Paciencia

De una manera u otra siempre vuelvo a hacerme las mismas preguntas, y consecuentemente a darme las mismas respuestas. Me hago preguntas que se me de memoria, principalmente porque aun intento encontrar una respuesta que no sepa, pero termino preguntándome porque hago la pregunta si la respuesta es siempre la misma. Ya debería haber comprendido que no tiene sentido que siga haciéndome la pregunta de qué o por que espero, y debería esperar a entender que no es necesario hacer una pregunta como esa.

Paciencia, todo depende de la paciencia, pero yo no sé si aun la tengo, soy demasiado impaciente como para auto examinarme en búsqueda de ella o su cadáver. No sé si quedan retazos de ella debajo de la enorme capa de problemas que me he construido, no sé si me queda un equivalente a ella como para poder sustituir la que ya no tengo. Creo que soy un iluso al creer que puedo soportar tanto, que puedo esperar sin desesperarme, que puedo mantener mis manos quietas y mi boca cerrada mientras todo lo que creí que era mío se destroza, colapsa, corrompe y estalla una y otra vez.

La verdad es que soy demasiado impaciente, no tengo la cualidad de saber esperar el dolor ni el placer. No consigo aceptar que a veces, el mejor curso de acción consiste en simplemente no hacer nada, en hacer de cuenta que las cosas van a pasar y que desesperarme hasta el borde de la histeria no es la mejor opción para solucionar nada, absolutamente nada.

Y entonces me doy cuenta que a pesar de todo, tengo la misma costumbre de siempre, esperar en silencio, mantener la cabeza baja mientras el universo estalla una y otra vez sobre sí mismo , con la esperanza de que las cosas dejen de ser una caótica experiencia. Esa estúpida y dolorosa costumbre en la cual me termino amarrando a un inexistente momento que no va a durar, a los instantes en los que torpemente creo que todo va a salir bien que volveré a la estabilidad que me arrancaron de las manos, que volveré a ser el dueño de mi estabilidad y que luego de eso acabar mi decadente necesidad afectiva. Pero ese momento nunca llega y la paciencia siempre se me termina acabando de golpe.

Y ya no tengo ni fuerzas, ni ganas de insultar, de quejarme, de señalar los mil defectos de las personas a las que ame, de recontar los daños, de recordar que tan lastimado estoy. Ya no tengo ganas y me he perdido la paciencia a mis recuentos y mis planes fallidos. Así que ahora solo miro, pienso, escupo en los “Quizás” y me alimento de los “Por qué” que cada vez saben más a cartón reciclado y seco. 

Al final, las cosas son así, un juego de paciencia, de ver si es que, mientras los días pasan y las situaciones cambian cada uno de nosotros, cada pieza de esta historia encuentra un lugar adecuado o quizás un lugar provisional. Al final de cuentas, lo único que le queda a alguien que no puede hacer nada más que mantener la mirada en el aire es tener paciencia. 


Lo que haré que cuando se me acabe la paciencia es algo que aun no se.

Contraste




Es gracioso lo fácil que resulta volver a la misma vida de antes. Claro, resulta fácil volver, acostumbrarse es otra historia y es más bien un desafío intentarlo sin terminar por perder la poca sanidad mental que queda escondida en los rincones más oscuros de una cabeza que no ha hecho otra cosa más que rodar por el piso en los últimos días.

Nuevamente sin rumbo, en el mismo circulo desde donde empieza todo, con un sabor a inseguridad y terror renovados porque he caído en cuenta que no importa que tanto intente escapar del mismo patrón, estoy condenado a caer en el interminable circulo en el que no importa que tanto me esfuerce alguien termina hecho mierda, y generalmente ese alguien soy yo.

Esta vez, los actores, los errores y los sucesos fueron diferentes. Día tras día me pregunto si es que existe una ecuación o algo por el estilo que de una manera u otra me condena al desastres, creo que, de cierta manera no estoy condenado a nada, solo tomo malas decisiones y tengo la capacidad de desencadenar una serie de reacciones no intencionales que finalmente acaban arrastrándome a mí y a quien quiera que esté a mi alrededor a una espiral de problemas y dramas propios o ajenos.

Pero no importa toda la teoría y los intentos de explicación acerca de los cómos y los porque, ni las justificaciones a la situación y mucho menos sirve de algo buscar una explicación a algo que, sorprendentemente ya está terminado por decisiones unilaterales. Lo que importan so los hechos, estoy solo de nuevo, mis pensamientos se han dispersado como pedazos de un edificio bombardeado, he vuelto a sentir el frio recorrer mi cuerpo y a la inseguridad apropiarse lentamente de mi voz y de mis pasos, en resumen, nuevamente estoy jodido.

Incluso la puerta se parece.

Es así como mi cuerpo que ya no sentía frio empieza a acostumbrarse a la ventisca helada de las tardes, de la misma manera que mis brazos no se entrelazan mas en abrazos que duraban horas, como mi cabeza ya no descansa sobre un pecho ajeno, cuando mis horarios se dividían entre lo mío y lo suyo. Cuesta acostumbrarse a entender que ya no hay un lugar al cual volver y al cual llamar hogar por mas prestado que sea, así como cuesta aceptar que su rostro no es lo primero que veré al despertar un fin de semana y mi espalda no sentirá el intenso latido de otro corazón golpeando contra ella, al igual que mis labios no se deslizan por una piel que por momentos me pertenecía.

Quizás fue demasiado rápido, o quizás nunca estuvo lo suficientemente firme como para poder evitar un derrumbe tan propenso. Probablemente los errores y las voces ajenas empezaron a deteriorar lo que recién se estaba construyendo. Quizás esas voces escondidas en el fondo de mi cerebro tienen razón y yo no valía ni el tiempo ni el esfuerzo. O quizás no existe una explicación lógica y no recae la culpa en nadie. No sé, y creo que al final de cuentas nada de eso importa, no por desmerecerlo, sino porque esas cosas no cambian nada y yo lo sé mejor que nadie

Me sorprende como es que pese a que ya no hablamos y el sigue con su vida, yo no puedo evitar tener que esconder mi sonrisa cuando veo una foto suya a lo lejos o reconozco su cara, no puedo evitar los vuelcos en el estomago cuando alguien menciona su nombre, el escalofrió cuando reconozco la ropa que trae puesta por que también me la he puesto yo o porque es la misma que se pone todos los días, cuando recuerdo las mañanas de fin de semana ordenando el departamento y las noches en las que comíamos cualquier cosa que tuviera delivery, como aun, de cierta manera, mis manos extrañan deslizarse por cada milímetro de su cuerpo y de repetir los movimientos que terminaban por unirnos antes de dormir.

No me arrepiento de nada, ni de haber quedado prendido, ni de haberme emocionado, ni de las ilusiones, ni de los intentos fallidos, ni de las llamadas diarias, tampoco me arrepiento de las decisiones tomadas, de las horas extra, de los intentos innecesarios. Nunca le tuve miedo al contraste, ni a las voces ajenas, ni al futuro, ni al pasado, y es que por una vez en mucho tiempo me sentí libre, me sentí especial, volví a sentir que de una manera u otra cada cosa que hacia había recuperado el valor sustancial que había perdido hace mucho, el valor de hacerme sentir que mi existencia era parte de algo más grande, aunque solo fuera de una relación.

Así como todo cuesta, cuesta aun más perder las costumbres, cuesta dejar de ver el mensaje, cuesta borrar los números, cuesta olvidar los potes de nutella y a los pingüinos navideños, ignorar a las velas que no se usaron y la billetera que descansa en mis bolsillos, y la foto que guardaba en ella, a los archivos en los discos extraíbles y las fotos escondidas en una tarjeta de memoria.

Cuesta aun mas desligar las historias repetidas, el sentimiento de que las cosas han caído en un constante repetición, en que las historias son demasiado similares y en que yo, al final de cuentas no pude cumplir mis expectativas ni los deseos que quise lograr. Aun tengo que afrontar que no siempre es mi culpa, que no puedo evitar las similitudes y que yo, al final de cuentas hice lo que pude y no puedo cambiar nada ya.

Y entonces, ahora que finalmente cada uno ha terminado disperso por su camino, ahora que su vida sigue y la mía vuelve a estancarse en un “No puedo moverme, porque no se a donde ir” creo que puedo decirlo sin sentir que es un drama incensario todas estas cosas que seguramente a nadie le interesan ya, y puedo decir lo que mis sentimientos no me dejan decir frente a frente: Gracias, Lo siento y Adiós.

