Retardo



No tengo muy claro que está pasando.

En realidad, lo tengo clarísimo, tengo súper claro que muchas cosas se han acabado en una especie de reacción en cadena  que tiene como objetivo final hacer que todo explote a mi alrededor hasta que pierda el equilibrio y caiga al piso, me rompa en mil pedazos y me vuelva a armar como tantas veces lo he hecho.

Lo que no tengo claro es, el por qué. ¿Por qué ahora? ¿Por qué repetir las mismas dificultades a un año de que pasaran? ¿Por qué esa necesidad del universo de verme correr en llamas tratando de apagarme antes de que estalle? La verdad, lo más probable es que este exagerando y no sea un plan cósmico para verme sufrir, aun así es una posibilidad que no descarto.

Estos días sin salir de casa han sido complicados, no solo por no poder moverme si no porque no he podido dejar de pensar, porque no he podido dejar de hacerme preguntas estúpidas que no necesitan respuestas, porque he repetido en mi cabeza escenarios que nunca van a pasar y situaciones que ya no tienen significado. He sido una víctima de mi estupidez.

Y no hay nada que pueda hacer al respecto, pero como en eso y muchas cosas más tengo que aceptar que hay una limitación a las decisiones que puedo tomar y a lo mucho que puedo soportar algo.

Porque al parecer aun no me queda claro que tanto puedo soportar.

Porque aún me quedo mirando las luces verdes y preguntándome porque están esas personas allí, porque siguen dando vueltas en donde ya no pertenecen, y si soy sincero, yo mismo me hago esa pregunta, ¿Porque sigo orbitando un sol que ya lleva mucho tiempo muerto? ¿Por qué espero algo que tengo tan claro no vale la pena esperar?

Creo que es que soy un animal de costumbres. Creo que siempre que me cruzo con alguien importante en mi vida trato de aferrarme a ese algo especial que me hace sentir, a ese sentimiento que me recuerda que no todo esta tan perdido y que mi visión pesimista de las cosas no es lo único que hay en el mundo. Pero siempre término quedándome atrás por más fuerte que me quiera aferrar

Y la verdad, no soporto eso. Me vuelve loco la idea de no poder reparar todo, de no ser lo suficientemente  fuerte o hábil o valioso como para que alguien quiera quedarse  junto a mi sin importar que pase o que deje de pasar,  me va a enloquecer el hecho de no entender por qué nunca soy suficiente para los demás.

Y porque nunca soy suficiente para mí mismo, porque cuando estoy solo siempre me siento incompleto y con tanto para dar que me asfixio si no tengo a quien dárselo.  En resumen, me voy a volver loco porque soy un imbécil. 

Better luck next time
http://youtu.be/nb-PEAJWTKk

Entry 001





Genesis by Homestuck on Grooveshark
He decidido volver a escribir por que tengo la ligera impresión de que me estoy volviendo loco.

Si. Eso mismo.

Creo que no estoy manteniendo el nivel de cordura que se supone se debe esperar de alguien de mi edad o con mis características. Creo, bueno, no creo, estoy completamente seguro de que estoy empezando a ser consumido por mi incontrolable obsesión por ver que tantas posibilidades paralelas tiene algo y la cantidad de porcentaje de éxito de esto.

O probablemente no.

Quizás, bueno, no quizás, el verdadero problema no es mi sobre análisis silencio de las cosas, que en realidad no es un gran problema por que no afecta en mucho mi toma de decisiones o manejo de crisis.  Quizás el problema es que como imaginariamente le pongo un porcentaje a todo, comparo siempre mi porcentaje de éxito en general contra el ajeno, bueno no solo el de éxito, sino también el de errores y compatibilidad.

Pero son cosas que intento guardar para mi. Digo que intento, por que a veces se escapan en un comentario o dos, o cuando reniego, o cuando estoy tirado en la cama antes de irme a dormir, o mientras el micro respectivo me lleva a un destino aleatorio.

Definitivamente, es posible que este enloqueciendo, por lo menos, un poquito.

O quizás siempre estuve mal de la cabeza, que es lo mas lógico y probable.

Supongo que es una especie de trauma post guerra. Solo que no he vivido ninguna guerra mas que las internas y un buen puñado de crisis personales, casi todas con nombre y apellido, e incluso tono de voz y facciones. El hecho es que son una especie de cicatrices post trauma que no estoy muy seguro si están justificadas o no, y para ser sincero no me interesa en lo mas mínimo que se justifiquen. Quiero decir ¿De que sirve entender como funciona una cicatriz si eso no hace que se vayan mas rápido?

