Inalcanzable [Post Final]



So.this.is.how.it.ends.



Volvía a casa, y por esas cosas del destino, mientras miraba por la ventana alguien que se parecía mucho a ti se sentó a mi lado. Mi primera reacción fue “Estoy alucinando de nuevo”, pero no, era alguien tan parecido a ti, que no sabía si besarlo en ese instante o golpearlo. Debo habérmele quedado mirando mucho rato por que cuando volteo me miro algo asustado. Devolví mi mirada a la ventana y sonreí en silencio. Sonreí por que solo yo sabía que pasaba.



Cuando te conocí, éramos dos niños llenos de dudas y temores. Con el tiempo, o quizás con por cuestión de suerte, o más bien por la falta de ella, nuestras vidas se fueron complicando mas y mas. Podrías decir que éramos dos niños abandonados a su suerte, obligados a crecer y volverse gente medianamente adulta y responsable. Crecimos juntos. Transitamos por el mundo tomados de la mano, como amigos, como confidentes, como amantes, como soñadores. Nos caímos, juntos y separados. Afrontamos los problemas de toda clase, de la familia, de los amigos, de la gente que nos hizo daño, de los estudios, de dinero.

Con la edad, así como nuestros problemas, nuestros sueños fueron creciendo, sin darnos cuenta, esos sueños que al inicio eran individuales se fueron juntado, creando una enorme nube que volaba sobre nuestras cabezas. Sin embargo, esa nube termino volviéndose negra, y nos separamos por primera vez. Demás esta decir que hubieron lagrimas, gritos, enojos, discusiones y luego silencio. El tiempo paso, y nos equivocamos tanto tantas veces cada uno en su camino que, de una manera u otra, llegamos a la conclusión que el camino correcto era el que forjáramos juntos.

La vida siguió su camino rápidamente, el viento rozaba nuestras caras. El mundo parecía moverse mas y mas, un continuo terremoto tras otro. Pero jamás soltamos nuestras manos, sin importar la distancia, un pedazo de nuestras almas abrazaba a la otra, esperando, escuchando, soportando, deseando. Nos amamos tantos e hicimos tantos planes. Juntos día a día creamos un castillo de cartas tan efímero e incorpóreo como nuestro amor, pero no por eso menos fuerte, menos real, menos importante. Quizás fui demasiado rápido, o en realidad demasiado lento, y creí demasiado en mis capacidades, cometí el error principal de cualquier desastre, di las cosas por sentado. Conduje las cosas por una autopista demasiado rápido, no mire la carretera, mire mis ojos llenos de angustia y enojo y no vi lo más importante. No te vi a ti pidiéndome ayuda, no vi la nube negra al final de la autopista.

Forever love, forever dream
afureru omoi dake ga
hageshiku setsunaku jikan wo umetsukusu
oh! tell me why
all i see is blue in my heart
Will you stay with me

Me estrelle, caí rodando por el concreto, desgarre mi piel y volví a perder la visión. Por instinto aun sangrando y sin recuperar el sentido quise arrastrarme hacia ti. Pero era muy tarde, ya te habías ido, ya te habían rescatado del accidente. No fui a un hospital a que curaran mis heridas, solo me seque la sangre de los labios y me lance a llorar. Cuando te volví a ver estabas tan lejos y te veías tan bien, que solo me quedo fuerzas para darme media vuelta, y retroceder mis pasos.

Ya no eres un niño, y ese amor de cristal que teníamos no tiene lugar en tu corazón. Hace poco terminaste de estudiar, ya eres un adulto. Te esperan responsabilidades enormes, dedicarte al trabajo, luchar por tu felicidad, por tu independencia, un mundo completamente nuevo, del cual yo ya no puedo ser parte. Eres un adulto y yo aun sigo siendo un niño aferrándose a un recuerdo que ya no existe. Absorto en el dulce sabor del pasado.

Ahora eres todo un joven empresario. Pasaras navidad celebrando tus éxitos y tus nuevas oportunidades y yo no estaré allí. En año nuevo, pedirás por un año mejor y más exitoso, y yo tampoco estaré allí. Cumplirás 22 años, y seguramente logres un ascenso por lo capaz que eres, y tampoco estaré allí. Pasaran los años, y lograras vivir solo, como siempre deseaste, despertaras una mañana junto a la persona que amas, y yo, no estaré allí. Asimismo, cuando yo termine de estudiar, tampoco estarás allí, cuando cumpla 21 años tampoco estarás aquí. El día que mis ojos se cierren para siempre, no lo sabrás, porque me encargare que no lo sepas.