Cambios




But there's a side to you that I never knew, never knew 
All the things you'd say, they were never true, never true 
And the games you'd play, you would always win, always win 
But I set fire to the rain 
Watched it pour as I touched your face
Adele - Set fire to the rain 



Mis días dejaron de empezar a las 10 de la mañana, ahora empiezan a las 6, con la misma actitud de enojo y destrucción de siempre. Mis fines de semana dejaron de ser míos y empecé a compartirlos con otras personas. A mi piel le ha tocado acostumbrarse al calor de alguien mas, así como a mi cuerpo le ha tomado un poco de tiempo acostumbrarse a que manos que no sean mías se deslicen por él, a que labios se acomoden en lugares donde nunca habían estado, y a que por las mañanas otro cuerpo se enrede junto a el.

Ya no paso mis noches preguntándome a mí mismo los porque, y repasando los errores, ahora pienso en que cosa es lo que hare mañana, en que planes tengo y en las diferentes maneras en las que los quiero realizar. He dejado de ser parte de mi problema y empecé a ser parte de mi solución. Mis días ya no se dedican a jugar y descansar, ahora paso horas en una oficina luchando por arrancarle con los dientes las oportunidades que quedan colgando en el aire.



Ya no tengo un futuro trazado como al inicio de la historia, ahora voy improvisando mientras camino. El objetivo final sigue siendo el mismo, pero yo no. En estos casi dos años he aprendido a no dejar que nada, ni nadie me vuelva a desmoronar por mi debilidad. En este tiempo he entendido que mis decisiones no son siempre las mejores y que mi carácter a veces puede ser indomable

Ahora paso mi noche riéndome con gente que hace unos meses no conocía, compartiendo la cama con el primer chico en mucho tiempo al que puedo ver a los ojos y ver solo su rostro, y no el fantasma del pasado dibujado como una máscara sobre su cara y cuerpo. Y es que, por primera vez, en mucho tiempo le he permitido a alguien pasar por la pared enorme de miedos que construí para defenderme

El pasado no va a volver jamás, pero algunas noches me encuentro mirando a la ventana y preguntándome si es que es esto lo que quiero, si es que estoy conforme con que los restos del amor que alguna vez me dio la felicidad más grande se termine de marchita, de aceptar que esta decisión impide que en algún momento el futuro nos vuelva a unir. A veces tengo tantas ganas de volver a ser el de antes, de cuidar a alguien a millones de kilómetros, de dedicarle mi tiempo y mi esencia, pero ya no se puede. Así como ya no puedo esperarlo más y tener paciencia, ya no puedo luchar por una causa que hace mucho dejo de pertenecerme.

No se puede porque no hay espacio para tantas personas en una sola vida, porque no es mi decisión, es la decisión ajena, decisión que hace que el futuro cada vez se vea más inexistente, porque sin presente no puede existir un futuro y entonces no hay espacio ni para el supuesto de una historia continuada. No puedo odiarlo, y no tengo el derecho aunque quisiera, de hecho extraño el ser quien le hacia sonreír, quien le ayudaba a salir del fondo. Pero ahora no es así, y seguramente nunca más será así.


Ahora todo ha cambiado. Para bien, y aun no me acostumbro a ser feliz del todo, aun no me acostumbro a poder bajar la guardia y no pasar los días con el corazón en alerta a la siguiente discusión o al siguiente momento en el cual cambie todo. Aun me quedo mirando a la ventana y preguntándome si cuando el esta solo murmura mi nombre como yo lo hacía. Pero ahora no importa, hace tiempo dejo de importar, desde que el dejo de hablar, desde que no pudo explicar.

Las cosas no van a dejar de cambiar, y yo tampoco se si voy a dejar de cambiar. No tengo la seguridad de nada. No tengo la sensación de que las cosas estén sobre mi control, pero estoy bajo la impresión de que, por primera vez, caiga en el agujero que caiga hay un grupo enorme de gente listo para ayudarme a levantar.

Ya no soy ni un príncipe, ni un mago, ni un caballero, ni un héroe ni un esclavo del amor. Ahora solo soy un chico que camina por el mundo, tomando la mano de la gente que me la ofrece, de la gente que se da el tiempo para detener su día y regalarme un abrazo o una sonrisa, de la gente que ha llenado los espacios que durante tanto tiempo estuvieron vacios, de esa gente que me ha enseñado que el cambio no es malo y que me da esperanzas de por una vez en la vida, olvidar todo, aunque el precio del olvido implique nunca volver a ser el mismo.

No, I can't take one more step


Because all it's waiting is regreat

I do all the things no one else wants to do because someone has to do them
I play all the games no one is willing to play because someone has to fight the destiny
I tried to change the future
But the present refused to change.

Cien




You left with no goodbye, not a single word was said,
No final kiss to seal any seams,
I had no idea of the state we were in,
I know I have a fickle heart and bitterness,
And a wandering eye, and a heaviness in my head
Don't you Remember? - Adele

Cuando empecé a escribir en este blog tenía 18 años. La herida aun estaba fresca y goteante, pues no había pasado mucho tiempo desde que el corazón me estallo por primera vez , lanzándome al vació en el cual caía rápidamente asfixiado por la decepción y frustración. Mientras intentaba recoger todas las piezas y los recuerdos para defenderme de lo que sea que pudiera pasar decidí refugiarme en un blog que creí que nadie leería y al cual nadie nunca llegaría. Empecé así a escribir de mi frustración y mi tristeza, de ese sentimiento incontrolable de soledad que nunca antes había experimentado.

En esa época las cosas eran diferentes. Para empezar, no tenía ni la mitad de negatividad que tengo ahora, era además, entre otras cosas: virgen, tonto, dócil, crédulo pero por encima de todo eso era un amante incondicional. Vivía con la esperanza de que mi cuento de hadas pudiera continuar sin el más mínimo problema. Evidentemente yo estaba total y completamente errado al creer tal tontería, no era cierto, los cuentos no pueden ser retomados de un momento a otro porque siempre están destinados a terminar súbitamente si es que no están destinados a ser eternos.

Tenía 18, tenía miedo, tenía muchas dudas, demasiadas, pero también tenía la esperanza de que mi primera vez fuera mágica y de novela, quizás lo que más tenía en ese momento era esperanza y convicción. No podía prever que algún día todo terminara de la manera en la que termino. Llevo 100 entradas en este blog y de una manera u otra el 75% de ellas están ligadas a él, a su esencia, a nuestra historia y a nuestro pasado. Y no es un acto de adicción, es una marca que llevo con orgullo y tristeza en el pecho y en la espalda, como un animal tatuado para marcar que alguna vez le perteneció a alguien, para recordarle que alguna vez su existencia estaba ligada a otra.

Con el tiempo cumplí 19, seguí escribiendo del mismo hombre pero ahora desde otro ángulo, empecé a escribir de otras frustraciones, de café y de trabajos que duraban hasta altas horas de la noche, cuando relataba historias de maltrato laboral y libros de leyes que terminarían bajo millones de capas de polvo. Con el tiempo abandone la carrera que estudiaba en ese tiempo y emprendí una nueva aventura. Con el tiempo la mala fortuna obraría sobre mí y lo perdería todo, el dinero, el amor, el tiempo, la esperanza y poco a poco la sanidad.




A los 20, poco después de dejar la carrera, una reacción en cadena hizo que empezara a dejar todo, a que las pocas cosas que el anterior sismo no había perdieron terminaran por desaparecer entre los escombro, sepultando de manera definitiva aquella relación, por que no supe bien que hacer o no me di cuenta a tiempo, jamas sabre la verdadera razón. Retome la escritura, empujado por la locura cada vez más pronunciada y el dolor tan inmenso que sentía. Y fue en el momento justo, cuando más necesitaba una inspiración o motivación, cuando tenía que empezar a escribir de cosas crudas, de personas y gente que ya no existían o no debían existir. Las cadenas que me ataban a algo que ya no existía se volvieron más pesadas, más duras, más reales. Y yo no podía, o no sabía cómo escapar de ellas.

Mientras mi nueva carrera avanzaba yo solo retrocedía sumergiéndome más y más en la desesperación y la autocompasión. Seguí escribiendo del mismo hombre, con el mismo nombre sobre mi misma piel, una y otra vez, pero poco a poco el tono de mis palabras y el dolor empezaban a transformarse. Cada texto con una añoranza indiscutible, con sentimientos encontrados, pero sobre todo con un dolor tan profundo que solo tenía una razón de ser: El sentir que había fallado. Y es que hasta el día de hoy no puedo dejar de sentir que falle no solo como pareja sino también como amigo y confidente, falle en demasiado diría yo, y debido a eso me entregue a la desesperación, al descontrol y finalmente a la ridiculez.

Tras tocar fondo trate de respirar más de lo que pude, el salir de debajo del mar me costo más de lo que creí. Deje de ser virgen, retome a los cigarrillos y a las salidas de media noche. Deje que esa esperanza se fuera pudriendo y ese carbón fuera quemando poco a poco cada uno de los pedazos que quedaban dentro de mi. Empecé a prenderme fuego poco a poco hasta que en año nuevo estalle y creí que, al fin, luego de una búsqueda infructuosa había logrado encontrar lo necesario como para mantenerme en pie durante estos tiempos en los cuales ya no podía confiar ni en mí mismo.