Otra posibilidad es que este por fin entrando en razón y poniendo todos mis problemas en un solo grupo y analizando poco a poco. Pero soy demasiado autodestructivo y tengo muy poca confianza en mi mismo como para aceptar este enunciado como cierto.

Solo se que a veces siento que no soy yo. Aunque lo mas probable es que el yo real sea el que este dándose cuenta que esta volviendo a ser el mismo ¿Se entiende? No, seguro que no. Y la verdad, no importa.

Resumiendo, creo que tengo que pensar menos y escribir mas. O terminare escribiendo en las paredes en posición fetal mientras que me repito que todo estará bien. Y ya he tenido mucho de eso como para quererlo otra vez, ya me he desconectado en repetidas ocasiones de mi mismo y del mundo, y lo único bueno que me ha traído ha sido el recuerdo de lo idiota que fui.

Por ahora, hacia delante. Con locura, o sin ella. 

Por ahora.

Re:



Para que nada te atormente.

Para que nada te separe 

Para que nada te lastime

Borra todo y empieza de nuevo.

I want to make everything right


but first I need to know if what I'm doing is the right thing 

Dos camas



As if we never said goodbye.

No existe tragedia más grande que abandonar algo, que sea importante para nosotros, ósea dejar de hacer, sentir, decir o pensar por motivos que pueden o no parecer más importantes de lo que son. Quizás, dentro de este de concepto, la más grande las tragedias es la de negarse a amar a alguien, de prohibirse la posibilidad de tener algo que pueda cambiar remecer los cimientos de tus creencias y personalidad. 

Toda persona, desde la más pobre hasta la más rica tiene una cama, no importa si es de cartón, de complicados materiales, si se le esta saliendo un resorte o si ya empieza a hacer mucho ruido antes de dormir, todos tenemos una. Y es en este espacio, esta clase de universo personal en el cual todos hemos encerrados a nuestros fantasmas y nuestros sueños a la vez en una suerte de arena romana en la cual pelean todas las noches y mañanas para decidir quién predominara en nuestra mente. 

¿Cómo se combinan estos dos aspectos? Es sencillo, la tragedia más grande siempre ocurrirá en los espacios mas personales, mas privados o más significativos, así que tarde o temprano se desliza hasta la cama, cae sobre cada uno de nosotros una serie de preguntas sin respuestas o con respuestas demasiado complicadas e innecesarias que no buscaran mas que atormentar el cerebro y la conciencia de quien ilusamente intenta responderlas. 

Y es que, las camas, sea cual sea su clase, se han hecho para ser compartidas, disfrutadas, bañadas en esencias mezcladas que terminen por convertirlas en un paraíso donde los sueños y fantasmas se entrelacen entre ellos hasta quedar en un silencio mortal. Y claro, la tragedia se identifica aun más cuando en dos camas vacías, separadas por el espacio, el tiempo y la estupidez, a dos personas les hace falta el sentir el calor de alguien específico e intoxicarse con esa esencia que el otro guarda. Pero por algún motivo, racional o no, se niegan a dar el paso. 

El espacio, el tiempo y el dinero siempre serán problemas, pero más grande, mas indomable que ellos siempre existirá el temor humano, la aparente necesidad de hacer las cosas mas difíciles y dolorosas en el nombre de una incierta moral, de la duda existencial, de los conceptos negados a romper o en mi caso especifico de los compromisos innecesarios a reglas que uno mismo se impone y que nunca llega a cuestionar realmente. 

Finalmente, todo lo dicho no es para que cada una de las personas que me ha leído intente analizar los cómos y porque de sus tragedias y guerras personales. Es para que dejen de ser exactamente el problema que no reconocen ser o tener, para que se armen de valor y tomen uno o dos riesgos con respecto a sus vidas o relaciones. Muchas veces el hecho de que un resultado sea incierto es lo que hace que el hecho de arriesgar las cosas sea mucho más reconfortante, por que sea negativo o positivo el efecto, siempre se producirá un cambio aunque sea mínimo en nuestra vida vida, los espacios personales, las prioridades y si todo sale bien, en ese pequeño universo privado que es la cama. 

Esta noche solo queda esperar al momento en el cual cambies de opinión y al menos te lleves mi nombre en los labios antes de ir a dormir.

