Es sencillo. No estoy seguro de nada.
Hoy es uno de esos martes en los que se supone debería estar trabajando más fuerte y más duro que el resto del días, mi repleta bandeja de pendientes me clama que busque el tiempo para resolver el gran numero de pendientes que tengo, pero no puedo.
Estoy en dos lados a la vez. En este instante estoy depositado sobre la incómoda silla que está en mi escritorio marrón. Con vista al jardín delantero, las persianas, algunas palomas y un pedazo de cielo medianamente apático. Pero no quiero estar aquí, quiero estar en otro lado ¿Haciendo qué? , pues al parecer nada.
Mientras tanto, otra de parte de mi, imagino que la más divertida, tiene ganas de estar jugando esa cantidad de juegos Online que he instalado y a los que me subscrito en estos últimos días. Tiene ganas de hacer planes que nos dejaran en el estado más grande de miseria pero nos dará la oportunidad, o oportunidades, de cambiar el panorama actual, o por lo menos hacer de cuenta de que es posible cambiarlo, siquiera fingir que existe la posibilidad.
Pero no, la verdad es que estoy aquí haciendo algo que siento que debía hacer hace días, escribir, escribir y quitarme el peso del estomago y la garganta, estallar en algún lugar donde nadie me diga si es correcto o no, vomitar todo el resentimiento mezclado con nervios que empezó a aglomerarse en mi estomago hace unos días. Todo está saliendo bien, pero nada está bien y entonces, caemos en una contradicción terrible que no hace más que confirmar que al parecer no puedo ocupar una posición por mucho tiempo.
Laboralmente existe la posibilidad, vibrante, interesante, hasta en cierto punto desafiante de tomar nuevos proyectos. Se ha dado luz verde a ideas que, originalmente, no hubiera considerado posibles en este entorno laboral, y eso es bueno y malo. Es bueno porque mi desarrollo profesional y toda esa mierda se verán beneficiados. Es malo porque el dinero sigue siendo un problema y mi lado sínico me obliga a creer que es explotación. Es malo también porque no puedo concentrarme de verdad, porque no puedo centrarme en hacer los informes o planear temas de Comunicación cuando mi mente es devorada, masticada, regurgitada y escupida por el parasito de la duda pegado a mi corteza cerebral
Académicamente, por algún motivo, todos los trabajos y prácticas que he presentado, aun que no les he puesto empeño, han salido favorablemente bien, por otra parte se han abierto aun más posibilidades para el que hacer luego de que la carrera termina y finalmente se han colocado en bandeja las oportunidades para demostrar que mi sucia mente puede producir cosas creativos. Esto, como era de esperarse es contraproducente.
Es positivo porque en realidad me he salvado de muchas y he demostrado mi habilidad en otras, pero lo malo es que, siento que para muchas pude hacer algo mejor o bueno, en el caso del curso en el que más me intereso es el curso en el que peor me fue durante la primera evaluación. ¿Y por que pasa esto? Porque sigo pensando en las mismas ridiculeces de siempre. En quienes, en comos, en qué, y sobre todo y más que nada en ¿Por qué? Y entonces reniego de lo que hago porque no es lo que me pone vivo y cuando hago lo que me gusta no siento que haga lo que debería estar haciendo.
Sentimentalmente existen las posibilidades, claro en realidad no son tantas ni tan correctas como deberían. pero estoy seguro de tome la decisión que tome lo más probable es que termine arruinando lo que intento demostrar, es decir, que puedo seguir adelante sin volverme loco por las cosas que hago.
Por un lado quiero ser el mejor amante, el más práctico para seducir. Soy bastante bueno en lo que hago sobre todo cuando lo que hago tiene que ver con seducir a alguien, quiero empezar de nuevo y empezar ya mismo, sentir que valgo la pena para alguien más y que existe una serie de conexiones que me alejen de mi constante frustración. Pero por otro lado esta ese temor innecesario de no saber qué es lo correcto de sentir que quizás no estoy, y nunca este preparado para salir de la jaula en la que me han encerrado por la fuerza los residuos de moralidad y autoestima que me quedaba, por que desde esa jaula no se puede o no se quiere seducir a nadie, no hay motivación ni interés en verse o sentirse bien.
Y entonces ¿Ahora qué? ¿Qué lado va a prevalecer? Ese es el problema, los lados positivos y negativos se seguirán peleando entre ellos hasta asfixiarme. Como una lucha coreografiada a veces gana uno y a veces pierden muchos A veces simplemente no gana nadie, como en las guerras y masacres reales. Quizás es de aquí de donde nace ese temor e inseguridad frente al cambio a lo inesperado y es probablemente lo que necesito superar
Desde este punto en adelante no existe ninguna certeza. Solo existen oportunidades. Ambos lados en combate una vez más a ver quién es el que consigue la licitación para amoldar el camino por el que iré esta vez. Lo único que puedo hacer es caminar y caminar, por que equivocarse es aceptable, pero detenerse por mas tiempo, no.
0 repercuciones:
Publicar un comentario