No tengo nada que echarte en cara, nada que disculparte, ningún motivo para odiarte, aun me sobran razones para quererte, cosas por las cual admirarte y motivos para amarte. Pero el cuento de hadas se acabo hace mucho. No puedo darte un regalo de navidad, ni mucho menos uno por haber logrado terminar tu carrera. Pero este es mi regalo para ti, ahora que eres un adulto y no hay espacio para esos juegos de niños. Es mi despedida. Es mi adiós. Es mi tonta manera de dejarte ir, de aceptar que eres Inalcanzable, de poner esas canciones que tu me diste y dejar que todo sea libre. Es mi manera de decirte “Lo siento, me equivoque en grande”, de decir “Gracias por todo lo que me enseñaste” de balbucear unas últimas palabras de afecto y de decirte adiós, porque no tengo el coraje para hacerlo cara a cara.

Hasta siempre.

Inexplicable

there.is.to.much.to.say



No me termina de agradar el mundo en el que estoy ahora, no me terminan de gustar las motivaciones por las cuales me guio. No termino de convencerme de la sonrisa que tengo en la cara. Y no puedo decir porque, pero tampoco termino de agradarme yo mismo

Sin darme cuenta han pasado más cosas de las que podría haber controlado este año. Nunca hubiera imaginado, y mucho menos querido, que las cosas llegaran al punto en el que están, pero es el resultado de una gran cantidad de decisiones y desaciertos. Sin embargo, desde que empecé a arrastrarme fuera de mi prematura tumba hasta donde estoy, el camino ha sido largo y frustrante, las cosas han cambiado y no sabría decir si es que el cambio al final ha sido positivo o si he terminado de aprender las lecciones que todo esto suponía enseñarme.


Hoy el sol esta brillando en mi ventana, ver el cielo tan claro como no lo había visto desde hace meses, me hace sentir como si aun fuera el niño que corría en su bicicleta cuesta arriba tarareando canciones y sonriendo de oreja a oreja por que iba hacia un nuevo destino. Creo que lo que me ha cansado tanto ha sido eso, correr de un lugar a otro, escapar, nunca tener un destino fijo, o concentrarme tanto en todos los lugares a los que podría ir o todas las opciones que podría tomar que olvide por completo el camino que quería seguir.Este año me ha tocado perder, me ha tocado caerme, equivocarme, llorar y maldecir mil nombres uno tras otro, este año me correspondía aprender las lecciones a la difícil, a sangrar y llorar por cada uno de esos errores egoístas y mezquinos.

It's time to try
Defying gravity
I think I'll try
Defying gravity
Kiss me goodbye
I am defying gravity

A pesar de todo, me han quedado cosas, pequeñas cosas que disfruto y me permiten mantenerme en pie. Pequeñas piedras que me alejan de caer de nuevo. Me quedan cosas que me gustan y me mantienen en movimiento. Me gusta este sol brillando en el cielo, me gusta sentir un abrazo por la tarde, me gusta el aroma del perfume de Alex impregnado en mis sabanas, me gusta la sonrisa de mi madre cuando duerme y no hace comentarios fuera de lugar, me gustar pensar que todo esto, toda esta situación no es más que un mal momento y una dura lección, me gusta recordar el pasado por que en cierta forma soy masoquista, me gusta recordar lo feliz que fui por que en el fondo me hace creer que podre volver a serlo, me gusta escuchar esas canciones que me ponen triste y me quiebran el corazón porque fuera de todo, siguen identificándome, siguen cantando una parte de mi historia, me gusta creer que en el peor de los casos voy a superar todo esto y tendré el valor de enterrar todo sin enterrarme a mí mismo, me encanta cuando Isabel viaja desde tan lejos y me la puedo robar de a pocos, me encanta viajar en un automóvil privado porque de esa manera pongo en privado mis pensamientos e ideas, me gusta conversar con Johan de todas esas cosas que no tienen sentido, me gusta que Odette deje de ser tan ninfomanada por un momento y me dedique un poco de su tiempo, me fascina reírme en silencio de toda la mierda que dicen de mí, pero sobre todo me gusta escribir, encontrarme conmigo mismo, sentirme especial, con talento, sentir que a pesar de todas mis atrocidades contra mi vida y mi entorno aun puedo quererme.


No finjo que estoy bien ni hablo de cosas lindas e inspiradoras, porque no es lo que me pasa, y si hay algo que no me gusta hacer es mentir. Cuando alguien me pregunto “¿Por qué no escribes cosas felices?” Le respondí “Por qué no me pasan cosas felices”. Mentiría si jurara que estaré bien, porque no lo sé, y aunque me gustaría está en una pieza y completo es un juego indescifrable e incomprensible en el cual no puedo hacer trampa, del cual no tengo guía y mucho menos códigos. No está en mis manos esperar que un hombre destruya la cadena que yo mismo me puse a este enorme ataúd de fantasmas que cargo en la espalda, tampoco es mi decisión si es que la persona que tiene la llave vuelve sobre sus pasos y escucha mi cada vez más distante voz.

Too long I've been afraid of
Losing love I guess I've lost
Well, if that's love
It comes at much too high a cost!

