Disfruto muchísimo (de hecho, más de lo que debería) estar a solas, solo con mi música. Lo disfruto aun mas, con la luz apagada. Pese a que tengo un asco terrible a las cucarachas, quienes se han alojado en mi pequeño hogar y aprovechan la oscuridad para rondar las esquinas de mi casa, ya no me molesta apagar la luz. Aunque sé que van a salir desde todos los escondites posibles e intentaran interrumpir mi tranquilidad.
Pese a todo esto, disfruto terriblemente de la oscuridad y de mi música, que hacen juntos una armonía perfecta. Ocasionalmente uno o dos bocadillos acompañan esta perfecta armonía. Lo cual incita a que alguien a mis vecinas a molestar mi calma. Ellas quieren comer, y yo las detesto. Les tengo un asco único y terrible, pero estoy tan sumido en esa inexplicable melancolía a la cual ya soy adicto que solo las saco de mi camino o las mato con el menor asco posible.
Hoy estoy a oscuras, sintiendo la música filtrarse por mis oídos, pienso en tantas cosas, en mi trabajo, en mi futuro, en mi pasado, y en mi presente. Veo siluetas moverse alrededor de mi escritorio, ya no les prestó atención. Prendo un cigarrillo con la intención de divagar aun más o de espantar a mis ocasionales compañeros de habitación. Ya no lo sé en realidad, lo hago por mera inercia. Lo hago porque siento que lo necesito, así como siento que lo necesito a él. Empieza entonces un silencio entre canción y canción, lanzo una bocanada de humo al aire, y cierro mis ojos, como para incrementar aún más la negrura del momento.
Y susurro su nombre, una, dos y tres veces, con la esperanza que como si fuera magia apareciera a mi lado, me tomara de la mano, o me acariciar, saciara mi necesidad de él, de sentirme acompañado. Que me diera esos besos que tanta falta me hacen y que me sonriera dándome esta estabilidad que hace tanto tiempo perdí ya. Pero no sucede nada, la música se reanuda, las cucarachas siguen su movimiento, hasta parecen felices moviéndose al ritmo, mis ojos están frente a la pantalla de nuevo.
Una bocanada de humo más, otra canción más, el tiempo se escapa de mis manos, pero mis sentimientos se mantienen en mi corazón. Tengo ganas de gritarle al viento lo mucho que lo amo para que este lleve mi voz hacia él, pero eso no solucionaría nada. Tengo ganas de vender hasta cosas que no me pertenecen para cruzar esa terrible barrera llamada distancia. Ambos estamos bajo un mismo cielo, ambos tenemos cosas distintas en mente, pero ambos tenemos esa terrible angustia y necesidad de una piel a nuestro lado.
Cada bocanada de humo que doy lleva un nombre, lleva su nombre, disolviéndose en la oscuridad, siento que se me escapa, que la distancia nos come vivos, que el tiempo se me acaba ¿A dónde se fueron ya todas esas metas que me puse? A donde se va esa seguridad que tengo, donde queda todo ese coraje que tengo ¿Es que acaso ya no se fingir que estoy bien?
Me pierdo en mi mismo, me pierdo en mis sueños, y en esa melancolía que no me deja aun ahora que soy feliz. Y sin embargo el tiempo se me ha escapado de nuevo, la falta de mi persona especial y la angustia que esto me producen tendrán que quedarse en mi corazón nuevamente.
Esta hora ya no es mía, este instante ya le pertenece a la gente para que la que trabajo, las luces se encienden solo para que pueda encontrar una ropa decente para trabajar, luego se apagan nuevamente, se apagan como mis ideas.
Las cucarachas salen de su escondite al sentir la puerta cerrarse, con melancolía tal vez, se acercan al teclado, corren entre las migajas y las cenizas, es el momento de paz para esos desagradables insectos
Cucarachas.
Shin | 20:19 | | 2 repercuciones
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 repercuciones:
el mejor post tuyo que he leído hasta ahora. sigue escribiendo.
Nunca han sido buenos pero éste es particularmente malo.
Lo que más me dolió fueron todas las comas, todos los espacios donde fallaste en poner los puntos. Los puntos son amigos, nada más.
Te pasás tropezando, nunca encontrás un ritmo determinado que podés seguir. Las cucarachas están demasiado presentes, si querías darle algún significado escondido, alguna cualidad de conclusión al final, fallaste. Estarlas nombrando cada dos oraciones no hace si no hartarnos a los lectores.
Más importante que otra cosa es la falta de un tema central interesante. No lo hay, meramente que estás fantaseando con alguien y eso no nos importa. No hay razón por las que no importe cuando lo tirás tan impacientemente.
Leé, pasate dos años leyendo. Después tratá de volver a escribir.
Publicar un comentario