fanfarrea y el despliegue de millones de sonrisas medianamente toxicas para mí ya de por si, dañada estructura emocional. Alguien me dijo que me habían herido demasiado y por eso tenía una actitud tan negativa ante todo, yo creo que me he dejado lastimar demasiado y esa es la principal razón por la cual tengo un terrible miedo y enojo constante ante todo, es por eso que siempre estoy preparado para lo peor, estoy tan listo para que todo salga mal que cuando sale bien no se disfrutarlo.

Me he negado la posibilidad de enamorarme o de sentirme completo y agraciado de nuevo por que creo, que en el fondo simplemente no lo merezco, creo, o creía, aun no lo sé, que realmente estar solo era la solución más sencilla a todo, que luego de ese terrible e incontrolable dolor no podría volver a pararme nunca más y pasaría el resto de mis días como un cadáver en descomposición, a la mercede del universo, a las manos de la crueldad y la mala fortuna. Deje de lado mi apariencia y me dedique a hacer cosas, a trabajar, estudiar, leer, caminar, pasear, remplazos para los espacios de tiempo que nadie quería llenar, tapones para los millones de agujeros dentro del barco imaginario de autosuficiencia, pero con tapones o sin ellos, todo barco termina hundiéndose si es que ya no da para más.

Digo que me he negado y me he privado por que hasta hace poco, estaba enteramente convencido de que esto era lo mejor a lo que se podía llegar, que ese sentimiento de ser un vaso medio vacío siempre quedaría allí, que a pesar de todos los esfuerzos – fútiles o no- en el fondo seguía siendo el mismo chiquillo idiota que jamás estaría satisfecho. Pero ha sido una de las últimas decepciones, la ultima embarrada de mierda en la cara la que me ha despertado, ha sido el sentir que realmente el fondo ya no es tan cómodo como parece para darme cuenta de que probablemente hay más cosas de las que puedo percibir y es solo cuestión de actitud afrontarlas, me ha tomado tiempo aceptar que el sabor amargo se queda, y el mal carácter sigue latiendo como todos los días, desde la noche hasta la mañana, pero ahora, con más decisión que nunca, entiendo que la gente solo te lastima mientras tu dejes que te lastimen, que el daño que te hacen es equitativo a la cantidad de emociones que dejas entrever.

Es por eso, una sorpresa para mí saber que sobreviví a este año, sin una depresión mayor, es una sorpresa encontrarme comprando ropa y preocupándome por mi aspecto como si nada hubiera pasado, es una especie de milagro esotérico que aunque la herida sigue desangrándose, la ropa con la que me cubro no se manche, es una bendición de proporciones panteoneras el saber que aunque todo está muy lejos de cómo que me gustaría que estuviera ya no me incomoda ni me pesa, ya no me agrede ni lastima de la manera en la que solía hacerlo, ya no se encaja en mi cerebro el punzante sentimiento de inutilidad ante el desastre descontrolado en el cual mi vida se ha transformado. Ya no me molesta, ya no me desespera, ya solo pasa y yo paso con ello. Ya si gano o pierdo da igual mientras pueda jugar lo suficiente como para mantenerme distraído. Estoy casi convencido de que en este instante donde todo es muy poco y nada es demasiado, en este instante donde no importa que tengo y que no si tengo el ocasional derecho a un placer esquivo o a una caricia escondida es más que suficientemente para mantenerme en pie, más que todos esos sueños inconclusos y reciclados de felicidad eterna y casa con perros y niños. Digo casi porque me acabo de dar cuenta que no es cierto.

No es completamente cierto, porque hace unas horas recibí, de la manera menos esperada y a modo de regalo de navidad, un fajo de billetes que ascendía a la cantidad de dinero con la cual podía viajar a México, que aunque no eran los mismos billetes era el mismo monto, era ese dinero maldito, pérfido y podrido con el cual me obsesione, era esa cantidad, casi exacta con la cual podría haber visto a quien consideraba el amor de mi vida, eran esos asquerosos pedazos de papel que me hicieron falta cuando quería demostrarle lo mucho que le importaba a esa persona que ahora es tan extraña y lejana, esos putos billetitos de colores por los cuales me dejaron atrás, por ser pobre, por no tenerlos en la mano y no poder cubrir esos pequeños caprichos y deseos estúpidos. Así es, tengo esos billetes conmigo, si no es que mas, y los tengo aquí, guardados en un cajón, bajo la ropa interior que ya nadie ve, escondidos, de mi.

