Cien




You left with no goodbye, not a single word was said,
No final kiss to seal any seams,
I had no idea of the state we were in,
I know I have a fickle heart and bitterness,
And a wandering eye, and a heaviness in my head
Don't you Remember? - Adele

Cuando empecé a escribir en este blog tenía 18 años. La herida aun estaba fresca y goteante, pues no había pasado mucho tiempo desde que el corazón me estallo por primera vez , lanzándome al vació en el cual caía rápidamente asfixiado por la decepción y frustración. Mientras intentaba recoger todas las piezas y los recuerdos para defenderme de lo que sea que pudiera pasar decidí refugiarme en un blog que creí que nadie leería y al cual nadie nunca llegaría. Empecé así a escribir de mi frustración y mi tristeza, de ese sentimiento incontrolable de soledad que nunca antes había experimentado.

En esa época las cosas eran diferentes. Para empezar, no tenía ni la mitad de negatividad que tengo ahora, era además, entre otras cosas: virgen, tonto, dócil, crédulo pero por encima de todo eso era un amante incondicional. Vivía con la esperanza de que mi cuento de hadas pudiera continuar sin el más mínimo problema. Evidentemente yo estaba total y completamente errado al creer tal tontería, no era cierto, los cuentos no pueden ser retomados de un momento a otro porque siempre están destinados a terminar súbitamente si es que no están destinados a ser eternos.

Tenía 18, tenía miedo, tenía muchas dudas, demasiadas, pero también tenía la esperanza de que mi primera vez fuera mágica y de novela, quizás lo que más tenía en ese momento era esperanza y convicción. No podía prever que algún día todo terminara de la manera en la que termino. Llevo 100 entradas en este blog y de una manera u otra el 75% de ellas están ligadas a él, a su esencia, a nuestra historia y a nuestro pasado. Y no es un acto de adicción, es una marca que llevo con orgullo y tristeza en el pecho y en la espalda, como un animal tatuado para marcar que alguna vez le perteneció a alguien, para recordarle que alguna vez su existencia estaba ligada a otra.

Con el tiempo cumplí 19, seguí escribiendo del mismo hombre pero ahora desde otro ángulo, empecé a escribir de otras frustraciones, de café y de trabajos que duraban hasta altas horas de la noche, cuando relataba historias de maltrato laboral y libros de leyes que terminarían bajo millones de capas de polvo. Con el tiempo abandone la carrera que estudiaba en ese tiempo y emprendí una nueva aventura. Con el tiempo la mala fortuna obraría sobre mí y lo perdería todo, el dinero, el amor, el tiempo, la esperanza y poco a poco la sanidad.




A los 20, poco después de dejar la carrera, una reacción en cadena hizo que empezara a dejar todo, a que las pocas cosas que el anterior sismo no había perdieron terminaran por desaparecer entre los escombro, sepultando de manera definitiva aquella relación, por que no supe bien que hacer o no me di cuenta a tiempo, jamas sabre la verdadera razón. Retome la escritura, empujado por la locura cada vez más pronunciada y el dolor tan inmenso que sentía. Y fue en el momento justo, cuando más necesitaba una inspiración o motivación, cuando tenía que empezar a escribir de cosas crudas, de personas y gente que ya no existían o no debían existir. Las cadenas que me ataban a algo que ya no existía se volvieron más pesadas, más duras, más reales. Y yo no podía, o no sabía cómo escapar de ellas.

Mientras mi nueva carrera avanzaba yo solo retrocedía sumergiéndome más y más en la desesperación y la autocompasión. Seguí escribiendo del mismo hombre, con el mismo nombre sobre mi misma piel, una y otra vez, pero poco a poco el tono de mis palabras y el dolor empezaban a transformarse. Cada texto con una añoranza indiscutible, con sentimientos encontrados, pero sobre todo con un dolor tan profundo que solo tenía una razón de ser: El sentir que había fallado. Y es que hasta el día de hoy no puedo dejar de sentir que falle no solo como pareja sino también como amigo y confidente, falle en demasiado diría yo, y debido a eso me entregue a la desesperación, al descontrol y finalmente a la ridiculez.

Tras tocar fondo trate de respirar más de lo que pude, el salir de debajo del mar me costo más de lo que creí. Deje de ser virgen, retome a los cigarrillos y a las salidas de media noche. Deje que esa esperanza se fuera pudriendo y ese carbón fuera quemando poco a poco cada uno de los pedazos que quedaban dentro de mi. Empecé a prenderme fuego poco a poco hasta que en año nuevo estalle y creí que, al fin, luego de una búsqueda infructuosa había logrado encontrar lo necesario como para mantenerme en pie durante estos tiempos en los cuales ya no podía confiar ni en mí mismo.