Quizás si sigo sin esperar nada, sin explicar nada de lo que tengo dentro del cerebro y el corazón, si solo actuó y dejo que sea la historia quien borre esas cicatrices enormes en todo mi cuerpo. No puedo explicar que es lo que siento, puedo explicar que es lo que quiero y como lo quiero, pero no puedo explicar coherentemente porque creo que lo merezco, tampoco puedo terminar de explicar todo lo que siento sin que suena a un drama barato o una exageración sin fundamento, así que supongo, más bien intento creer, que algunas cosas, valen más y son más puras, cuando se quedan inexplicables.

Incontrolable

don't.make.any.noise



Hasta hace media hora había olvidado por completo mis cigarros tirados en el cajón de madera de mi escritorio. Hasta hace dos horas tenía ganas de ir a perderme en una discoteca y despertar tirado en la sala de alguien o en mi propia casa seis horas después. Hasta hace seis meses, estaba tan confiando de la perfección de las cosas que creía que pasara lo que apsara y fuera a donde fuera todo saldría bien.
Hasta hace dos días estaba sumido en la depresión. Hasta hace poco más de un año, podría haber recorrido el mundo sin problemas si hubiera mantenido mi cabeza fría y mis manos en mis bolsillos.

Una parte de mi cabeza me dice “Escribir sobre ti es una de las cosas más estúpidas que podrías hacer, considerando que eres un saco de contradicciones e intransigencias” y la otra, más razonable y maternal me susurra al oído “Sigue escribiendo hasta que entre líneas drenes toda esa frustración y tristeza que ronda en tu alma”. Por mi parte yo, tan inconsistente como siempre, no termino de hacerle caso ni a un lado ni al otro. Escribo sí, pero escribo solo cuando el cerebro no soporta más el peso de mis ideas.


Come up to meet you, tell you I'm sorry
You don't know how lovely you are

I had to find you
Tell you I need you
Tell you I've set you apart

Si la dignidad fuera dinero, probablemente podría comprarme una gaseosa, pero si el auto respeto lo fuera, quizás no me alcanzaría ni para un chicle. Entiendo que estoy sumamente equivocado y mal de la cabeza, a la vez, entiendo también que quizás, y aunque me duela admitirlo, toda la gente que conocí durante mi vida y me miro con un aire de desprecio por mantener un romance a distancia, tenía razón y al final, uno se enamora de algo que no existe, que quizás como el resto de gente que un día se despierta y empieza a creer que no hay vuelta atrás, me toca cerrar los ojos y caminar por el lado opuesto del que vine, tomar un poco de ese engaño constante que la gente llama “realidad”.


Mi introspección sobre estas conclusiones inconclusas, sosas, grises e inertes me hace analizar mis cigarrillos con detenimiento ¿Qué carajos le ponen a estas cosas? Pareciera que con cada uno de ellos mi cabeza empezara a trabajar contra el tiempo, como si el humo fuera una amenaza total hacia todo lo que queda en pie. Es gracioso, la gente perdona los errores de un drogadicto, de un alcohólico, de alguien enfermo con esquizofrenia, pero la sociedad la gente, el mundo la misma vida, para no perdonar los errores de alguien que no puede controlar lo que siente, no puede dominar lo que quiere, no puede callar su corazón, no puede evitar querer escapar del mundo y aislarse a hacerse esas innecesarias preguntas, la ira alcohólica o el movimiento autodestructivo, e incluso los terroristas rehabilitados tienen más espacio en la compasión de un grupo de viejas tomando el café de la tarde. Quizás el mundo sería más sencillo si hubiera algo así como Depresivos Anónimos.

Pero así son las cosas, así fluye la vida, este es solo el otoño. Otro otoño de vida que me toca vivir, quizás lo adecuado sería decir que soy la representación del otoño, luchas tanto por mantener todas esas cosas que a lo largo del año o la vida has tenido sobre ti para en un instante ver todas volar como hojas secas en el aire, solo con la esperanza de que todo eso caiga a tus pies de nuevo, y lentamente regrese a donde estaba. Así es para todos, el otoño les llega luego de una larga primavera, o corta, dependiendo de la suerte. Enfermo de amor, o subversivamente melancólico.



Nobody said it was easy
Oh, it's such a shame for us to part
Nobody said it was easy
No one ever said it would be so hard

I’m going back to the start

Creo que, la principal razón para la que escriba tantas cosas que desembocan en tanto cuento gris o triste es que ya no escribo para nadie. Ya no hay musa, si hay motivos, no hay interés, no hay búsqueda, escribo para mi, para decirme esas cosas que no le digo a nadie, para comentar conmigo esas ideas repulsivas que guardo en una pequeña cajita a obscuras por la noche. Escribo para decirme “Lamento no poder hacer nada por solucionar tus problemas”. Escribo con la esperanza de que entre tanto texto encuentre la consistencia para salir adelante, para enamorarme, para olvidar, para vivir, para creer en mí mismo, para triunfar. Para dejar de ser esta réplica de lo que alguna vez fui.

Lo que me quitaste.