Paciencia

De una manera u otra siempre vuelvo a hacerme las mismas preguntas, y consecuentemente a darme las mismas respuestas. Me hago preguntas que se me de memoria, principalmente porque aun intento encontrar una respuesta que no sepa, pero termino preguntándome porque hago la pregunta si la respuesta es siempre la misma. Ya debería haber comprendido que no tiene sentido que siga haciéndome la pregunta de qué o por que espero, y debería esperar a entender que no es necesario hacer una pregunta como esa.

Paciencia, todo depende de la paciencia, pero yo no sé si aun la tengo, soy demasiado impaciente como para auto examinarme en búsqueda de ella o su cadáver. No sé si quedan retazos de ella debajo de la enorme capa de problemas que me he construido, no sé si me queda un equivalente a ella como para poder sustituir la que ya no tengo. Creo que soy un iluso al creer que puedo soportar tanto, que puedo esperar sin desesperarme, que puedo mantener mis manos quietas y mi boca cerrada mientras todo lo que creí que era mío se destroza, colapsa, corrompe y estalla una y otra vez.

La verdad es que soy demasiado impaciente, no tengo la cualidad de saber esperar el dolor ni el placer. No consigo aceptar que a veces, el mejor curso de acción consiste en simplemente no hacer nada, en hacer de cuenta que las cosas van a pasar y que desesperarme hasta el borde de la histeria no es la mejor opción para solucionar nada, absolutamente nada.

Y entonces me doy cuenta que a pesar de todo, tengo la misma costumbre de siempre, esperar en silencio, mantener la cabeza baja mientras el universo estalla una y otra vez sobre sí mismo , con la esperanza de que las cosas dejen de ser una caótica experiencia. Esa estúpida y dolorosa costumbre en la cual me termino amarrando a un inexistente momento que no va a durar, a los instantes en los que torpemente creo que todo va a salir bien que volveré a la estabilidad que me arrancaron de las manos, que volveré a ser el dueño de mi estabilidad y que luego de eso acabar mi decadente necesidad afectiva. Pero ese momento nunca llega y la paciencia siempre se me termina acabando de golpe.

Y ya no tengo ni fuerzas, ni ganas de insultar, de quejarme, de señalar los mil defectos de las personas a las que ame, de recontar los daños, de recordar que tan lastimado estoy. Ya no tengo ganas y me he perdido la paciencia a mis recuentos y mis planes fallidos. Así que ahora solo miro, pienso, escupo en los “Quizás” y me alimento de los “Por qué” que cada vez saben más a cartón reciclado y seco. 

Al final, las cosas son así, un juego de paciencia, de ver si es que, mientras los días pasan y las situaciones cambian cada uno de nosotros, cada pieza de esta historia encuentra un lugar adecuado o quizás un lugar provisional. Al final de cuentas, lo único que le queda a alguien que no puede hacer nada más que mantener la mirada en el aire es tener paciencia. 


Lo que haré que cuando se me acabe la paciencia es algo que aun no se.

Contraste




Es gracioso lo fácil que resulta volver a la misma vida de antes. Claro, resulta fácil volver, acostumbrarse es otra historia y es más bien un desafío intentarlo sin terminar por perder la poca sanidad mental que queda escondida en los rincones más oscuros de una cabeza que no ha hecho otra cosa más que rodar por el piso en los últimos días.

Nuevamente sin rumbo, en el mismo circulo desde donde empieza todo, con un sabor a inseguridad y terror renovados porque he caído en cuenta que no importa que tanto intente escapar del mismo patrón, estoy condenado a caer en el interminable circulo en el que no importa que tanto me esfuerce alguien termina hecho mierda, y generalmente ese alguien soy yo.

Esta vez, los actores, los errores y los sucesos fueron diferentes. Día tras día me pregunto si es que existe una ecuación o algo por el estilo que de una manera u otra me condena al desastres, creo que, de cierta manera no estoy condenado a nada, solo tomo malas decisiones y tengo la capacidad de desencadenar una serie de reacciones no intencionales que finalmente acaban arrastrándome a mí y a quien quiera que esté a mi alrededor a una espiral de problemas y dramas propios o ajenos.

Pero no importa toda la teoría y los intentos de explicación acerca de los cómos y los porque, ni las justificaciones a la situación y mucho menos sirve de algo buscar una explicación a algo que, sorprendentemente ya está terminado por decisiones unilaterales. Lo que importan so los hechos, estoy solo de nuevo, mis pensamientos se han dispersado como pedazos de un edificio bombardeado, he vuelto a sentir el frio recorrer mi cuerpo y a la inseguridad apropiarse lentamente de mi voz y de mis pasos, en resumen, nuevamente estoy jodido.

Incluso la puerta se parece.