Y en el momento de duda el llego, como un buitre que quiere acabar con un cadáver y arrancarle todo lo que tenga, y me tomo en el aire, lo seguí, de nuevo. Y deje de escribir, y me ilusione, para nada. Al inicio, durante esos tres meses esperaba pacientemente a que cumpliera su promesa, me alimentaba de las sobras de cariño, pero luego cada uno tomo un espacio, un aire. Me quede con sus promesas a medias. Y lo escuche decir y jurar amor, que nunca consumo, solo para verlo partir una vez más y quedarme sin respuestas. Gracias a eso, logre hacerme fuerte, logre comprender que no podía tenerlo y la verdad, no debía tenerlo. Decepcionado, y amargo por una nueva traición seguí con mi camino, sin derramar una sola lagrima porque ya había agotado todas las que le correspondían. Ya con 21 años había aprendido que no podía seguir fiándome del pasado.


Logre levantar paredes que me defendieran del viento y del miedo, del silencio que solo se prolongaba por horas de horas. Aun sumido en el frio con las manos congeladas y el alma hecha un cubo de hielo empecé a salir del agujero en el cual me enterré a mí mismo para escapar de el, para evitar que me desmoronara de nuevo. Cuando volví a abrir los ojos luego de tanto tiempo logre ver, al fin todas las marcas y heridas que me habían dejado estos martirios, esta serie de castigos que tan obedientemente decida tomar por el bien de un sueño que hace mucho había acabado.

Mientras las heridas empezaban a cicatrizar y yo me empezaba a alejar, el tiempo acelero demasiado y con o sin mi consentimiento las cosas empezaron a cambiar. Forme lazos mas allá del circulo al que estaba acostumbrado, tome por asalto las decisiones que nunca me pertenecieron, luche con uñas y dientes por aferrarme a las cosas que quería, por tomar por la fuerza si era necesario lo que quería. Y entonces, una vez más, el apareció. Pero esta vez fue mas discreto e intenso, mas insistente, menos arriesgado, aun asi yo me quede del otro lado, con un poco de expectativa pero con la certeza de que pasara lo que pasara, no debía ilusionarme.

Nuevamente todo estallo, cuando el tiempo se acabo y ninguna decisión fue tomada, luego de haber recuperado el ritmo, el aire y la estabilidad comprendí que vivir esperando a un fantasma no era saludable, no era propicio. ¿Cómo podría seguir queriendo a alguien de la misma manera cuando cada vez le importaba menos mi opinión o mi situación? ¿Cómo querer con la misma devoción a alguien que te hace sentir que no vales la pena? ¿Qué no vales el riesgo? ¿Qué no eres suficiente? Quizás, inicialmente yo fui muy egoísta por creer que él era el único, el indicado, el real, pero creo que fue su egoísmo al creer que podía decidir por mí, que podía seguir teniendo el control de mi destino lo que logro que el espacio entre los dos, terminara de cerrarse.

Voy a cumplir 22 años, he escrito 100 posts con temáticas diferentes pero siempre ligados a una misma historia, ahora he empezado una nueva vida y la historia empieza a escribirse de nuevo. A veces tengo muchas dudas sobre si lo que estoy haciendo es lo correcto, sobre si debería esperarlo, pero no tiene sentido esperar a alguien que no está dispuesto a luchar por ti, no tiene sentido quedarse quieto más tiempo, no cuando casi van a ser dos años desde que su espacio quedo vació.



A veces creo que aun volverá, pero me doy cuenta que si realmente importara, ya lo hubiera hecho. A veces creo que por fin voy a ser feliz en este nuevo camino por el cual me deslizo, y a veces simplemente creo que nada de esto es real. Y entonces despierto una mañana con alguien a mi lado, dándome un abrazo. Y siento, no, en realidad, creo que ahora es muy diferente, que puedo empezar de nuevo y que el pasado esta cerrándose ante mis ojos.

No sé si perdí o gane, solo sé que empiezo de nuevo. Solo sé que estoy rodeado de gente que me lleva más lejos de donde estaba, que existen lugares y situaciones que nunca he saboreado, que existe todo un mundo de emociones que he dejado ocultas por años. Quien tenía la llave a mi corazón hacia el nuevo mundo la perdió, así que tuvimos que esperar a que el dolor terminara destruyendo la puerta que ahora cae lentamente dejándome ver que por una vez, no tengo que tenerle miedo al futuro.

Fast Forward


I hear you're asking all around 
If I am anywhere to be found 
But I have grown too strong 
To ever fall back in your arms 
And I learned to live, half-alive
Jar of Hearts - Christina Perri 



Es muy poco el tiempo que ha pasado desde el ultimo adiós, que fue más bien un silencio incomodo donde nadie dijo nada pero se sobre entendió todo. No ha pasado ni siquiera un mes desde que tuve que bajar la cabeza y aceptar que no podía seguir peleando la misma guerra. No sé si ha sido muy rápido o si me he tardado demasiado, pero lanzar esa carga al vacio me ha dado un sentimiento de estabilidad que, la verdad, no parece propio. De hecho, a veces pienso que no es mi vida la que estoy viviendo, que no soy yo el que tiene a alguien que lo cuide y bese su cuello, que no soy yo quien ahora trabaja en una oficina y tiene todas las libertades para crear o modificar sus proyectos.

Y entonces estoy aquí, sentado en una oficina un miércoles 25 de mayo, pensando cómo es posible que hace un año estaba esperando lo peor, hace un año estaba engañándome de nuevo con el mismo cuento de siempre. Hace 6 meses estaba empezando a trabajar con la esperanza de recuperar lo perdido. Hace un mes aun confiaba en que todo se repararía, hace 3 semanas esperaba a que alguien viniera a mi trabajo para ir a comer y creía que era el adecuado, hace 1 semana me daría cuenta de que no lo era, hace 3 días me besaba con mi novio antes de acostarnos para despertar juntos y mirarlo a los ojos sintiendo que todo estaría bien.

Todo ha pasado tan rápido, y si alguien me preguntara si me arrepiento, pues diría que no, que no me arrepiento de nada, quizás si de dejar que el tiempo me revolcara mientras intentaba salir de la rutina, quizás el sentir que me tarde demasiado es una de las pocas cosas que me hacen sentir que hay algunas cosas que debí solucionar antes, o quizás es sentir que no merezco ni la mitad de lo que está pasando.


¿Tengo remordimientos? Quizás de no haber intentando solucionar las cosas o de no haber sido un poco mas paciente, de no quedarme en el momento incomodo, pero con el dolor de mi alma tuve que irme, tenía que alejarme, no porque no pudiera soportar la situación por más tiempo, sino porque sabía que si me quedaba más, si bajaba la guardia nuevamente el ciclo interminable comenzaría de nuevo. Quizás mi remordimiento más grande es no ser parte de su vida cuando, yo creí que me necesitaba. Aunque en realidad, creo que no me necesitaba y son todos delirios de grandeza que nadie puede confirmar.

¿Y ahora qué? Ahora viene el desafío de querer ser estable la complicada lucha por el control de los objetivos, y la purga, de ideas de fantasmas, de los nuevos y los viejos. Al parecer, por un acto reflejo, encontré a alguien que tenia las mismas características y defectos que él, erróneamente me fije en esta persona ¿Me arrepiento? No, la verdad no. Creo que ser utilizado como proceso de transición entre el quiebre y la estabilidad me sirvió para darme cuenta que no quiero que nadie pase por eso, para darme cuenta que tener miedo a equivocarme y privarme de hacer cosas por miedo al futuro es ridículo y sobre todo, muy común en mi forma de ser.

Así que, elegí equivocarme sobre la marcha antes de no equivocarme. Le he dado una oportunidad a una de las personas más curiosas que he conocido. No es tangencialmente opuesto a mí, pero es de ese tipo de historias que son, cuando menos curiosas ¿Por qué alguien que no necesita más problemas en su vida escoge a alguien medianamente dañado? ¿Por qué tomar el riesgo con alguien que aun no termina de salir del agujero en el que se escondió de la vida? Yo no lo sé, y es una de las cosas que me gusta. No entenderlo, no saber, no comprender, no sentirme ligado a un estándar y por ende tener la libertad de intentar, errar, fallar, triunfar o todo a la vez, ese sentimiento cálido de sentir que no importa si te equivocas, sino que importa lo que sientes, lo que disfrutas, lo que creas.