Porque mi primer pensamiento fue ¿Y si me largo ahora a México? ¿Y si dejo todo tirado aquí donde esta? ¿Si desaparezco y voy y busco a quien tanto daño me hizo? ¿Y si me ve ahora, me volverá a amar como solía hacerlo? Mientras caminaba con el dinero escondido entre los dobleces de la ropa, mientras me dirigía con la cabeza perdida en el aire y los ojos cerrados tratando de pensar en algo más, me di cuenta ¿Pero acaso no estamos de acuerdo de que ya no te ama? ¿Qué no te has dado cuenta que no le importas en lo mas mínimo ya? ¿Acaso no entendiste que se olvido de ti y te dejo atrás? Fue entonces que me detuve, en seco, con el dinero aun escondido en mi ropa, y sentí asco, sentí un terrible sabor a bilis inundar mi boca, mi estomago y mi garganta. Todo este dinero de mierda ya no servía para nada y yo, con dinero o sin él era un pobre diablo por pensar que, este montón de billetitos iba a conseguir que aquella persona a la que tanto ame volviera a verme con los mismos ojos inundados de deseo y pasión con los que ya, hace más de un año dejo de verme. Fui un estúpido por un momento largo y prolongado por que de verdad, con la mano en el corazón creí que con ese dinero maldito volvería al pasado, a esa época donde mi obsesión no era tanta y su amor no era tan poco.




Me arrastre hasta mi casa, con el torrente de sentimientos aglomerados en mi garganta, con la furia y el enojo mezclados con el sentimiento de ser una persona inútil, vacía, estúpida. Me quede quieto en mi cama, la ira hizo que, luego de mucho tiempo la rabia llenara de lagrimas mi cara, que mordiendo mis labios pensara en que no servía de nada este dinero, que ese montón de billetes no iban a comprar nada de lo que realmente quería, que ese dinero no me sacaba de pobre y que mientras fuera pobre, el simplemente no se iba a arriesgar a acercarse a mi. Entendí que el, ya no tenia ningún interés en mi, entendí también, con toda la rabia y furia que aunque quisiera, o pudiera comprender por que hizo lo que hizo, por que me lastimo, por que me dejo solo y roto cuando hace tan poco había vuelto a mi, eso no cambia nada, por que el daño estaba hecho, y entender los por que, no cambia los como ni los cuando. Nada cambia a menos que te des cuenta de que muchas cosas simplemente tienen más importancia de la que merecen. La realidad era esta, el era medianamente feliz, este poco de dinero no era nada contra lo que el quería o tenia, este instante era solo un golpe de estupidez, la realidad era esa, ya no había vuelta atrás y ya no había interés, todas esas noches pensando si, al igual que yo, se iba a dormir pensando en mi no tenían mas sentido, por que, es lógico, que al menos, por una pisca de decencia y respeto, se busca terminar de la mejor manera posible, pero ni decencia ni respeto, y mucho menos interés quedo.

Así que hice lo mas lógico, lance el dinero a un cajón, donde ahora duerme, y me quede dormido, toda la noche. El futuro seguía tan incierto como hace unas horas, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que no estaba completamente perdido, aunque dolorosa, la decisión y realización de entender que por mas dinero, sueños y palabras bonitas que hay de por medio, son los hechos los que cambian las cosas, son las acciones las que quedan, las marcas alrededor de un cadáver son siempre el resultado de acciones, toda acción genera una reacción, pero no toda palabra genera una acción. Los días que siguieron fueron mas sencillos que los anteriores, poco a poco muchas cosas cotidianas fueron perdiendo el valor casi trascendental que en su momento tuvieran, muchas cosas se fueron extinguiendo, entre cigarros a medias, como toda esperanza, el humo se disipo, y empezó una campaña ridícula, casi sin sentido, pero no por eso menos ridícula que la idea de creer que las cosas podrían ser como antes. Una cita médica a la vez, un poco de ropa nueva a la vez con el sueldo acumulado que hace meses no tenía un uso que no fuera pagar deudas. Metódica y lentamente, una formación diferente, inconsistente pero interesante.