Es así como mi cuerpo que ya no sentía frio empieza a acostumbrarse a la ventisca helada de las tardes, de la misma manera que mis brazos no se entrelazan mas en abrazos que duraban horas, como mi cabeza ya no descansa sobre un pecho ajeno, cuando mis horarios se dividían entre lo mío y lo suyo. Cuesta acostumbrarse a entender que ya no hay un lugar al cual volver y al cual llamar hogar por mas prestado que sea, así como cuesta aceptar que su rostro no es lo primero que veré al despertar un fin de semana y mi espalda no sentirá el intenso latido de otro corazón golpeando contra ella, al igual que mis labios no se deslizan por una piel que por momentos me pertenecía.

Quizás fue demasiado rápido, o quizás nunca estuvo lo suficientemente firme como para poder evitar un derrumbe tan propenso. Probablemente los errores y las voces ajenas empezaron a deteriorar lo que recién se estaba construyendo. Quizás esas voces escondidas en el fondo de mi cerebro tienen razón y yo no valía ni el tiempo ni el esfuerzo. O quizás no existe una explicación lógica y no recae la culpa en nadie. No sé, y creo que al final de cuentas nada de eso importa, no por desmerecerlo, sino porque esas cosas no cambian nada y yo lo sé mejor que nadie

Me sorprende como es que pese a que ya no hablamos y el sigue con su vida, yo no puedo evitar tener que esconder mi sonrisa cuando veo una foto suya a lo lejos o reconozco su cara, no puedo evitar los vuelcos en el estomago cuando alguien menciona su nombre, el escalofrió cuando reconozco la ropa que trae puesta por que también me la he puesto yo o porque es la misma que se pone todos los días, cuando recuerdo las mañanas de fin de semana ordenando el departamento y las noches en las que comíamos cualquier cosa que tuviera delivery, como aun, de cierta manera, mis manos extrañan deslizarse por cada milímetro de su cuerpo y de repetir los movimientos que terminaban por unirnos antes de dormir.

No me arrepiento de nada, ni de haber quedado prendido, ni de haberme emocionado, ni de las ilusiones, ni de los intentos fallidos, ni de las llamadas diarias, tampoco me arrepiento de las decisiones tomadas, de las horas extra, de los intentos innecesarios. Nunca le tuve miedo al contraste, ni a las voces ajenas, ni al futuro, ni al pasado, y es que por una vez en mucho tiempo me sentí libre, me sentí especial, volví a sentir que de una manera u otra cada cosa que hacia había recuperado el valor sustancial que había perdido hace mucho, el valor de hacerme sentir que mi existencia era parte de algo más grande, aunque solo fuera de una relación.

Así como todo cuesta, cuesta aun más perder las costumbres, cuesta dejar de ver el mensaje, cuesta borrar los números, cuesta olvidar los potes de nutella y a los pingüinos navideños, ignorar a las velas que no se usaron y la billetera que descansa en mis bolsillos, y la foto que guardaba en ella, a los archivos en los discos extraíbles y las fotos escondidas en una tarjeta de memoria.

Cuesta aun mas desligar las historias repetidas, el sentimiento de que las cosas han caído en un constante repetición, en que las historias son demasiado similares y en que yo, al final de cuentas no pude cumplir mis expectativas ni los deseos que quise lograr. Aun tengo que afrontar que no siempre es mi culpa, que no puedo evitar las similitudes y que yo, al final de cuentas hice lo que pude y no puedo cambiar nada ya.

Y entonces, ahora que finalmente cada uno ha terminado disperso por su camino, ahora que su vida sigue y la mía vuelve a estancarse en un “No puedo moverme, porque no se a donde ir” creo que puedo decirlo sin sentir que es un drama incensario todas estas cosas que seguramente a nadie le interesan ya, y puedo decir lo que mis sentimientos no me dejan decir frente a frente: Gracias, Lo siento y Adiós.

Cambios




But there's a side to you that I never knew, never knew 
All the things you'd say, they were never true, never true 
And the games you'd play, you would always win, always win 
But I set fire to the rain 
Watched it pour as I touched your face
Adele - Set fire to the rain 



Mis días dejaron de empezar a las 10 de la mañana, ahora empiezan a las 6, con la misma actitud de enojo y destrucción de siempre. Mis fines de semana dejaron de ser míos y empecé a compartirlos con otras personas. A mi piel le ha tocado acostumbrarse al calor de alguien mas, así como a mi cuerpo le ha tomado un poco de tiempo acostumbrarse a que manos que no sean mías se deslicen por él, a que labios se acomoden en lugares donde nunca habían estado, y a que por las mañanas otro cuerpo se enrede junto a el.