No es solo eso lo que me gustan, son los besos, es la libertad, es sentir otra piel junto a la mía y el aire que escapa de mi ser siendo parte de otro ser. Es el sentir que luego de mucho tiempo hay mas que solo problemas en el horizonte. Me gusta la confianza que ha depositado en mi la gente con la que trabajo y la gente para la que trabajo, me satisface de sobremanera haber hecho una purga entre mis contactos y amigos para empezar de nuevo. Es cierto que me he sentido muy solo y perdido durante muchos meses, pero ahora es como si todo empezara de nuevo, y no termino de creerlo, al menos no aun.

Yo no creo que el tiempo ayude a olvidar, esperemos que ayude a entender, a mi, a mi ex, al chico con el que salgo, al chico que me gustaba y me dejo en el aire, a las personas, y a sobre todo a lo que quiero.

I was once the number one.


But I'm no longer part of the equation.

Ambos lados







Es sencillo. No estoy seguro de nada.

Hoy es uno de esos martes en los que se supone debería estar trabajando más fuerte y más duro que el resto del días, mi repleta bandeja de pendientes me clama que busque el tiempo para resolver el gran numero de pendientes que tengo, pero no puedo.

Estoy en dos lados a la vez. En este instante estoy depositado sobre la incómoda silla que está en mi escritorio marrón. Con vista al jardín delantero, las persianas, algunas palomas y un pedazo de cielo medianamente apático. Pero no quiero estar aquí, quiero estar en otro lado ¿Haciendo qué? , pues al parecer nada.

Mientras tanto, otra de parte de mi, imagino que la más divertida, tiene ganas de estar jugando esa cantidad de juegos Online que he instalado y a los que me subscrito en estos últimos días. Tiene ganas de hacer planes que nos dejaran en el estado más grande de miseria pero nos dará la oportunidad, o oportunidades, de cambiar el panorama actual, o por lo menos hacer de cuenta de que es posible cambiarlo, siquiera fingir que existe la posibilidad.

Pero no, la verdad es que estoy aquí haciendo algo que siento que debía hacer hace días, escribir, escribir y quitarme el peso del estomago y la garganta, estallar en algún lugar donde nadie me diga si es correcto o no, vomitar todo el resentimiento mezclado con nervios que empezó a aglomerarse en mi estomago hace unos días. Todo está saliendo bien, pero nada está bien y entonces, caemos en una contradicción terrible que no hace más que confirmar que al parecer no puedo ocupar una posición por mucho tiempo.

Laboralmente existe la posibilidad, vibrante, interesante, hasta en cierto punto desafiante de tomar nuevos proyectos. Se ha dado luz verde a ideas que, originalmente, no hubiera considerado posibles en este entorno laboral, y eso es bueno y malo. Es bueno porque mi desarrollo profesional y toda esa mierda se verán beneficiados. Es malo porque el dinero sigue siendo un problema y mi lado sínico me obliga a creer que es explotación. Es malo también porque no puedo concentrarme de verdad, porque no puedo centrarme en hacer los informes o planear temas de Comunicación cuando mi mente es devorada, masticada, regurgitada y escupida por el parasito de la duda pegado a mi corteza cerebral



Académicamente, por algún motivo, todos los trabajos y prácticas que he presentado, aun que no les he puesto empeño, han salido favorablemente bien, por otra parte se han abierto aun más posibilidades para el que hacer luego de que la carrera termina y finalmente se han colocado en bandeja las oportunidades para demostrar que mi sucia mente puede producir cosas creativos. Esto, como era de esperarse es contraproducente.

Es positivo porque en realidad me he salvado de muchas y he demostrado mi habilidad en otras, pero lo malo es que, siento que para muchas pude hacer algo mejor o bueno, en el caso del curso en el que más me intereso es el curso en el que peor me fue durante la primera evaluación. ¿Y por que pasa esto? Porque sigo pensando en las mismas ridiculeces de siempre. En quienes, en comos, en qué, y sobre todo y más que nada en ¿Por qué? Y entonces reniego de lo que hago porque no es lo que me pone vivo y cuando hago lo que me gusta no siento que haga lo que debería estar haciendo.

Sentimentalmente existen las posibilidades, claro en realidad no son tantas ni tan correctas como deberían. pero estoy seguro de tome la decisión que tome lo más probable es que termine arruinando lo que intento demostrar, es decir, que puedo seguir adelante sin volverme loco por las cosas que hago.

Por un lado quiero ser el mejor amante, el más práctico para seducir. Soy bastante bueno en lo que hago sobre todo cuando lo que hago tiene que ver con seducir a alguien, quiero empezar de nuevo y empezar ya mismo, sentir que valgo la pena para alguien más y que existe una serie de conexiones que me alejen de mi constante frustración. Pero por otro lado esta ese temor innecesario de no saber qué es lo correcto de sentir que quizás no estoy, y nunca este preparado para salir de la jaula en la que me han encerrado por la fuerza los residuos de moralidad y autoestima que me quedaba, por que desde esa jaula no se puede o no se quiere seducir a nadie, no hay motivación ni interés en verse o sentirse bien.

Y entonces ¿Ahora qué? ¿Qué lado va a prevalecer? Ese es el problema, los lados positivos y negativos se seguirán peleando entre ellos hasta asfixiarme. Como una lucha coreografiada a veces gana uno y a veces pierden muchos A veces simplemente no gana nadie, como en las guerras y masacres reales. Quizás es de aquí de donde nace ese temor e inseguridad frente al cambio a lo inesperado y es probablemente lo que necesito superar

Desde este punto en adelante no existe ninguna certeza. Solo existen oportunidades. Ambos lados en combate una vez más a ver quién es el que consigue la licitación para amoldar el camino por el que iré esta vez. Lo único que puedo hacer es caminar y caminar, por que equivocarse es aceptable, pero detenerse por mas tiempo, no.

De música y cosas así.



Era casi el final del 2009, y aunque ya habían pasado varios meses, el agujero enorme en mi rutina y en mi vida seguía allí. Fue un fatídico fin de semana de Agosto cuando lo que más temía termino por ocurrir. No voy a decir que no lo esperaba, pero no quería creer que el peso de mis acciones me golpeara en la cara de nuevo, y con todos los motivos del mundo, me dejo.

El desgarro emocional fue tal que termine faltando a clases por días, deje de preocuparme por cómo me veía y arroje por la ventana todo el esfuerzo académico de la primera mitad. Al final, no sé si por voluntad propia o por que no podía perder mi beca, me lance al ruedo otra vez, saliendo con resultados medianamente favorables. El hecho es que corrían los finales de Diciembre, y quizás por error o por mi bien había empezado a parchar la herida con otras relaciones, menos exitosas, tratando de encontrar algo que fuera lo suficientemente estable como para ser mi tabla de salvación. Pero nada lo justificaba.

Casi por navidad, recuerdo haber escuchado luego de muchos años a Queen en algún lugar que no recuerdo y con algunas personas que ya no importan. El escalofrió de la cercanía que tenia la letra con mi vida era demasiado fuerte como para ser ignorado Caught in a landslide, no escape from reality, y fue así como en ese instante deje el sillón en el que me encontraba sentado, deje por un momento de prestar atención a las voces, en una especie de viaje etéreo despegue lo más lejos posible de mi locación y me concentre en la canción, y por un segundo, no me sentí tan solo y vacio como me sentía desde Agosto.

La relación con aquel chico indudablemente no llego muy lejos, no sé si porque esa salida no fue tan buena o porque aun seguía enamorado de mi Ex, de aquel muchacho que lo era todo para mi, pero a la vez, no era nada ya en mi vida. El tiempo pasaba y la canción se volvió lentamente en un anatema, una especie de promesa, de esperanza, esa melodía lenta que luego estalla con euforia y pasión me hacía creer que yo también podía tener ese estallido, ese último grito de coraje y liberarme de aquel romance que ya olía a putrefacción y gritar con pasión Carry on, carry on as if nothing really matters.

Pero no, las cosas no son así. Y pronto por esos juegos del destino me volvería a ver a los pies de la pieza clave de mi vida, de aquel hombre al cual amaba, y de hecho aun amo. Y escuche las condolencias de la gente, por mi resistencia a dejarlo ir, por mis fallidas relaciones, por lo horrible de mi situación, pero yo seguía, y sigo convencido de que fue la decisión correcta, así que mientras los meses pasaban, me quede atorado en la misma estrofa I'm just a poor boy I need no sympathy y es que era cierto, no quería la simpatía ni misericordia de nadie, porque creía que todo cambiaria.