Me quitaste la sonrisa.
Me arrancaste la piel
Con tus tiernas manos, desgarraste mi corazón, como un felino salvaje desgarra una cortina.
Destrozaste mi mente
Quemaste mi habitación
Me quitaste el sueño
Enterraste mi esperanza
Te comiste mis sentidos
Anulaste la cuenta de crédito para mis sueños
Quitaste el cuadro de la pared
Y seguro, lanzaste por la ventana el peluche que me compraste.

Alguna vez dijiste "Tengo miedo" pero el terror lo plantaste tú, en mi corazón. Alguna vez escuche tu voz haciendo promesas de amor eterno. Ahora escucho el silencio, esperándote con anhelo. Alguien te ha vuelto nombrar, incluso cuando está prohibido hacerlo, alguien cometió un grave error, y me recordó que te tengo clavado en el lado oscuro de mi corazón. Alguien removió con una espada los sentimientos que guardaba por ti.

Revisando cosas, que ya casi tienen un año de antiguedad, te encontre a ti, por que siempre, siempre estuviste alli. Y no se si es que pesan mas mis errores, o tus palabras incumplidas, si pesa el tiempo imaginrio que pediste, o arde la impotencia en mis manos.

[...]Es normal amor .A mí me da miedo que creas que dejare de amarte

Pues a mí me da miedo creerlo, Tu sabes.
Ya no noto el mismo interés de antes
Me asusto y me pongo paranoico ,se que estas cansado y fastidiado

Pero amor, es normal, nosotros terminamos y si terminamos fue porque tú lo decidiste

Me refiero a cuando volvimos

Pero por eso, hemos vuelto pero no es igual por que terminamos

Pero igual ,siento las cosas mas frías ahora

Por que antes yo era diferente

Pareciera que tienes cosas más importantes que hacer

Es porque me paso toda la vida trabajando
Háblame, dime todo lo que te molesta

Pues no me molesta nada, solo tengo miedo
Eres todo en mi vida ,no quiero perderte por nada del mundo

Dime ¿Por qué tendría que dejar de quererte?

No sé. Las cosas pasan

No voy a dejar de amarte de un día para otro, tampoco voy a andar saliendo con otro chico mientras estoy en la calle.

Lo se

Daniel, te amo muchísimo...no tengas miedo, no dejare de hacerlo nunca

Y Aun lo sigo haciendo, esperando que una mañana, me devuelvas todo lo que me quitaste, me entregues ese peluche que me compraste, y yo te de esos besos que jamas pude darte. Una mañana cualquiera, espero una carta en mi puerta, un correo en mi bandeja, una sonrisa en mi cara, y tu voz perdiendose en mis orejas. Espero esa promesa incompleta, ese abrazo que nos debemos, el calor que nunca nos dimos, las conversaciones que nos hacen falta. Tu regreso. Mi regreso.

Will you hold me now? My frozen heart?

Insoportable




El taxi
atraviesa la neblina como una bala atraviesa el pulmón de una inocente víctima. Me doy cuenta de que se me ha hecho costumbre atravesar la ciudad durante la madrugada, envuelto en una densa neblina, tan densa como los millones de cosas que tengo en mi cabeza. Andrea, en un acto de caridad, decidió sacarme a rastras de mi casa tras el catastrófico declive que tuve durante este fin de semana. Entre sushi y pizza a logrado despertarme de ese letargo en el que entro cuando vuelvo a saborear el fracaso en mi boca, aun así, siento que desde que me escape del hospital una nube negra se ha vuelto a poner sobre mi cabeza.


Tengo 20 años y ya pase por 4 trabajos, cada uno de una manera más curiosa que la otra, con el pasar de los años, mi vida se estrello contra mil paredes, y aunque ya debería haber aprendido a ponerme la camiseta de la frustración, no termino de lograr asimilar esa faceta de perdedor que tan bien me caracteriza.

En mi curriculum de fracasos, se han acumulado ya demasiados, he fracasado como estudiante universitario, fracase como hijo en su momento, quizás el fracaso más doloroso fue el fracasar como novio dos veces, fracasar como amante, como confidente, como futuro esposo y padre de familia. Recientemente fracase como periodista, pero debo admitir, que estaba predestinado a perder esa batalla desde el momento en que empezó, mi alma es de escritor, relajado, pausado, disperso, no de periodista audaz y suspicaz.


Sigue estando tan nublado como todas las noches de sábado para domingo, me encantaría bajarme y caminar, pero ya pague el taxi y bajarme seria una ridiculez de mi parte, sobre todo ahora que no tengo empleo y aun debo pagar medicinas, pasajes, impresiones, trabajos y sobre todo los cigarros. No le digo nada al taxista que parece manejar rápidamente, yo quiero disfrutar más este momento en el aire, en la calle.