Ya no paso mis noches preguntándome a mí mismo los porque, y repasando los errores, ahora pienso en que cosa es lo que hare mañana, en que planes tengo y en las diferentes maneras en las que los quiero realizar. He dejado de ser parte de mi problema y empecé a ser parte de mi solución. Mis días ya no se dedican a jugar y descansar, ahora paso horas en una oficina luchando por arrancarle con los dientes las oportunidades que quedan colgando en el aire.



Ya no tengo un futuro trazado como al inicio de la historia, ahora voy improvisando mientras camino. El objetivo final sigue siendo el mismo, pero yo no. En estos casi dos años he aprendido a no dejar que nada, ni nadie me vuelva a desmoronar por mi debilidad. En este tiempo he entendido que mis decisiones no son siempre las mejores y que mi carácter a veces puede ser indomable

Ahora paso mi noche riéndome con gente que hace unos meses no conocía, compartiendo la cama con el primer chico en mucho tiempo al que puedo ver a los ojos y ver solo su rostro, y no el fantasma del pasado dibujado como una máscara sobre su cara y cuerpo. Y es que, por primera vez, en mucho tiempo le he permitido a alguien pasar por la pared enorme de miedos que construí para defenderme

El pasado no va a volver jamás, pero algunas noches me encuentro mirando a la ventana y preguntándome si es que es esto lo que quiero, si es que estoy conforme con que los restos del amor que alguna vez me dio la felicidad más grande se termine de marchita, de aceptar que esta decisión impide que en algún momento el futuro nos vuelva a unir. A veces tengo tantas ganas de volver a ser el de antes, de cuidar a alguien a millones de kilómetros, de dedicarle mi tiempo y mi esencia, pero ya no se puede. Así como ya no puedo esperarlo más y tener paciencia, ya no puedo luchar por una causa que hace mucho dejo de pertenecerme.

No se puede porque no hay espacio para tantas personas en una sola vida, porque no es mi decisión, es la decisión ajena, decisión que hace que el futuro cada vez se vea más inexistente, porque sin presente no puede existir un futuro y entonces no hay espacio ni para el supuesto de una historia continuada. No puedo odiarlo, y no tengo el derecho aunque quisiera, de hecho extraño el ser quien le hacia sonreír, quien le ayudaba a salir del fondo. Pero ahora no es así, y seguramente nunca más será así.


Ahora todo ha cambiado. Para bien, y aun no me acostumbro a ser feliz del todo, aun no me acostumbro a poder bajar la guardia y no pasar los días con el corazón en alerta a la siguiente discusión o al siguiente momento en el cual cambie todo. Aun me quedo mirando a la ventana y preguntándome si cuando el esta solo murmura mi nombre como yo lo hacía. Pero ahora no importa, hace tiempo dejo de importar, desde que el dejo de hablar, desde que no pudo explicar.

Las cosas no van a dejar de cambiar, y yo tampoco se si voy a dejar de cambiar. No tengo la seguridad de nada. No tengo la sensación de que las cosas estén sobre mi control, pero estoy bajo la impresión de que, por primera vez, caiga en el agujero que caiga hay un grupo enorme de gente listo para ayudarme a levantar.

Ya no soy ni un príncipe, ni un mago, ni un caballero, ni un héroe ni un esclavo del amor. Ahora solo soy un chico que camina por el mundo, tomando la mano de la gente que me la ofrece, de la gente que se da el tiempo para detener su día y regalarme un abrazo o una sonrisa, de la gente que ha llenado los espacios que durante tanto tiempo estuvieron vacios, de esa gente que me ha enseñado que el cambio no es malo y que me da esperanzas de por una vez en la vida, olvidar todo, aunque el precio del olvido implique nunca volver a ser el mismo.

No, I can't take one more step


Because all it's waiting is regreat

I do all the things no one else wants to do because someone has to do them
I play all the games no one is willing to play because someone has to fight the destiny
I tried to change the future
But the present refused to change.

Cien




You left with no goodbye, not a single word was said,
No final kiss to seal any seams,
I had no idea of the state we were in,
I know I have a fickle heart and bitterness,
And a wandering eye, and a heaviness in my head
Don't you Remember? - Adele

Cuando empecé a escribir en este blog tenía 18 años. La herida aun estaba fresca y goteante, pues no había pasado mucho tiempo desde que el corazón me estallo por primera vez , lanzándome al vació en el cual caía rápidamente asfixiado por la decepción y frustración. Mientras intentaba recoger todas las piezas y los recuerdos para defenderme de lo que sea que pudiera pasar decidí refugiarme en un blog que creí que nadie leería y al cual nadie nunca llegaría. Empecé así a escribir de mi frustración y mi tristeza, de ese sentimiento incontrolable de soledad que nunca antes había experimentado.