Odio las sorpresas, me gusta tener el control de todo, y ahora, creo mas que nunca que las cosas que no puedo controlar o disfrutar deben dejarse ir, morir, extinguirse. El amor que durante tantos años me mantuvo vivo, ahora no es mas que un recuerdo, que perdió el control, las emociones no correspondidas se habían vuelto incontrolables, inútiles, insoportables. Los días habían pasado y esa incansable espera de un mail o un mensaje que nunca llega se había vuelto estúpida, incoherente, innecesaria, y así, se fue muriendo, de a pocos, con torpeza y sin elegancia. Al final de la semana, la mitad de lo que me rodeaba había perdido el valor que alguna vez tuvo. Por esta vez, siquiera una vez, siquiera un tiempo, voy a hacer de cuenta que no espero nada de nadie, que no quiero nada y no me interesa nada, voy a hacer lo que debí haber hecho hace mucho tiempo, y voy a dejar que el resto del mundo manche mi esencia hasta que la suciedad y colores ajenos tapen los agujeros y quemaduras que me dejaron, que me deje, que el dejo. La supervivencia consiste en acoplarse, acomodarse, modificarse, y hasta cierto punto, matarse a si mismo.

9 repercuciones:

Nim dijo...

Lindo pero algo exagerado, describes demasiado las cosas a mi gusto.

Y sobre el idiota ese, pues ya ha sido demasiado tiempo Shin... tienes que dejar que pase de ti, por tu bien u_u.

Anónimo dijo...

¡puuuta!, ¡con ese dinero págate un psicólogo hermano!...

Anónimo dijo...

"que ese dinero no me sacaba de pobre y que mientras fuera pobre, el simplemente no se iba a arriesgar a acercarse a mi"

notas lo que está mal en esta oración? el momento en que una persona te ve en base a lo que tienes deja de ser cualquier forma de amor porque ese interés de "qué tanto estás dispuesto a dar por mí?" no es una forma de prueba, es que simplemente nunca se dió cuenta de lo mucho que le importabas.

yo creo que a lo que temes a los cambios y te choca darte cuenta como está cambiando tu forma de ver el mundo, la vida, las cosas que antes te importaban ahora ya no tanto, pero la vida es un ciclo de cambios y que existan esos cambios no quiere decir que estés perdiendo partes de tí en el camino, es simplemente nuevos descubrimientos, nuevos intereses.

recuerda que no siempre podemos tener el control de todo y que en el momento en que nos alejamos de todo sobre lo que no podemos ejercer control perdemos las ganas y la capacidad de disfrutar, de sentir, y si ya no tenemos eso qué sentido tiene el esforzarse por algo si ya no se puede disfrutar?

es sólo cuestión de dejar de centrarse tanto en las cosas y tratar de ver todo desde una perspectiva más alejada, más objetiva y entender que lo que pasó ahora no necesariamente dictará tu futuro, sólo lo hará si es que tú lo permites...

Anónimo dijo...

"Puta, Putica, Puta! Sabes que en el fondo me encanata que sufras por mi. y yo se que en el fondo sabes que nadie se preocupa por ti."

Shin dijo...

@Nim

Me gusta exagerar con lo que escribo, creo que asi se entiende mas la clase de cosas que quiero transmitir

@Anonimo 1

Un psicologo es una perdida de tiempo y dinero.

@Anonimo 2

Cuando uno esta acostumbrado a querer ser el centro de todo por que asi se siente seguro, es cuando mas se pierde el control. Gracias por el comentario, y si, es cierto, no me gustan los cambios, en cierta manera me aterran demasiado

@Anonimo 3

Dedicatorias a otra parte =)

Anónimo dijo...

someday..

Unknown dijo...

Me da la sensacion que eres como esas personas que vuelven de la guerra con muchisimas heridas pero aun asi, a pesar de todo, siguen adelante cueste lo que cueste...
Me gusta mucho como escribes x3

Shin dijo...

@Anonimo 4

Someday? alguna dia sera demasiado tarde, todo tiene una fecha de expiracion.

@Gaara

Creo que todo lo que te pasa te enseña algo aunque sea de la manera mas cruda, a veces se vuelve extremadamente frustrante y simplemente quieres que todo pare. Pero no es asi de faci. Gracias por leerme!

Anónimo dijo...

yesterday is not a lie, nor tomorrow