Andrea me conoce desde hace años, y me ha visto caer, levantarme, arrastrarme, equivocarme, e incluso morirme en más de una ocasión, y ahora que todo parece caer en un vórtice de caos, está allí, lanzándome una cuerda que no se si quiero tomar esta vez. Pero así es ella, desde que la conozco a tratado de sacarme a rastras de mi cama, más de una vez.Al fin estoy caminando hacia mi habitación, las escaleras completamente oscurecidas por la noche, el silencio, y el vacio al llegar a mi habitación. Recuerdo que, alguna vez dije que cuando llovía, era porque él o yo, nos recordábamos pero hace mucho que dejo de llover en mi ventana. Esta noche, con el corazón en la mano, el sabor a decepción en mis labios, mis bolsillos vacios de dinero, mi cabeza llena de ideas retorcidas y mi corazón tan congelado como el día en el que me marche, me siento a mirar la ventana, el cielo, en silencio.

Y empieza a llover, llueve sin detenerse, sin parar, sin complicaciones. Y yo empiezo a llorar en silencio, porque no solo estoy lleno de decepciones y deudas, estoy lleno de pérdidas, perdí lo que era más importante para mí, lo perdí a él, en su momento perdí a mis mejores amigos, alguna vez perdí a Thomas, con el pasar de los meses terminaría perdiendo a Renzo también, perdí mi dinero, mi salud, mi esperanza, el cariño de mi madre, el respeto de las personas, cuatro empleos y por lo menos tres tarjetas de debito, y ahora siento que pierdo la cabeza, y la vida.

Entre lagrimas enciendo un cigarrillo para que mi humo sea parte de la neblina y la lluvia que cae por mi ventana sobre mi pequeñas macetas, creo que me gusta tanto fumar, porque es mi manera de suicidarme lentamente, de adormecer mi cabeza y mis pulmones con un humo cancerígeno, porque es mi manera de lastimarme y flagelarme por todas las cosas que hice, en silencio, en lo oscuro, en penitencia. Llorando, o lloviendo, fumando o recordando, que las cosas son así, que él se fue, que hay un vacío en mis noches desde hace ya varios meses. Que no puedo leer Gotham City Sirens, a pesar de que los descargo, en espera de un cambio súbito, que no puedo jugar World Of Warcraft sin pensar en recolectar cosas para dos. Que esta es la realidad, que el sueño se quedo a medias de nuevo y que nuevamente, no hay donde volver.

Mis cigarros no se acaban aun, y la lluvia tampoco. Esta noche, tampoco podre dormir.

Estrago y Decadencia

[Post previo al dia que pase en el hospital]



Estoy en una posición extremadamente incomoda, no siento mi espalda, siento el calor recorriendo mi cara y el sudor recorriendo mis mejillas. Me hace falta el aire por tanto esfuerzo y concentración, creo que mi corazón se está deteniendo en cada esfuerzo y creo también que acabo de reconocer parte de la ensalada que comí en la tarde. Acabo de descubrir, por la fuerza, que el sabor de la nicotina mezclado con el del vomito es una de las cosas más desagradables que puede existir.

Me siento terriblemente mareado, siento que el baño me está dando vueltas y que mi cerebro anda en coma. El espejo me devuelve una mirada decadente y angustiada, no tengo a quien pedirle ayuda, aunque pensándolo bien ¿Qué ayuda podrían darme? ¿A dónde podría irme de todos modos? No es que ninguna de las personas que conozco podría hacer que las arcadas se detengan. Claro que no, en este instante estoy pagando el precio de no cuidar mi salud, de no dormir, de cargarme de trabajo y sobre todo, de no pensar en mí, pero si pensar en la tragedia.

Siento que el mundo me cae encima, no dormí bien toda la noche pensando en mil cosas que ya he pensando otras mil veces, no comí por correr de mi casa hacia el instituto para no llegar tarde a una de esas clases en las cuales ando volando en faltas, faltas que acumule mientras lloraba tirado en mi cama recordando un pasado y una promesa que al parecer son mas efímeras que nunca. No puedo llamar a Alex, pues para empezar, no tiene un celular en el cual encontrarlo. Tampoco puedo contactarme con mi madre, pues debe estar durmiendo.


Es un viernes por la noche, y la mitad de mis amigos se encuentra o en discotecas o trabajando. Y ¿Yo? Yo estoy vomitando en el baño, gracias por preguntar. Quizás es porque no me quiero, o quizás es porque en verdad se me olvida, pero hace varios días que no voy al médico, al menos no desde que recibí los resultados del análisis de sangre. Si, ese análisis de sangre que no solo no parece ser terriblemente inadecuado, sino también terriblemente predecible.

Sumerjo mi cara en agua fría y aun con el agror en la boca, intento comer un paquete de galletas saladas. No sé si por efectos del vomito o por alguna otra místicas y esotérica razón, pero ahora recuerdo que hay muchos cabos sueltos en toda la situación actual. Hay cosas inconclusas y hay palabras que aun están flotando en mi cabeza, no sé si soy un cobarde o lo hago por respetar mi salud mental, pero entiendo que escape de muchas situaciones dolorosas. Escape de la depresión, escape de la frustración, corrí por los callejones interminables de la vida buscando atrapar el equilibrio con mis manos, arrancándole la tranquilidad al infinito con toda la demencia de mi alma.