En esa época las cosas eran diferentes. Para empezar, no tenía ni la mitad de negatividad que tengo ahora, era además, entre otras cosas: virgen, tonto, dócil, crédulo pero por encima de todo eso era un amante incondicional. Vivía con la esperanza de que mi cuento de hadas pudiera continuar sin el más mínimo problema. Evidentemente yo estaba total y completamente errado al creer tal tontería, no era cierto, los cuentos no pueden ser retomados de un momento a otro porque siempre están destinados a terminar súbitamente si es que no están destinados a ser eternos.

Tenía 18, tenía miedo, tenía muchas dudas, demasiadas, pero también tenía la esperanza de que mi primera vez fuera mágica y de novela, quizás lo que más tenía en ese momento era esperanza y convicción. No podía prever que algún día todo terminara de la manera en la que termino. Llevo 100 entradas en este blog y de una manera u otra el 75% de ellas están ligadas a él, a su esencia, a nuestra historia y a nuestro pasado. Y no es un acto de adicción, es una marca que llevo con orgullo y tristeza en el pecho y en la espalda, como un animal tatuado para marcar que alguna vez le perteneció a alguien, para recordarle que alguna vez su existencia estaba ligada a otra.

Con el tiempo cumplí 19, seguí escribiendo del mismo hombre pero ahora desde otro ángulo, empecé a escribir de otras frustraciones, de café y de trabajos que duraban hasta altas horas de la noche, cuando relataba historias de maltrato laboral y libros de leyes que terminarían bajo millones de capas de polvo. Con el tiempo abandone la carrera que estudiaba en ese tiempo y emprendí una nueva aventura. Con el tiempo la mala fortuna obraría sobre mí y lo perdería todo, el dinero, el amor, el tiempo, la esperanza y poco a poco la sanidad.




A los 20, poco después de dejar la carrera, una reacción en cadena hizo que empezara a dejar todo, a que las pocas cosas que el anterior sismo no había perdieron terminaran por desaparecer entre los escombro, sepultando de manera definitiva aquella relación, por que no supe bien que hacer o no me di cuenta a tiempo, jamas sabre la verdadera razón. Retome la escritura, empujado por la locura cada vez más pronunciada y el dolor tan inmenso que sentía. Y fue en el momento justo, cuando más necesitaba una inspiración o motivación, cuando tenía que empezar a escribir de cosas crudas, de personas y gente que ya no existían o no debían existir. Las cadenas que me ataban a algo que ya no existía se volvieron más pesadas, más duras, más reales. Y yo no podía, o no sabía cómo escapar de ellas.

Mientras mi nueva carrera avanzaba yo solo retrocedía sumergiéndome más y más en la desesperación y la autocompasión. Seguí escribiendo del mismo hombre, con el mismo nombre sobre mi misma piel, una y otra vez, pero poco a poco el tono de mis palabras y el dolor empezaban a transformarse. Cada texto con una añoranza indiscutible, con sentimientos encontrados, pero sobre todo con un dolor tan profundo que solo tenía una razón de ser: El sentir que había fallado. Y es que hasta el día de hoy no puedo dejar de sentir que falle no solo como pareja sino también como amigo y confidente, falle en demasiado diría yo, y debido a eso me entregue a la desesperación, al descontrol y finalmente a la ridiculez.

Tras tocar fondo trate de respirar más de lo que pude, el salir de debajo del mar me costo más de lo que creí. Deje de ser virgen, retome a los cigarrillos y a las salidas de media noche. Deje que esa esperanza se fuera pudriendo y ese carbón fuera quemando poco a poco cada uno de los pedazos que quedaban dentro de mi. Empecé a prenderme fuego poco a poco hasta que en año nuevo estalle y creí que, al fin, luego de una búsqueda infructuosa había logrado encontrar lo necesario como para mantenerme en pie durante estos tiempos en los cuales ya no podía confiar ni en mí mismo.