Pero no fue así. Y yo lo sabía, sabía que el tenia otro amante incluso cuando acepte volverá el, sabia el riesgo pero no sé si inspirado por el amor me atreví a creer que podría soportar el dolor de compartir al único hombre al que he amado con alguien más, que también lo amaba. No, estaba muy equivocado, enloquecí y al final termine empujándolo de vuelta a los brazos ajenos. Y entonces me volvía ir. Y todo volvió a nada y mientras escuchaba la hermosa versión de Montreal 1979 de la canción, no hacia mas que repetirme It's too late, my time has come

Deje todo atrás y decidí dedicarme a mí, en un fútil intento por ser feliz, por no sentirme vacio. Llene mi vida de trabajo porque era demasiado cobarde como para llenarla de un amor ajeno y demasiado sensato como para llenarla de sexo. Y en mis momentos de soledad, repetía la canción, ahora con un maravilloso cover de Glee, repitiendo con un dolor tan profundo I don't want to die I sometimes wish I'd never been born at all

Y ahora estoy aquí. Hay un mensaje suyo en mi correo, hay un montón de sentimientos encontrados y sobre todo, esta ese terrible sentimiento de que angustia por volver al círculo vicioso o darme la oportunidad de explotar como la canción. Por ahora, mientras espero que alguien más tome una decisión sobre mi vida, veo lo que hago, lo que intento y mi esfuerzo, pero lo único que pienso es que Nothing really matters, nothing really matters, to me y eso, me asusta.

Solo queda esperar ver a donde soplara el viento


Bajo el Prompt de escribir sobre una canción que marcara nuestra vida, escogi este himno de Queen.

Manifiesto





Los días pasan.

Y yo no aprendo. Al parecer me gusta sentirme herido y lastimado, es eso o simplemente soy demasiado crédulo como para darme cuenta de mis limitaciones, de la incontrolable manía que tengo por prenderme fuego cuando más volátil y débil soy.

Me dijeron, entre susurros, como para sacarme del letargo que escribimos mejor cuando estamos hechos mierda, cuando nos desgarra el alma un sentimiento o una decepción, me preocupa algo eso, que lo único que puedo hacer bien es escribir sobre derrotas, sobre problemas e inevitablemente sobre la única persona que toma mi corazón y barre el piso con él. Un derrumbe interminable de caos y descontrol al cual intento volver algo medianamente interesante.

Lo siento de verdad, lo siento por que no soy lo suficientemente fuerte o bueno como para cambiar mi propia realidad, lo lamento tanto, para conmigo mismo por ser tan terco y descontrolado, por creer cosas que no son, por entregarme ciegamente no una, ni dos, ni tres veces, sino todas las que fueron necesarias, tantas que ya he perdido la cuenta. Lo siento por ser tan estúpido de esperar una solución mágica, lo siento por decepcionar a la gente que ha esperado más de mí y a los que no esperaban nada haberlos decepcionado aún más. Lo siento por que al final de mis días siempre vuelvo a bailar ese mismo ritual de sacrificio que tantas veces he representado ya. No lo siento por todos los que dejo y deje ir porque sé que fue para mejor, ahora que cada uno de ellos encontró lo que necesitaba, lo que busco en mí y no pude darles. Al otro lado de la moneda le ha tocado quedarse con los suyos, al heredero del silencio le toco la buena fortuna de que las cartas y el destino le sonrieran en su camino. Al ladrón le fue mejor de lo que esperaba y encontró alguien a quien treparse, mientras que el prostituto cualquiera disfruta cada segundo la el vacío de su vida. Y por su parte los príncipes marcaron su territorio, y casi obligado yo marque mi distancia al entender que las piezas no terminan de encajar, que no hay un espacio entre nosotros en el cual entre un pobre y triste desahuciado con la enorme carga emocional como soy yo y que antes de romper el recuerdo es mejor romperse uno mismo.


Así que el precio que pague fue enorme nuevamente, y otra vez, para no perder la costumbre me he quedado con las manos vacías, he tenido que devolver todos esos besos y cariños que tome prestados por que al final nunca fueron míos, solo eran alquilados. Yo quise, yo ame, yo me entregue, yo mentí, yo confié, pero nada de eso cambio absolutamente nada. Casi dos años después parezco atorado en el mismo lugar, con más heridas que en esa ocasión. ¿Me arrepiento? Por supuesto, de demasiadas cosas, de no ser lo suficientemente decidido como para vomitar algo que no sea sangre –como ahora- en lugar de vomitar un sentimiento inútil y podrido, y quizás por esa podredumbre que hay dentro de mí no he hecho sino arruinar la vida de los incautos que quisieron tomar el riesgo, suena completamente compareciente, no más que este post en general, pero parece que la clave para solucionar esos problemas a medias es tener una relación fugaz conmigo para luego dejarme.

Así que aquí estoy, frente a un monitor con un horrible sabor a sangre mezclado con nicotina y esa presión terrible que corre desde el estómago hasta mi cuello. Estoy de nuevo escuchando las mismas canciones que me golpean cuando ya estoy en el piso, corriendo hacia las mismas personas que siempre me han prestado su abrazo no para llorar sino para morderme la lengua y apretar los puños hasta que goteen la frustración. Siempre creí que él era un cobarde, por escapar de mí, por no decirme las cosas frente a frente, pero me doy cuenta que el verdadero cobarde soy yo, porque tengo miedo de quedarme sin lo único que alguna vez me hizo especial, por quedarme vacío por completo sin siquiera guardar las memorias, sin tener esa reserva de esperanza que tantos años tuve, soy un cobarde porque construí mi vida alrededor de una persona maravillosa que hace mucho tiempo me dejo, y ahora que no queda ese soporte, solo desapareció y esa persona se esfumo en el tiempo solo quedan paredes débiles y a punto de colapsarse. Así que eso soy, un triste cobarde que aún espera mails o respuestas, que espera actos de valentía que probablemente no merece. Nadie me dijo que esto era lo correcto, y con total razón, aunque hubo algunos que me apoyaron pese a todo, hoy creo que toda esta estupidez ha sido la más grande que he cometido con respecto a este tema que tiene tan harto a todo el mundo, pero no hay de otra y así son las cosas, un error tras otro todo por la existencia de un amor erróneo.

Así que levanto las paredes de nuevo, borro de ellas los números y nombres de todos los que he dejado ir como precio de un ritual inútil. Grabo con sangre en mi piso la cantidad de veces que una sola persona me ha hecho trizas. Intentando encontrar un espacio respiro, cierro los ojos y recuerdo que ni siquiera como objeto o suplente he podido satisfacer las expectativas o acoplarme al ritmo de quienes me han necesitado, y que entonces, tal vez sea tiempo de volver a depender del aire, del silencio, de escapar del mundo y volver a esconderme debajo de esa cueva formada por todas las palabras bonitas pero marchitas y los sueños rotos. Empezar una cuenta regresiva antes de volver a dejar de ser yo y volver a ser un esclavo de otros, sirviente absoluto y maquina sin cerebro, dirigido en completo silencio y con el corazón rendido hacia un futuro incierto, hacia las calles solitarias de otro país, hacia un caos aún más grande del que espero no poder salir.

Todo sea para olvidar que otra vez caí en el mismo juego. Así que seguiré avanzando, hasta que se rompa, hasta que sangre, hasta que se marchite por completo.

La caida






Es curioso, muchas veces sabemos lo que esta por venir, que el golpe es inminente y la catástrofe también, pero aun asi la terquedad o en casos como el mio, la prepotencia de creer que somos diferentes, mágicos y especiales, con la suficiente capacidad como para hacer cambiar algo o a alguien, para poder obtener ese sueño efímero y adolescente que hace tanto tiempo debi dejar atrás.

Llevo muchos días sin sentarme frente a la hoja en blanco del Word, y no es por que no quisiera o no tuviera el tiempo suficiente, era por que estaba, o bueno, estoy atrapado en un libo, un espacio intermedio donde no se que hacer o a donde ir. Y es que el ha vuelto, ha vuelto y me ha tomado por sorpresa como siempre, con la guarda baja y el corazón abierto, como siempre que se trata de el. Me ha encontrado recuperándome de los excesos, lamiendo las heridas y deseando que los coqueteos indirectos se volvieran algo táctil, firme y real. Pero no, asi no fue, ha pasado lo que yo esperaba muy contra mi voluntad, pero que muy en el fondo sabia que pasaría. Y es que todos y cada uno de mis conocidos se había encargado de hacer que la posibilidad de estrellarme de nuevo se mantuviera clavada en mi cerebro, y tenían total y completa razón, me he vuelto a comer el cuento entero, a sabiendas de las consecuencias para con mi integridad emocional.