Masticando la galleta y divagando como si estuviera inhalando Opio, continuo pensando en todo lo que hay por hacer. Seco un vaso de helada gaseosa y empiezo a respirar fuertemente. Sigilosamente me miro al espejo y me repito
“Respira…Respira…Respira…”


No importa que tan mala sea la situación, no parezco tocar fondo nunca, al parece, tras tanta frustración, es inevitable que mi cuerpo reaccione mal, contra mi voluntad. Quizás mi salud es cada vez más relativa a mi estado emocional. Quizás estoy viejo, o quizás solo quiero morir de una vez. No sé cuál es la razón verdadera. Solo cierro mis ojos y me meto de nuevo bajo la regadera


“Respira….Respira….Respira….”


No puedo desmayarme ni darme por vencido, hay tanto que aun tengo que hacer, hay tanto que aun debo decir, no puedo detenerme aquí. Me preguntaron ¿Qué quería escuchar? Lo que quiero escuchar es que todo va a estar bien, que los sueños se cumplen, que cada una de las palabras que aparecen a escondidas entre mis textos sean verdaderas, sinceras, quiero escuchar con sinceridad, que el martirio se acabo, que no va a seguir adelante todo este sufrimiento incensario. Que se caerán las cadenas que me han tenido retenido durante tanto tiempo. Quiero escuchar en sencilla un “Te Amo”.



Pero no lo voy a escuchar ¿verdad? No voy a escuchar ni siquiera un “Todo estará bien” Así que me toca dejarme de estupideces. Tomando una toalla cercana me miro en el espejo una vez más, sacando aire desde los confines de mis pulmones, me ordeno a mi mismo.

“Límpiate el vomito de la boca, estas hecho un desastre, arréglate un poco y vámonos a la calle, que se nos acabo la Coca y los Cigarros”

Como un corderito que hace caso a un pastor, mi cuerpo responde al llamado de mi cerebro. No me puedo detener ahora, tengo que concentrarme en continuar, en triunfar, en no detenerme. En demostrarle al mundo y a mi mismo que puedo arrancarle al destino las coas que el me arranco. Mi salud puede esperar un poco mas, aun puedo darme el lujo de una Coca Cola y unos cigarrillos. Ademas, si me voy a morir, que sea con estilo.

Nadie sabe nada



Son las seis de la mañana y en estoy dando vueltas en la calle. Como todo domingo, los únicos a esta hora son los ebrios rezagados de las fiestas sabatinas, la gente trabajadora y decidida, los conductores de transporte público y bueno, yo. Obviamente, nadie sabe que estoy en la calle a esta hora, incluso cuando el Karaoke termino hace treinta minutos, yo sigo cantando entre la densa neblina. Me doy cuenta de que a esta hora pienso el triple de lo normal, envuelto entre el frió matutino y el calor de mi cigarrillo, llego a la conclusión de que nadie sabe nada.


Mis amigos, quienes acabo de dejar hace menos de media hora, no saben que tengo el corazón palpitándome a velocidades insospechadas tras el tercer Red bull de la noche. Tampoco les confesé que llevaba seis cigarrillos fumados hasta que salimos, y con este, ya son ocho, olvide confesarles también que tanto cigarrillo a empezado a molestarme la garganta con una desagradable garraspera. Dándole golpecitos a mi cigarrillo mientras camino, recapitulo a toda la gente que no sabe nada.


Mi vieja amiga, desconoce completamente que, ese dinero del que ya nunca hablamos se me hace necesario para comprar esas medicinas que ella no sabe que necesito. También ignora, y esto no sé si es porque lo quiere hacer, o porque simplemente no se da cuenta, que si no le hablo no es porque no exista más cariño, es por que valgan verdades, es quien dirigió lo que sería el montaje más caótico de mi existencia, y esto inevitable, alberga un cierto nivel de resentimiento, no por su felicidad, sino por el precio de su estabilidad. Tomando el tema de montajes, Fernando no tiene la más mínima idea, que pese a todo lo que paso, el cariño que siento por él no ha muerto, solo está guardado en una cajita. Tampoco sabe, y esto es por delicadeza, de que besa terriblemente mal.

Mi madre a la cual probablemente no vea hasta la próxima semana, no sabe que, desde hace unos días, cuando me abandona por temporadas largas, un chico viene y se queda en mi cama. Tampoco tiene idea, gracias al cielo, de que este chico tiene cuatro años menos que yo, y mucho menos se imagina que de un tiempo a esta parte mi vida sexual pasó de nula a activa. Alex, el chico con el que me veo, no sabe que aunque no lo parezca, le empecé a tomar un cariño especial. Sabe que lo extraño cuando no lo veo por mucho tiempo, pero probablemente cree que es todo una cuestión sexual, así que en teoría, no sabe que me gusta su compañía. Eso sí, no sabe lo mucho que me incomoda cuando me pide que le muerda el labio mientras nos besamos.