Y en el momento de duda el llego, como un buitre que quiere acabar con un cadáver y arrancarle todo lo que tenga, y me tomo en el aire, lo seguí, de nuevo. Y deje de escribir, y me ilusione, para nada. Al inicio, durante esos tres meses esperaba pacientemente a que cumpliera su promesa, me alimentaba de las sobras de cariño, pero luego cada uno tomo un espacio, un aire. Me quede con sus promesas a medias. Y lo escuche decir y jurar amor, que nunca consumo, solo para verlo partir una vez más y quedarme sin respuestas. Gracias a eso, logre hacerme fuerte, logre comprender que no podía tenerlo y la verdad, no debía tenerlo. Decepcionado, y amargo por una nueva traición seguí con mi camino, sin derramar una sola lagrima porque ya había agotado todas las que le correspondían. Ya con 21 años había aprendido que no podía seguir fiándome del pasado.


Logre levantar paredes que me defendieran del viento y del miedo, del silencio que solo se prolongaba por horas de horas. Aun sumido en el frio con las manos congeladas y el alma hecha un cubo de hielo empecé a salir del agujero en el cual me enterré a mí mismo para escapar de el, para evitar que me desmoronara de nuevo. Cuando volví a abrir los ojos luego de tanto tiempo logre ver, al fin todas las marcas y heridas que me habían dejado estos martirios, esta serie de castigos que tan obedientemente decida tomar por el bien de un sueño que hace mucho había acabado.

Mientras las heridas empezaban a cicatrizar y yo me empezaba a alejar, el tiempo acelero demasiado y con o sin mi consentimiento las cosas empezaron a cambiar. Forme lazos mas allá del circulo al que estaba acostumbrado, tome por asalto las decisiones que nunca me pertenecieron, luche con uñas y dientes por aferrarme a las cosas que quería, por tomar por la fuerza si era necesario lo que quería. Y entonces, una vez más, el apareció. Pero esta vez fue mas discreto e intenso, mas insistente, menos arriesgado, aun asi yo me quede del otro lado, con un poco de expectativa pero con la certeza de que pasara lo que pasara, no debía ilusionarme.

Nuevamente todo estallo, cuando el tiempo se acabo y ninguna decisión fue tomada, luego de haber recuperado el ritmo, el aire y la estabilidad comprendí que vivir esperando a un fantasma no era saludable, no era propicio. ¿Cómo podría seguir queriendo a alguien de la misma manera cuando cada vez le importaba menos mi opinión o mi situación? ¿Cómo querer con la misma devoción a alguien que te hace sentir que no vales la pena? ¿Qué no vales el riesgo? ¿Qué no eres suficiente? Quizás, inicialmente yo fui muy egoísta por creer que él era el único, el indicado, el real, pero creo que fue su egoísmo al creer que podía decidir por mí, que podía seguir teniendo el control de mi destino lo que logro que el espacio entre los dos, terminara de cerrarse.

Voy a cumplir 22 años, he escrito 100 posts con temáticas diferentes pero siempre ligados a una misma historia, ahora he empezado una nueva vida y la historia empieza a escribirse de nuevo. A veces tengo muchas dudas sobre si lo que estoy haciendo es lo correcto, sobre si debería esperarlo, pero no tiene sentido esperar a alguien que no está dispuesto a luchar por ti, no tiene sentido quedarse quieto más tiempo, no cuando casi van a ser dos años desde que su espacio quedo vació.



A veces creo que aun volverá, pero me doy cuenta que si realmente importara, ya lo hubiera hecho. A veces creo que por fin voy a ser feliz en este nuevo camino por el cual me deslizo, y a veces simplemente creo que nada de esto es real. Y entonces despierto una mañana con alguien a mi lado, dándome un abrazo. Y siento, no, en realidad, creo que ahora es muy diferente, que puedo empezar de nuevo y que el pasado esta cerrándose ante mis ojos.

No sé si perdí o gane, solo sé que empiezo de nuevo. Solo sé que estoy rodeado de gente que me lleva más lejos de donde estaba, que existen lugares y situaciones que nunca he saboreado, que existe todo un mundo de emociones que he dejado ocultas por años. Quien tenía la llave a mi corazón hacia el nuevo mundo la perdió, así que tuvimos que esperar a que el dolor terminara destruyendo la puerta que ahora cae lentamente dejándome ver que por una vez, no tengo que tenerle miedo al futuro.

1 repercuciones:

Anónimo dijo...

claro que tomas la decisión correcta, sin embargo sigo sintiendo lo mismo por ti y lo haré.