Entre correo y correo, han resurgido esas retardadas esperanzas que ya se habían asfixiado bajo mil capas de ira, enojo y sobre todo desilusión, pero no fue suficiente, y es que con el nunca es suficiente, el cuerpo cansado y frágil no tiene la capacidad de contener la locura, desenfreno y estupidez por las cuales soy tan característico, ese deseo absurdo que me vuelve a empujar al vacio. Con las maletas casi listas y la brújula apuntando hacia Argentina estaba dispuesto a dejar todo atrás, pero no, me he vuelvo a quedar quieto, recostado contra la pared y con el corazón latiendo violentamente con una mezcla de emoción, deseo, y sobre todo miedo, miedo a la incertidumbre. Durante tantos días nos hemos enviado diaria y religiosamente correos, cada uno mas meloso que el anterior, ayudando a complementar la maravillosa ilusión y el sentimiento de que todo saldría bien. Pero todo eso no es suficiente, con el nunca nada es suficiente, mucho menos cuando una parte de ti vive asustada y entre los “Te amo” que no llegan a ningún lado y las promesas que no parecen despegar mas allá de las palabras y nunca transformarse en actos. Quizás esa es la razón por la cual no me sorprende estar en el piso de nuevo, por eso el tropezón no me duele, así como los “lo siento” no se sienten si es que el sentimiento de culpa o de remordimiento.

Así que estoy en el piso de nuevo, preguntándome ¿Ahora que? A lo que la voz mas recóndita dentro de mi cabeza susurra “Ahora vamos a hacer presión hasta que se rompa”. Ya soy un experto en tomar malas decisiones, así que con los ojos cerrados intento tomar una correcta por una vez en mucho tiempo. Casi en silencio vuelvo a solicitar una audiencia con el príncipe, el único, el real. No hay respuesta inmediata y no la espero. Me vendo los ojos y amarro mis manos, murmuro por lo bajo y espero a que llegue mi turno. Alguien tiene que salvarme de mi mismo y la locura que representa en no aceptar que no duelen las caídas solo porque ya me acostumbre a ellas. Así que mientras las horas pasan y tomo malas decisiones que puedan vencer a la adicción me pregunto ¿Luego de esta última caída y levante, quedara algo más que ofrecerle a los buitres? ¿Algún pedazo oculto de dignidad y auto respetó escondido entre mis huesos?

El ultimo susurro es para rendirme y expresar mi cooperación absoluta.

Excesos





5 dias fuera de la rutina


I

Miércoles por la tarde, el cansancio me puede más que las ganas de divertirme, estoy algo adormecido en todo el cuerpo pero aun así llego al centro comercial. Camino por tiendas, veo ropa que no puedo comprarme y cosas que no puedo tener, reviso el reloj constantemente. Hoy es la despedida de Sebastián, en unos días viajara a la selva por un mes, y aunque nuestra relación no es la mejor estamos en plan de amigos y sé que lo voy a extrañar. Bajo y subo escaleras una y otra vez, y acaricio mi brazo lastimado. Hoy mientras hacia mi nuevo horario me ha preocupado más ver cuantas horas voy a dormir entre clase y clase que las posibilidades de tener tiempo libre para hacer algo mas, ya no es como antes que buscaba armar horarios con huecos entre clases para tontear o hablar con alguien, ya no me interesa eso, perdido en ese pensamiento tropiezo al subir al bus cayendo de cara contra las escaleras.

Pero eso no importa ya, al fin son las 7 y me dirijo al punto acordado. Aunque somos un pequeño grupo y debemos conocernos como máximo un año existe un gran cariño entre nosotros. A Alejandra y Harumi las he tomado como mis hijas y ellas me han tomado como su padre adoptivo cuando es necesario, las quiero y me enorgullezco de sus éxitos aunque muchas veces no pueda seguirles el ritmo característico de la juventud. Con Sebastián la historia es diferente, estoy muy lejos de ser una figura paterna o de respeto para él, soy una especie de juguete para masticar, nunca nos enamorarnos pero siempre aprovechamos el tiempo para morder y masticar un poco del otro. Hace mucho que no hay contacto físico entre nosotros, quizás porque lo aburrió mi rutina o porque a mi dejo de interesarme llevar mordidas en el brazo, pero nunca dejamos de hablar, solo que ese pedacito de intimidad dejo de importar, y fue remplazado por las ocasionales bromas y mofas sobre el resto de gente y las partidas de League of Legends.

Nos desplazamos por el centro comercial, no está infestado de gente como en un fin de semana, pero igual y es un poco difícil navegar entre las personas, mientras buscamos a donde ir sugiero Fridays, pues Harumi y yo nos debemos una comida allí y una Happy Hour que jamás tenia pensada cumplir. Acomodados en los sillones empezamos a conversar. Alejandra quiere pagar los tragos pero yo me rehusó, no porque no me gusten que me inviten sino porque ese sentimiento paterno me dice que debo hacer lo posible para que conserve su dinero. Harumi por su parte, revisa la carta y busca los tragos mas exagerados y me dice sonriendo que quiere verme tomar, a lo que le respondo que no, que sigue sin gustarme el alcohol aun después de nuestra fiesta de año nuevo, Sebastián me mira de reojo y le hace un comentario al oído a Harumi lo cual ocasiona risas entre ellos y yo hago de cuenta que el menú es muchísimo más interesante que la conversación. Unos 15 minutos después, ella y Sebastián han escogido dos tragos para probar, Alejandra y yo –que hemos seleccionado cuidosamente que vamos a tomar hace mas de 10 minutos- los miramos con algo de desconfianza, y como es Happy Hour, Harumi anuncia sonriente que tendremos dos Mojitos por el precio de uno. Llega la comida, que debido a nuestros bolsillos es algo muy pequeño y se acaba casi inmediatamente y luego los tragos, los tres me invitan a probar un poco del Mojito, Sebastián argumentando que está mucho más suave de lo que esperaba y que sabe casi completamente a Sprite. El primer sorbo me sabe a mierda y como si estuviera comiendo algo extremadamente amargo mezclado con menta. Sebastián ríe ante mi cara de asco y Alejandra se apresura a quitarme el Mojito de la vista, con algo de apuro tomo la sal en la mesa y la lanzo a mi boca para quitarme el desagrado de encima, a Harumi toda esta escena le parece muy divertida. Tomo un segundo sorbo solo porque me da curiosidad y me sabe igual de mal. Sebastián me dice que igual tenemos que tomárnoslo Alejandra y yo por que ya pagamos por el, lo que ocasiona que le dé una vuelta a mis ojos con algo de enojo, pero al final por no discutir de mas con Sebastián y engreír a Harumi lo hare. Ale me recomienda que no saboree el trago y eso intento y la tercera vez es menos molesta, pero ya me empieza a quemar la garganta, aun así me pido un té con manzana para quitarme el sabor de encima. Entre risas y anécdotas llega el tercer trago, que parece una piscina y me seduce con su color, tiene Helado de vainilla, Bailey, Vodka, Chocolate y Crema de café por lo cual imagino debe ser mucho más dulce. El primero en atacar es Sebastián junto con Harumi mientras Ale les toma una foto, luego de la respectiva foto me alcanzan la copa enorme, Alejandra comenta que ya estoy algo colorado pero yo solo me rio porque esto tiene el efecto que estaba esperando de esta salida, pasármela bien, y creo que el margarita tiene algo que ver en mi espontaneo buen humor.



Y entonces doy el primer sorbo, es la primera vez que pruebo alcohol que me guste, doy un segundo sorbo más prolongado y seguimos riéndonos, al tercer sorbo estoy demasiado colorado para que sea solo el calor, al cuarto sorbo –que cada vez me sabe menos y me adormece mas- el calor me puede y le digo a Sebastián que está a mi lado que lo odio por esto el me mira de reojo y no se ríe pero aleja la copa gigantesca de mi. Harumi, que también esta alegrona, se acerca a mí y me abraza y yo acerco la copa por que el helado me refresca y doy un trago mas donde ya no me arde la garganta y todos los colores se ven más vividos. Alejandra como buena hija me arranca la copa y me toma la mano recordándome que al día siguiente tengo que ir a trabajar, y yo como un buen padre no le hago mucho caso y tomo otro trago antes de recostarme sobre la mesa. Alejandra y ahora Harumi deciden que no debo tomar más y Sebastián procede a vaciarse la copa no sin antes robarle un sorbo más. Alejandra preocupada se lleva la copa y ella y Harumi se la acaban mientras yo me rio y veo que todo se mueve ligeramente. Nos paramos para irnos luego de pagar y de hacerle ojos al mesero muy descaradamente. Al intentar pararme golpeo mi cabeza contra la lámpara sobre la mesa y caigo al sillón rendido, riéndome como loco y resbalándome de él hasta caer al piso. Alejandra y Harumi se acercan y yo me levanto aun riéndome hasta que salimos del local. Aun preocupados por mi me embarcan en el auto y yo no sé si por el alcohol o por algo más me voy riéndome por allí hasta que no doy mas y llego a casa. Pienso en cosas, posibilidades pero mi mente está en otro lado, nada me afecta y todo me parece divertido. Me duermo tarde con el mareo y calor incontrolable.