La mitad de mi círculo social, no sabe que sigo viéndome con este chico extremadamente joven después de sus clases y de mi trabajo. Francisco no sabe que, pese a todo lo que puede pensar y la distancia innegable, es un chico que absolutamente me cautiva por su forma de ser y de actuar. No sabe tampoco que hay palabras atoradas en mi garganta, que dejo de decir por decoro y respeto. Y siendo sinceros, yo no sé porque no le digo nada. Nim no sabe, o bueno, quizás si, como es algo denso uno nunca sabe, que lo quiero como si fuera mi hermanito menor de toda la vida, supongo que de vez en cuando, el instinto paternal le gana al instinto pederasta, sobre cuando en cierta forma, el reflejo de un pasado incierto te da en la cara.




El par de Argentinos al que consulto con regularidad, no sabe que mi cariño por ellos es desproporcional a la cantidad de errores que cometo. No sabe, o bueno, quizás si saben y no les importa mucho, que hablar de más es mi talento nato, pero querer a la gente que significa mucho para mí es aun mas natural en mi.No tengo mis dudas si es que saben lo hábil que soy para equivocarme, pues lo han visto más de una vez, pero no siempre han visto mi capacidad de salir adelante. Take, no sabe para nada, que aun planeo cumplir mi promesa. No sé si sabe, probablemente lo desconoce, que hay sinceridad en todas y cada una de las palabras que le dije aquella fatídica noche. No sé si lo recuerde, pero cuando digo “Te quiero” es con el alma en la mano.

Mis amigos no saben, que a pesar de que ya no estoy deprimido, muchas veces tengo recuerdos enredosos dando vueltas en mi cabeza, con respecto a temas que se han vuelto tabú en mi círculo de amigos. No saben, que por las noches, cuando me ataca la nostaliga, pongo una o dos canciones tristes y doy vueltas por la cama, preguntándome que fue de él. Por otra parte, yo no sé, que va a pasar mañana. No sé si es que realmente deba creer en las palabras de alguien que me ha terminado dando la espalda, y que solo se manifiesta anónimamente. Tampoco se, si sea correcto mantener una esperanza de algo en decadencia. Mucho menos entiendo, como espera que seamos amigos, cuando simplemente, los sentimientos no caben en un espacio tan pequeño. Y no sé, si es que las cosas se mantengan en el orden que esta, ni si la felicidad toque mi puerta o la de que me rodean, si mi lista de enfermedades serán curadas con el paso de los días o en una especie de milagro navideño. Solo sé que ni yo, ni el grupo de gente con la que ando sabe absolutamente nada.

Momento feliz



[Esto era una tarea para el instituto]

No recuerdo exactamente que situaciones o eventos me llevaron hasta donde estaba, y realmente no creo que importe mucho, pero allí estaba yo, de 18 años, desnudo y saliendo apresuradamente de la ducha, en teoría, este día debería ser especial, como todos los 17 de febrero, debería estar celebrando junto a él en su cumpleaños, pero no tengo tiempo para pensar en eso, porque estoy exiliado, y por que ya es tarde para ir a trabajar. Así que ataco brutalmente a mi armario para sacar mi uniforme de trabajo y me lo pongo apresuradamente. Febrero es un mes extremadamente caluroso y me obliga a tomar repetidas duchas para no perder la paciencia entre el incesante calor de la tienda y el de la calle.

En mi loca carrera hacia el trabajo, no me doy cuenta de que se tengo un correo nuevo en mi bandeja de entrada y de que hay una ventana brillando en mi Messenger, no tengo la más mínima idea acerca de todos los cambios que van a ocasionarse. Bajo las escaleras de mi departamento a toda prisa, cuento los minutos que tengo para llegar a trabajar, mastico la manzana a miedo comer que llevo en la boca y por un segundo me detengo a pensar en que estará haciendo el.

Llegue con la mayor celeridad posible, estoy pensando seriamente en salir rápido hoy, pero veo tanto trabajo que hacer y tantas cosas que limpiar, que lo veo cada vez menos probable, así que empiezo. Amaba mi trabajo, claro que si, probablemente no ame tanto a mi grupo de trabajo, pero la pase bien. Las horas siguieron su curso mientras yo sumergido entre los aromas del café, la leche y el chocolate parecía olvidar por completo la realidad. Pasarían 8 horas desde el instante en el que llegue a la tienda hasta el momento en el que volvería a casa, casi al amanecer, para darme cuenta de que algo que no esperaba había pasado.

Cansado, molido y con café hasta en la camiseta, llegue a mi habitación, tan vacía como siempre, mi madre seguía internada en el hospital, mi amante de turno estaba ocupado con su familia. Debería como cualquier persona normal, llegar a mi cama y lanzarme a dormir, pero algo me impulsa a ir hacia el ordenador, una fuerza inentendible me lleva a revisar mis cosas antes de dormir, y como si fuera un magnetismo karmico.

