He tenido un día fatal. De esos malos, que se complican, empeoran y termina peor. Pero nada, cabeza en alto y hombros relajados, que así son las cosas. Cuando vives rodeado de gente que te conoce y admiras a veces terminas por evitarlos, no porque no te guste andar con ellos, sino porque no te gusta que te vean en tus momentos de debilidad. Sin embargo un compromiso es un compromiso y voy camino a un Karaoke. Con la cabeza encima, pero mi mente volando hacia él.
Estoy allí, veo gente que no conozco, mis amigos tardan en llegar, me rio, converso, me divierto. O eso parece, tengo la cabeza en otros mundos, dibujando nombres, escuchando voces, recordando texturas. Estoy estresado, y como siempre hago lo único que hago cuando el estrés es mayor que yo. Fumo, busco entre mis bolsillos un Lucky Strike. Lucky, suerte, eso es lo que no tengo.
Enciendo el primer cigarrillo y se lo dedico a ella, mi amiga a la que tanto quiero y que tan loco me está volviendo, con sus histerias y planes, somos planetas diferentes en la misma galaxia. Ella que decide seguir tras fantasmas inalcanzables, ante el primer amor que todo lo promete y nada lo da, si lo sabré yo. La segunda bocanada de humo va dedicada a aquel tipo, quien fuera mi cómplice y mi amigo, y ahora no es nada más que un desconocido, un recuerdo malo. Cuando alguien te quiere y tu no lo quieres, suele terminar en odio o amistad, o quizás primero uno y luego otro, la ultima bocanada que doy va por todos ellos que me han olvidado, por mis viejos amores, mis viejas pasiones. Dedicada a los coqueteos que ya no sé hacer, a las canciones que ya no sé bailar, pero sobre todo a ellos que se fuero, a los viejos amores, a los amigos, y sobre todo a él, que se olvido de mi luego de todo lo que paso, a mi estimado J.J que nunca recuerda mi nombre ni mi cara, porque no quiere hacerlo, más que por que no pueda. A ti que me olvidaste aun cuando estuviste allí cuando más te necesitaba. Humo, solo humo me queda.
Las canciones siguen, mi estomago ruge, tengo miedo de algo, pero no se dé que, mi cuerpo sigue alertándome de algo. Las conversaciones siguen, yo canto, tomo un Burn y me despierto, mi voz solo se va con el aire. Necesito otro, en realidad, no lo necesito, pero quiero hacerlo, para darme un aire.
Prendo el segundo. Se lo dedico a él, que no entiende que nuestro tiempo ya pasó. Que no puedo mirarlo con los mismos ojos, que cuando lo veo, lo único que despierta en mi es lástima, que el deseo carnal que intenta incitar no es más que un inútil intento de sacar al gato de su cama. A un gato viejo, que ya no quiere casar ratones. La fuerza de la lujuria y el deseo no son suficientes contra la fuerza de la estabilidad que siento tener entre manos, a ese castillo de acero que construí con nubes de algodón. Así que a lo lejos escucho su voz insistente, provocativa. Ojala desaparecieras como el humo, ojala no recordara lo mucho que te quise alguna vez, y así podría tener la fuerza suficiente como para dejarte ir rumbo a tu segura muerte. Lejos de mí, lejos de nuestro recuerdo infantil. Si, es cierto, se nos quedo en el aire el final perfecto, la historia de amor joven y desenfrenado. El sexo que nunca tuvimos y los besos que nunca compartimos se van, se fueron. Y tú sigues aquí. Y no tengo nada para ti
Estoy allí, veo gente que no conozco, mis amigos tardan en llegar, me rio, converso, me divierto. O eso parece, tengo la cabeza en otros mundos, dibujando nombres, escuchando voces, recordando texturas. Estoy estresado, y como siempre hago lo único que hago cuando el estrés es mayor que yo. Fumo, busco entre mis bolsillos un Lucky Strike. Lucky, suerte, eso es lo que no tengo.
Enciendo el primer cigarrillo y se lo dedico a ella, mi amiga a la que tanto quiero y que tan loco me está volviendo, con sus histerias y planes, somos planetas diferentes en la misma galaxia. Ella que decide seguir tras fantasmas inalcanzables, ante el primer amor que todo lo promete y nada lo da, si lo sabré yo. La segunda bocanada de humo va dedicada a aquel tipo, quien fuera mi cómplice y mi amigo, y ahora no es nada más que un desconocido, un recuerdo malo. Cuando alguien te quiere y tu no lo quieres, suele terminar en odio o amistad, o quizás primero uno y luego otro, la ultima bocanada que doy va por todos ellos que me han olvidado, por mis viejos amores, mis viejas pasiones. Dedicada a los coqueteos que ya no sé hacer, a las canciones que ya no sé bailar, pero sobre todo a ellos que se fuero, a los viejos amores, a los amigos, y sobre todo a él, que se olvido de mi luego de todo lo que paso, a mi estimado J.J que nunca recuerda mi nombre ni mi cara, porque no quiere hacerlo, más que por que no pueda. A ti que me olvidaste aun cuando estuviste allí cuando más te necesitaba. Humo, solo humo me queda.
