Alguna vez, alguien sin nada mejor que hacer, tuvo la osadía de preguntarme porque siempre me visto de negro. Debo admitir que la pregunta me irrito, sin embargo, pensándolo bien, la pregunta es más compleja de lo que parece. Es cierto, que es un hábito que yo escogí, pero, ya no es solo un hábito. La trascendencia de este color en mi vida es más compleja de lo que parece.
Visto de negro por que guardo luto, luto a las ideas, personas, historias y sueños que sepulte durante el verano, y que por eso, ya debería haber olvidado, pero que inevitablemente rondan como fantasmas del ayer. Son fantasmas que me niego a olvidar y que por ende, debo velar luto todos los días. Disfrazándome de negro para no olvidar.
Negra fue la noche en la que maldije su nombre, y negro se volvió mi cabello, pues reflejo la tonalidad que adquirió mi humor. Recuerdo que, negros eran sus ojos llenos de malicia, negro era su corazón desafortunado, que segregaba palabras llenas de veneno, que no dudaba en lanzar. Negra se volvió mi esperanza, ya que el fuego de la ira la consumió, dejándola carbonizada.
Pese a que me cubro con el color de la noche, sigo buscando la mañana. Una mañana en la cual al despertar, retome ese sentimiento de motivación que tan esquivo se ha vuelto. Mi búsqueda o acaba, aunque ahora este cada vez más cansado, aun no es el momento de tirar la toalla, de cerrar los ojos y exhalar en silencio unas últimas palabras de afecto.
Negra también es la gaseosa que acompaña mis tardes de interminable trabajo, gaseosa que me mata lentamente y sin embargo me revive en ese instante, dándome la lucidez y audacia que requiero. Negros son los chocolates que me sacan de mi somnolienta narcolepsia, mas no la derrotan por completo.
Negro es, también mi pantalón favorito, por lo que es el quien me ha acompañado en muchas historias, olvidables e inolvidables. Negras son las zapatillas que más me gustan y por consecuente, son las que más viejas y gastadas están, las que más calles recorrieron y a más insectos pisaron.
Negro también es el cabello de mi madre, aunque ella ya no lo recuerdo puesto que ahora lo lleva de color caramelo, para ocultar la edad y la vida que dejamos atrás. Y negros son mis recuerdos de la infancia que tuve, del pasado que dejamos atrás y de los días en los que creía que elevar una plegaria solucionaría el pequeño holocausto en el que estaba atrapado. Un holocausto que recuerdo con cierta nostalgia, dado que gracias a él, soy como soy ahora.
Finalmente, deseo que negro sea el traje que me ponga el día que me lleven a la tumba. Una tumba merecida y planeada desde ya, aun cuando me falta mucho tiempo para disfrutarla. Y negra será la carroza que me lleve, no obstante los caballos deben ser blancos. Blancos como la inocencia perdida y la esperanza maltrecha, que nunca desaparecerán solas. Que desaparecerán conmigo.
Sueño en negro. Vivo en Negro. Pero conozco el amor y la esperanza. Conozco el delicioso néctar de la satisfacción y lo anhelo con cierta demencia. Y aunque no lo parezca, en este mundo monocromático, encontré la calma y la fuerza. La fuerza para esperar que el día de mañana pueda reinventar el mundo.
De Negro.
Shin | 14:16 | Introspeccion, Paranoia, Personal, Rant, Yo | 1 repercuciones
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exebio es gay o.o
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