Y en el momento de duda el llego, como un buitre que quiere acabar con un cadáver y arrancarle todo lo que tenga, y me tomo en el aire, lo seguí, de nuevo. Y deje de escribir, y me ilusione, para nada. Al inicio, durante esos tres meses esperaba pacientemente a que cumpliera su promesa, me alimentaba de las sobras de cariño, pero luego cada uno tomo un espacio, un aire. Me quede con sus promesas a medias. Y lo escuche decir y jurar amor, que nunca consumo, solo para verlo partir una vez más y quedarme sin respuestas. Gracias a eso, logre hacerme fuerte, logre comprender que no podía tenerlo y la verdad, no debía tenerlo. Decepcionado, y amargo por una nueva traición seguí con mi camino, sin derramar una sola lagrima porque ya había agotado todas las que le correspondían. Ya con 21 años había aprendido que no podía seguir fiándome del pasado.


Logre levantar paredes que me defendieran del viento y del miedo, del silencio que solo se prolongaba por horas de horas. Aun sumido en el frio con las manos congeladas y el alma hecha un cubo de hielo empecé a salir del agujero en el cual me enterré a mí mismo para escapar de el, para evitar que me desmoronara de nuevo. Cuando volví a abrir los ojos luego de tanto tiempo logre ver, al fin todas las marcas y heridas que me habían dejado estos martirios, esta serie de castigos que tan obedientemente decida tomar por el bien de un sueño que hace mucho había acabado.

Mientras las heridas empezaban a cicatrizar y yo me empezaba a alejar, el tiempo acelero demasiado y con o sin mi consentimiento las cosas empezaron a cambiar. Forme lazos mas allá del circulo al que estaba acostumbrado, tome por asalto las decisiones que nunca me pertenecieron, luche con uñas y dientes por aferrarme a las cosas que quería, por tomar por la fuerza si era necesario lo que quería. Y entonces, una vez más, el apareció. Pero esta vez fue mas discreto e intenso, mas insistente, menos arriesgado, aun asi yo me quede del otro lado, con un poco de expectativa pero con la certeza de que pasara lo que pasara, no debía ilusionarme.

Nuevamente todo estallo, cuando el tiempo se acabo y ninguna decisión fue tomada, luego de haber recuperado el ritmo, el aire y la estabilidad comprendí que vivir esperando a un fantasma no era saludable, no era propicio. ¿Cómo podría seguir queriendo a alguien de la misma manera cuando cada vez le importaba menos mi opinión o mi situación? ¿Cómo querer con la misma devoción a alguien que te hace sentir que no vales la pena? ¿Qué no vales el riesgo? ¿Qué no eres suficiente? Quizás, inicialmente yo fui muy egoísta por creer que él era el único, el indicado, el real, pero creo que fue su egoísmo al creer que podía decidir por mí, que podía seguir teniendo el control de mi destino lo que logro que el espacio entre los dos, terminara de cerrarse.

Voy a cumplir 22 años, he escrito 100 posts con temáticas diferentes pero siempre ligados a una misma historia, ahora he empezado una nueva vida y la historia empieza a escribirse de nuevo. A veces tengo muchas dudas sobre si lo que estoy haciendo es lo correcto, sobre si debería esperarlo, pero no tiene sentido esperar a alguien que no está dispuesto a luchar por ti, no tiene sentido quedarse quieto más tiempo, no cuando casi van a ser dos años desde que su espacio quedo vació.



A veces creo que aun volverá, pero me doy cuenta que si realmente importara, ya lo hubiera hecho. A veces creo que por fin voy a ser feliz en este nuevo camino por el cual me deslizo, y a veces simplemente creo que nada de esto es real. Y entonces despierto una mañana con alguien a mi lado, dándome un abrazo. Y siento, no, en realidad, creo que ahora es muy diferente, que puedo empezar de nuevo y que el pasado esta cerrándose ante mis ojos.

No sé si perdí o gane, solo sé que empiezo de nuevo. Solo sé que estoy rodeado de gente que me lleva más lejos de donde estaba, que existen lugares y situaciones que nunca he saboreado, que existe todo un mundo de emociones que he dejado ocultas por años. Quien tenía la llave a mi corazón hacia el nuevo mundo la perdió, así que tuvimos que esperar a que el dolor terminara destruyendo la puerta que ahora cae lentamente dejándome ver que por una vez, no tengo que tenerle miedo al futuro.