Las canciones siguen, mi estomago ruge, tengo miedo de algo, pero no se dé que, mi cuerpo sigue alertándome de algo. Las conversaciones siguen, yo canto, tomo un Burn y me despierto, mi voz solo se va con el aire. Necesito otro, en realidad, no lo necesito, pero quiero hacerlo, para darme un aire.
Prendo el segundo. Se lo dedico a él, que no entiende que nuestro tiempo ya pasó. Que no puedo mirarlo con los mismos ojos, que cuando lo veo, lo único que despierta en mi es lástima, que el deseo carnal que intenta incitar no es más que un inútil intento de sacar al gato de su cama. A un gato viejo, que ya no quiere casar ratones. La fuerza de la lujuria y el deseo no son suficientes contra la fuerza de la estabilidad que siento tener entre manos, a ese castillo de acero que construí con nubes de algodón. Así que a lo lejos escucho su voz insistente, provocativa. Ojala desaparecieras como el humo, ojala no recordara lo mucho que te quise alguna vez, y así podría tener la fuerza suficiente como para dejarte ir rumbo a tu segura muerte. Lejos de mí, lejos de nuestro recuerdo infantil. Si, es cierto, se nos quedo en el aire el final perfecto, la historia de amor joven y desenfrenado. El sexo que nunca tuvimos y los besos que nunca compartimos se van, se fueron. Y tú sigues aquí. Y no tengo nada para ti
¿Estás bien?
Ah, Si, perdón tenía la cabeza en otro lado
Ok, reycito pero trata de volver aquí con nosotros
Jajaja, está bien, lo siento…
Ah, Si, perdón tenía la cabeza en otro lado
Ok, reycito pero trata de volver aquí con nosotros
Jajaja, está bien, lo siento…
Hay tanta gente a mí alrededor. Gente que admiro, que valoro, que quiero como si fueran parte de mi vida. Pero esto no es suficiente, nunca es suficiente, no es suficiente porque siempre quiero algo más. Quiero el set completo, no solo las muestras gratis, lo quiero aquí, para mí, solo para mí. En mi terrible egoísmo lo quiero sentado aquí, junto a mí. La noche avanza, la gente habla. Todo el mundo se divierte y yo me distraigo, pero siempre estoy pensando de más, estoy pensando en lo que hay que pagar, en lo que hay que hacer, en el trabajo pendiente, en todo lo que quiero hacer y se me escapa de las manos. Tengo hambre y frio, pero sobre todo sueño, son casi las 4 de la mañana. Reviso mi cajetilla, solo queda uno, los otros 5 salieron volando en bocas ajenas. Me pongo nostálgico y lo enciendo.
El ultimo, y no menos importante va para él. El chico al que amo, al que necesito. Que quiero de una manera extraña, que se enamora de mi cuando no lo merezco. Al que necesito con una furia incontenible. No me gusta que me vea cuando me siento mal. ¿Estoy equivocado? Probablemente sí, probablemente solo tendría que demostrarle que siempre tendrá un espacio especial para mí, tengo que darle más de lo que necesita, por que al igual que yo, sus necesidades son muchas. El sabe, que yo soy así, que siempre intento hacer que todo caiga sobre mí y hacer el mundo girar a mis pies. A veces tengo miedo que esta hambre de control insaciable y desmedido, esta necesidad por mantener todo en un orden inútil sean uno de los causantes de una separación. Creo que tengo que respirar hondo y pensar en qué hacer, en que sentir para no hacer las cosas mal. Tengo que estar en control, tengo que estar bien todo el tiempo. Es lo que todo el mundo espera de mi, pero y ¿el? El espera mas de mi, quizás no le estoy dando lo correcto o no estoy viendo mas allá de la corona enorme e imaginaria que puse sobre mi cabeza. No lo sé, solo sé que cuando lo vea le diré lo muy especial que es, y lo contento que estoy de verlo.
Ya son las cinco, ya tenemos que irnos del local. Quiero caminar, así que camino entre la niebla, esperando llegar a mi casa, esperando llegar y verlo. Asi que camino sin pensar entre las calles que llevan a mi departamento. Pensando en nada y en mucho a la vez, con el frio de la madrugada azotando mi rostro
Termine de escribir esto esa mañana, mientras emergía de la niebla, pero ahora, que han pasado unos días, vuelvo a leerlo y me doy cuenta que llegue muy tarde. Los cigarrillos no hicieron más que anunciarme lo inevitable. Hoy es miércoles, y él ha decidido que lo mejor es darnos tiempo, que ya no quería más esa frialdad fingida que le mostré. Así como los cigarrillos se apagaron, así se apago la llama de la pasión que nos mantuvo juntos. Y solo queda el humo, humo que da vueltas y no se dispersa, que lucha por no desaparecer en el aire, que no lucha por aferrarse a todo, pese a que es tarde.
Yo soy el humo, y veo como el fuego ya no está. Y tendré que esperar a que se encienda de nuevo para existir. Es mi destino, es mi castigo, por dejar que el fuego se apagara. Nadie ve el humo hasta que es demasiado tarde.
2 repercuciones:
Sin dolor no te haces feliz ... y luego quien habla d q otros estan mas emos q nunca ... ya te leiste?
Lo se, no estaba en mi mejor estado animico durante ese momento. Igual el texto es de hace un par de dias, solo que recien lo publique
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