II

Jueves por la mañana, creo que llegare tarde al trabajo. El dolor de cabeza es más fuerte esta mañana, imagino que es el alcohol, tengo algo de nauseas y aun me duele el brazo por la caída de ayer, me intento arreglar y darme una sonrisa que el espejo me devuelve sin ganas. Me visto y apresuro a salir.

Es de tarde y es un día demasiado atareado en el trabajo, no saque de mi maleta dos pedazos de pizza de ayer que no se ven mal y el dolor de cabeza me empuja a comerlos. Luego como el hambre post estragos me invitar a seguir comiendo dos bolsas de palomitas de maíz serán mis nuevas víctimas, parece que no me puedo detener el día de hoy. Tras la tarde medio con nauseas que considero son porque tengo antojos y no tengo ganas de nada mas me empujan a comer un paquete en Mc Donald. Grave error, eso solo me da un mareo más grande que intento sofocar con mentas que también me dan más nauseas. Todos los jueves siempre son largos pero este se ve estratosférico. No sé si las nauseas son por el alcohol o la comida y no me importa mucho en realidad por que no son tan pesadas. Ya casi antes de irme me piden que por favor valla a dejar unos paquetes al hospital en donde la esposa de mi jefe acaba de tener sus mellizas.



Desganado llego al hospital, sucede que los odio con un fervor incontenible y aunque esta clínica es medianamente elegante no puedo evitar sentir el escalofrió de la tragedia rodar mi cuerpo y el recuerdo borroso de que hace unos 18 años cruzaba esta sala en una camilla para que me cocieran la cabeza. Hace demasiado calor y llego al quinto piso mucho mas agitado de lo que estaba cuando entre. Entre sudor y cansancio espero a mi jefe en la sala de espera, el sale radiante como todo padre. Yo solo le doy sus regalos y hablo con él un poco sobre el trabajo, sobre como nuevamente la gente intransigente espera que aparezca el día de mañana para trabajar, nos reímos un poco de eso, algunas veces la gente olvida que el resto de personas con las que trabajan también son gente con necesidades y prioridades. Así que aunque quieran que vuelva a trabajar, mi jefe que es gerente se ríe y me da una palmada en la espalda, antes de preguntarme si quiero ver a sus hijas recién nacidas, mas por compromiso que por interés acepto y camino a su lado hasta las incubadoras. El resto de su familia se aglomera frente a la ventana a ver a las dos nuevas integrantes de la familia Von Hesse, lo que pasa a continuación me desconcierta demasiado, la cortina se levanta y dos niñas una rubia y una morena se encuentran respirando y moviéndose ligeramente dentro de las cajas de cristal, una especie de instinto me golpea el pecho, he recordado ese deseo callado de ser padre, esa necesidad de dejar una huella en este mundo y de tener una familia que nadie pueda arrancarme de las manos. No me gustan mucho los bebes pero verlas allí tan indefensas me recuerda que alguna vez la promesa de una familia con tres niños era lo que me motivaba a quedarme horas extra en Starbucks.

Duermo en el camino de la clínica a mi casa, estoy demasiado cansado y sin embargo aun tengo mucho que hacer. Al llegar a mi casa me encuentro con Andi, quien es mi primera hija. Ella ha estado conmigo desde hace tantos años, me gusta pensar que hemos crecido juntos. No siempre se lo digo pero tiene toda mi confianza, es una de las pocas personas que me ha arrastrado lejos de mi mismo cuando he tocado fondo y pensando en acabar con todo y todos de una buena vez. Me da un paquete con las cosas que he comprado para mi computadora, un disco duro, una memoria y una tarjeta de video, en el fondo siento que es un exceso, que en realidad no necesito tanta memoria como la que estoy comprando pero creo que más que eso necesito gastar ese dinero antes que tenerlo guardado en un cajón atormentándome con los posibles e inciertos de los que está hecho. Andi me pregunta como estoy mientras me meto a la ducha, le digo que como siempre, ni bien ni mal, con las ganas de tener algo que no puedo tener, ella no comenta ni a favor ni en contra, solo le sube el volumen a la canción deprimente que estamos escuchando “Se llamaba soledad y estaba sola, como un puerto maltratado por las olas” Solo, así me siento la mitad del tiempo, ni David ni ninguno de los demás me ha podido quitar el sabor a soledad de la boca, no me siento solo por que no tenga a las personas que quiero tan cerca como me gustaría, me siento solo porque parece que nadie nunca está de acuerdo con lo que hago o no parece interesarles lo que hago. Murmuro el nombre de esa persona a la cual sigo extrañando mientras salgo de la ducha y me arreglo. Andi me espera en la puerta de la habitación y salimos, le doy un beso en la frente para recordarle que la quiero mucho antes de abordar otro bus hacia el centro comercial.

Anthony me está esperando, es la segunda vez que nos vemos pero me ha pedido ayuda con un tema muy delicado como es la ropa, sobre todo para su graduación. Caminamos por tiendas rápidamente porque me siento algo mal pero hacemos una parada en Starbucks. Nos reímos mucho y tengo que admitir que me cae muy bien a pesar de que no somos para nada parecidos, es una suerte de hermano mayor, que tanta falta me hace en estas épocas de descontrol e inconstante cambio emocional. Mientras elegimos corbatas hablamos de nuestros planes e ideas, de lo que queremos hacer. No puedo evitar llenarme la boca con los sueños a medias que tengo, ese montón de ideas que quiero realizar y por las cuales estoy encadenado a un trabajo que no me gusta del todo hasta que pueda tomarlo por las astas y domarlo bajo mi mando, pero la pregunta de “¿Qué planes tienes?” siempre es difícil de responder, no porque no sepa que es lo que voy a hacer, sino porque no es lo que realmente quería, es el plan de emergencia diseñado específicamente para salir adelante y no dejar todas esas ideas y pretensiones mías a la deriva. La verdad no estoy muy seguro de porque quiero arriesgar todo en Argentina, pero creo que es un exceso que debo cometer, lanzarme al vacio sin nada que me recuerde mis errores y el dolor, sin nada que me atormente mientras la vida y las oportunidades aceleran junto a mi arrastrándome hacia delante.

Mientras conversamos en la banca me empiezo a sentir mal, mi brazo se empieza a adormecer debido a las venas hinchándose, desde hace varios meses que mi salud empeora mas. No se porque, y la verdad dudo que sea algo más que los achaques de la depresión, creo que me he abandonado demasiado, aunque en general podría decir que he abandonado todo, desde mis intereses originales hasta mi pretensión de alcanzar un bien mayor por encima del personal. Cuando el latido de las venas empieza a molestarme y el mareo me puede es cuando me voy, pidiendo disculpas por la súbita retirada subo al primer bus que puedo, y en el camino una especie de viaje psicodélico da comienzo en mi cabeza. Entre el calor, la agitación y el mareo tambaleo hasta la cama y me quedo dormido envuelto en la nausea

III

Viernes en la mañana. Todo me da nauseas y no quiero comer absolutamente nada, he decidido que tratare de privarme de todo. Caigo en cuenta que el hígado es la principal razón por la cual todo me da nauseas hoy. Estoy tarde por haber estado vomitando la noche anterior y esta mañana, mientras el taxi me lleva hacia el trabajo recaigo en que a pesar de todo lo que intento siempre tomo las peores decisiones, puedo decir con todo orgullo que soy bastante más estúpido de lo que creía. Cuando al fin llego a la oficina, correctamente vestido y arreglo me recibe el aroma de la grasa de las palomitas de maíz. Las nauseas me invaden, así que salgo corriendo al baño a remojarme. Mensajes de texto por aquí y por allá con Anthony para no caer en un coma por lo que queda del día. El reloj parece detenerse, estoy pagando el precio de excederme con la comida y con los limites de mi ya trastornado cuerpo.

Paso el día arrastrándome, buscando las maneras de no morir. Al final del día Yoyo viene por y vamos a algún lugar a comer, tengo demasiadas nauseas y siento que moriré, pero Yoyo me lleva a comer una ensalada. Gracias a las pastillas y la ensalada me siento como nuevo pero el sueño me vence, por que ya estoy cargando dos días de excesos así que le suplico a Yoyo que me lleve al Box del karaoke en el que vamos a pasar la noche, tras varias insistencias acepta. Cuando llegamos sin dar mas ceremonias me lanzo a uno de los sillones y me lanzo a dormir preocupado de no babear mi camisa, y es que si ya había llegado hasta aquí sin vomitarle encima no iba a mancharla.