Fast Forward


I hear you're asking all around 
If I am anywhere to be found 
But I have grown too strong 
To ever fall back in your arms 
And I learned to live, half-alive
Jar of Hearts - Christina Perri 



Es muy poco el tiempo que ha pasado desde el ultimo adiós, que fue más bien un silencio incomodo donde nadie dijo nada pero se sobre entendió todo. No ha pasado ni siquiera un mes desde que tuve que bajar la cabeza y aceptar que no podía seguir peleando la misma guerra. No sé si ha sido muy rápido o si me he tardado demasiado, pero lanzar esa carga al vacio me ha dado un sentimiento de estabilidad que, la verdad, no parece propio. De hecho, a veces pienso que no es mi vida la que estoy viviendo, que no soy yo el que tiene a alguien que lo cuide y bese su cuello, que no soy yo quien ahora trabaja en una oficina y tiene todas las libertades para crear o modificar sus proyectos.

Y entonces estoy aquí, sentado en una oficina un miércoles 25 de mayo, pensando cómo es posible que hace un año estaba esperando lo peor, hace un año estaba engañándome de nuevo con el mismo cuento de siempre. Hace 6 meses estaba empezando a trabajar con la esperanza de recuperar lo perdido. Hace un mes aun confiaba en que todo se repararía, hace 3 semanas esperaba a que alguien viniera a mi trabajo para ir a comer y creía que era el adecuado, hace 1 semana me daría cuenta de que no lo era, hace 3 días me besaba con mi novio antes de acostarnos para despertar juntos y mirarlo a los ojos sintiendo que todo estaría bien.

Todo ha pasado tan rápido, y si alguien me preguntara si me arrepiento, pues diría que no, que no me arrepiento de nada, quizás si de dejar que el tiempo me revolcara mientras intentaba salir de la rutina, quizás el sentir que me tarde demasiado es una de las pocas cosas que me hacen sentir que hay algunas cosas que debí solucionar antes, o quizás es sentir que no merezco ni la mitad de lo que está pasando.


¿Tengo remordimientos? Quizás de no haber intentando solucionar las cosas o de no haber sido un poco mas paciente, de no quedarme en el momento incomodo, pero con el dolor de mi alma tuve que irme, tenía que alejarme, no porque no pudiera soportar la situación por más tiempo, sino porque sabía que si me quedaba más, si bajaba la guardia nuevamente el ciclo interminable comenzaría de nuevo. Quizás mi remordimiento más grande es no ser parte de su vida cuando, yo creí que me necesitaba. Aunque en realidad, creo que no me necesitaba y son todos delirios de grandeza que nadie puede confirmar.

¿Y ahora qué? Ahora viene el desafío de querer ser estable la complicada lucha por el control de los objetivos, y la purga, de ideas de fantasmas, de los nuevos y los viejos. Al parecer, por un acto reflejo, encontré a alguien que tenia las mismas características y defectos que él, erróneamente me fije en esta persona ¿Me arrepiento? No, la verdad no. Creo que ser utilizado como proceso de transición entre el quiebre y la estabilidad me sirvió para darme cuenta que no quiero que nadie pase por eso, para darme cuenta que tener miedo a equivocarme y privarme de hacer cosas por miedo al futuro es ridículo y sobre todo, muy común en mi forma de ser.

Así que, elegí equivocarme sobre la marcha antes de no equivocarme. Le he dado una oportunidad a una de las personas más curiosas que he conocido. No es tangencialmente opuesto a mí, pero es de ese tipo de historias que son, cuando menos curiosas ¿Por qué alguien que no necesita más problemas en su vida escoge a alguien medianamente dañado? ¿Por qué tomar el riesgo con alguien que aun no termina de salir del agujero en el que se escondió de la vida? Yo no lo sé, y es una de las cosas que me gusta. No entenderlo, no saber, no comprender, no sentirme ligado a un estándar y por ende tener la libertad de intentar, errar, fallar, triunfar o todo a la vez, ese sentimiento cálido de sentir que no importa si te equivocas, sino que importa lo que sientes, lo que disfrutas, lo que creas.


No es solo eso lo que me gustan, son los besos, es la libertad, es sentir otra piel junto a la mía y el aire que escapa de mi ser siendo parte de otro ser. Es el sentir que luego de mucho tiempo hay mas que solo problemas en el horizonte. Me gusta la confianza que ha depositado en mi la gente con la que trabajo y la gente para la que trabajo, me satisface de sobremanera haber hecho una purga entre mis contactos y amigos para empezar de nuevo. Es cierto que me he sentido muy solo y perdido durante muchos meses, pero ahora es como si todo empezara de nuevo, y no termino de creerlo, al menos no aun.

Yo no creo que el tiempo ayude a olvidar, esperemos que ayude a entender, a mi, a mi ex, al chico con el que salgo, al chico que me gustaba y me dejo en el aire, a las personas, y a sobre todo a lo que quiero.

I was once the number one.


But I'm no longer part of the equation.