Creo que logro dormir una hora y algo, pero luego la caravana de personas entra al box. Canto bailo grito, miro a un chico al que nunca había visto en mi vida y cantamos una canción juntos, me pierdo en sus ojos por un rato, sigo gritando entre canción y canción. Se acerca un poco mas y yo lo miro de reojo, aprendí a hacerme el difícil entre tanta relación fallida, aprendí a no lanzarme. Cigarros van y vienen, de pronto todo el malestar del día no es mas que un recuerdo, intento ir por un Red bull pero mis bolsillos están mucho mas vacios de lo que esperaba y me quedo con las ganas. Pasan las horas y nos dan la cinco, no doy mas, los ojos se cierran de a pocos y quiero lanzarme a dormir. Tomamos el taxi y pienso hace cuanto que no recorría la ciudad a esta hora.

Aun en el taxi pienso que toda la música tiene un significado, una historia, que todas las que sabia eran por algo, por alguien, por situaciones. Reconozco además que puedo aceptar que me atraiga alguien pero no tengo el interés suficiente para lanzarme, y empiezo a temer que todo lo que hago no me apasiones, no me emocione. Creo que la frigidez le esta ganando a mi interés y todo se ha vuelto una carrera por dinero por encima de una carrera por la felicidad. La decepción me ha quitado el deseo juvenil de ser uno de esos seres extremadamente felices que van por el mundo haciéndole el bien a todos, enamorándose con rapidez y teniendo sexo como conejos, hasta cierto punto, creo que el sexo se me hace aburrido ahora. No le doy mucha importancia a todo este pensamiento y me lanzo a dormir

IV

Sábado a la media tarde, despierto sin recordar claramente que paso los otros dos días, según los planes hoy es el último exceso, la fiesta de despedida de Sebastián. Me arreglo, ni mucho ni poco, se supone que me van a presentar a alguien pero luego de todo lo que ha pasado las ganas de dormir son más que mis ganas de excederme con algo más. Una parte de mí, en una voz pequeñita me susurra al oído que lo adecuado es seguir arriesgando todo esta noche también, y la verdad no estoy tan seguro de que tan mala idea sea. Cuando ya es la hora adecuada salgo de mi departamento y me dirijo a recoger a Harumi para irnos juntos a la fiesta.

Camino por la calle y paso por el instituto, solo pienso en todo lo que tengo que hacer y lo que quiero hacer. Las cosas que quiero hacer son tan diferentes ahora, siento que he tenido que cambiar de planes tantas veces, adaptarme, acostumbrarme, sobrevivir a todo eso que no quiero enfrentar que mis sueños han perdido personalidad, gracia, estilo. Antes mi ambición más grande era casarme con el amor de mi vida y tener una casa enorme que me volviera la envidia de los estúpidos vecinos que me tocaran. Ahora solo quiero sobrevivir, llegar lejos, machar el universo y morir en paz, dejando una marca en la historia, como las uñas que se clavan los amantes al hacer el amor.

Harumi como siempre esta extremadamente linda y bien arreglada, cuando llegamos a la fiesta casi no hay nadie, no conozco a nadie y me niego a conocerlos, ando tan pegado a Harumi que la gente empieza a creer que somos novios y eso nos arranca una sonrisa. Es tan gracioso como algunas personas pueden ser tan ingenuas, y creo que por eso adoro tanto a este grupo de amigos, por que me presentan gente tan diferente a la cruel y violenta que escogí como amigos en el resto de mis grupos. Harumi me da un abrazo y se va a conversar con sus amigas de escuela de temas que no me interesan en lo mas mínimo. Maher esta con su novia y Sebastián esta preocupado. No dice nada pero veo que tiene miedo de irse, o quizás solo esta preocupado por que es lo que puede pasar con su vida, y en ese momento recuerdo cuanto lo quiero, cuando se ve como un gatito indefenso y no como un lince asesino. Le hago un cariño en la cabeza al que responde con un abrazo a medias.

Cuando la fiesta empieza el alcohol va y viene por todos lados. Alejandra que ha venido con su novio, Harumi y yo estamos examinando todo y riéndonos, la música es malísima y acordamos que la culpa es de Maher por no saber organizarse bien. Cada chica que entra tiene menos ropa y cerebro que la anterior, no entiendo muy bien como cuadran mis dos niñas en esto pero allí están, no conocen ni a la mitad y están completamente diferentes a ellas pero para mi son las estrellas de la noche. Al final el plato fuerte de la noche aparece, los amigos de Sebastián entra y cada uno es mas sensual que el anterior.

Sin embargo no logro hablar con ninguno, pasa algo en la puerta y Sebastián desaparece con sus amigos. Es su turno de cuidar la puerta mientras el resto de la gente esta en la fiesta, cuando aparece de nuevo me pide que lo haga. Lo maldigo en todos los idiomas por que es su trabajo y yo tengo que hacerlo. Cuando se va veo que se va con el chico que me gusto a mi y doy un suspiro de frustración. Mis niñas me preguntan por que estoy aquí esperando aquí y les digo que estoy ayudando a Sebastián mientras el hace las maletas para irse. Ni yo me creo ese cuento y es que me imagino lo que esta haciendo, conozco esa rutina, se lo que hace, se como se mueve, lo he visto moverse, se como ataca y se como besa.





Pasan 30 minutos y Sebastián aparece radiante, y todo el mundo esta feliz aunque yo lo perforo con la mirada. Me dice que no puede mentirme y si la paso bien, que estaba disfrutando sus últimos momentos en la capital. Al final intento no hacer corajes, y le repito que todo esta bien. Las horas pasan y aunque estoy pasándolo bien nada parece estar saliendo bien. A la una de la mañana Sebastián se va al aeropuerto, se despide secamente de todo el mundo, puedo ver que no le gustan las despedidas, abraza a sus amigos y en el ultimo instante me da un abrazo inesperado y un beso en la mejilla, uno que nadie ve y del que nadie puede sospechar, no me mira y no se despide y se va. Y quedo convencido de lo imbécil que es.

Para cuando nos vamos de la casa es como las tres de la mañana, al final cuando recién decidimos bailar la música estallo. El viento de la madrugada nos azota la cara y nos despierta, conversamos hablamos, reímos. Anthony me llama enojado por que me olvide de su graduación pero con todo lo que ha pasado hoy la pregunta es como no olvidarlo. Cuando estoy en esta zona siempre recuerdo la época en la que me iba de la casa, en la que no tenia a donde ir y doy las gracias por haber sobrevivido a mi propio caos y refuerzo mi creencia de que aun puedo salir adelante, sobre todo rodeado de toda esta gente rara. El ultimo sorbo de Ginger Ale y nos levantamos del pasto, es hora de ir a casa

V

Domingo en la tarde. Hoy tengo que descansar ya tuve demasiados exceso. Pero no es cierto, hoy es el peor de todos, el prohibido, el incontrolable.

Hoy lo espero. Hoy me quedo esperando un mensaje, algo, hoy me vuelvo loco pensando en el, me doy cuenta de que todo lo que he hecho y todo mi esfuerzo para no pensar en el durante los otros cuatro días se va al diablo, por que esta allí, siempre esta allí, es mi peor exceso, mi adicción.



Me aferro a esos mensajes anónimos, a los mensajes cortos dirigidos a mi, a la esperanza de volver a tenerlo como antes, que todo sea mejor que antes. A reconstruir encima de la demolición y encontrarme con algo mucho mejor, a pensar en todo lo que nadie mas puede pensar ni quiere escuchar.

Todos esos excesos no son lo que quiero, aprender de ellos y vivirlos me han permitido darme cuenta que el único exceso que quiero es el, es tener mas y mas de eso que tan fuerte me hizo, es tener la inspiración, el deseo y la creación que tanto tiempo me ha dado alas, me ha permitido crear y recrear una cosa por encima de otra. Quiero esa ambrosia que mi cuerpo conoce tan bien, y a la cual cada vez le pierdo mas el sabor. No necesito excederme con una fiesta, sexo o bebidas, lo que quiero es pasar mis tardes de fin de semana viendo películas, viendo series, jugando World of Warcraft y riendo de estupideces que a nadie le interesan y que no puedo compartir con nadie mas.

Y por eso reniego, y me enoja sentir que solo puedo tener las sobras de mi exceso favorito. Y repaso los días, y los mensajes toda la tarde, mientras espero algo que no se que es, mientras me pregunto que tendría que pasar para que el universo gire a mi favor, para pensar que pasara primero, si el exceso incontrolable por recordar, por amar y aferrarse me destruirá o si el cansancio y el stress terminaran por borrar el sabor de mi boca que tantos años he guardado.

La decisión ya no es mía. Las palabras bonitas y las promesas son mi nueva adicción, quiero más y más de ellas, quiero grabarlas en mi alma, recordar lo importante que es todo esto, lo importante de la decisión, lo mucho que quiero que todo vuelva a estar en orden. Solo quiero empezar de nuevo, no como la persona que era antes, sino como alguien que ha aprendido de sus errores y esta dispuesto a frenar sus excesos.

[4500 palabras y todas ellas para recordar lo importante que eres]