Pero allí estaba, un pequeño correo, menos de dos líneas, una súplica de perdón, una llamada de auxilio, un te extraño envuelto en nostalgia. Como si el universo me recargara por completo, como si toda la energía del universo se descargara en mi alma, una satisfacción incontenible me lleno. Un segundo de felicidad que con el tiempo se extendería más de lo pensado.

En dos meses más, el romance que había sido congelado como si fuera una cena a medio comer fue recalentando. Los Te amo, volverían a plagar mi boca y mi corazón, sus sonrisas y la correspondencia de nuestro amor permitiría que en ocho meses más, se nos desbordara la felicidad, la pasión, el sentimiento de complementación y sobre todo la felicidad. Los momentos más felices de mi vida entraron en conjunción uno tras otro, segundo tras segundo en el cual cada una de las cosas que deseaba se llevaría a cabo, sueño tras sueño, idea tras idea, objetivo tras objetivo. Pero luego, diez meses después el declive empezaría, el silencio se prolongaría, la frustración terminaría tomando posesión de mi cerebro y mi corazón, el desgano podría más que el romanticismo y la frustración envenenaría cada una de mis palabras. Un año y medio después el ya no estaría, el se habría marchado por motivos comprensibles pero en maneras detestables, el estaría alejado y sumergido en un universo ajeno a mi, y por ende, esa época se volvería un recuerdo, un momento feliz extinguido. Un año y ocho meses después, tendría un tema adecuado, para hablar del momento más feliz de mi vida.

Pensamiento Estupido



Veo una lata de Coca Cola, y pienso en ti. Escucho la palabra “México” y me acuerdo de ti, de tu familia, y de nuestros amigos. Cuando, por alguna desgraciada razón, escucho a Café Tacvba en la radio o en el Mall, recuerdo con dolores casi menstruales, las promesas que dejamos a medias. Cuando se me antoja jugar WOW, recuerdo las charlas hasta la madrugada, las raids y las risas en nuestro tiempo libre. Y Créeme, que no quieres saber todo lo que recuerdo cuando abro Skype o cuando veo la Webcam

Es una manera estupida de pensar, a la cual, afectuosamente llamare P.E. o pensamiento estupido, llamado asi, por que es estupido, a niveles insospechadamente normales, asociar cosas, imágenes, palabras o ropa a una persona. Por que claro, ¿Que culpa tiene la pobre lata de gaseosa de que al final termináramos quitándonos el habla el uno con el otro? También esta exenta de culpa la canción de los sexualmente ambiguos cantantes de Café Tacvba “El Baile y Salón” de que al final, en lugar de bailar juntos, tu terminaras bailando en la cama de alguien mas.

Es parte del P.E. mantener un cierto nivel de esperanza oculto entre los mares de estupidez que te llevan a ponerte en posición fetal cada que recuerdas el por que las cosas ya no son como antes. Y es que todos tenemos un momento de P.E., cuando nos acordamos de que hace años no hacemos algo que nos gusta, cuando recordamos que el infortunio, o mas bien la vida nos arranco de las manos la felicidad, como una gorda que le arranca un jamón de las manos a un mesero, o cuando simplemente pensamos en lo desafortunados que somos cuando no podemos tener lo que queremos.




Lastimosamente, énfasis en lastima, a todos los que nos golpea el P.E. nos termina quedando un sabor a melancolía en la boca. Aun quedan esas ansias de tener algo que no es necesario, de volver a tierras perdidas, de retomar cosas inretomables. Como prescripción, lo mejor para dejar el P.E. atrás, es dejar de excavar en las memorias, como quien busca oro en una montaña abandonada, y ver hacia delante, hacia el futuro a medias que puede o no puede ser terminado, por que a veces, y solo a veces, este estupido pensamiento puede ser la premonición de un resultado favorable.

Tal vez no hoy, tal vez no mañana, y probablemente nunca terminaremos retomando las cosas que perdimos, pero hay dos cosas que terminan pasando de todas maneras. La primera, o el pensamiento estupido nos agarra a patadas hasta dejarnos en coma, tras lo cual o lo superamos o repetimos el proceso de maltrato hasta que lo superemos. Y la segunda es que, aunque no lo queramos, toda esta estupidez enseña, enseña a sobrevivir, enseña a continuar luchando contra la marea, enseña a caerse y levantarse, a seguir con la cabeza en alto y a esperar que un día, todo salga absolutamente bien. ¡Que alguien me traiga un café, que ya me puse denso!

Cadenza


Mirando la ventana en silencio me pregunto cuánto tiempo paso desde que el castillo de cartas en el que dormía se desmorono.

Ahora en este punto de mi vida, en el cual tengo las manos vacías, pero el corazón lleno de esperanza, me pregunto qué hay detrás de esa densa neblina que me cubre los ojos. Desde que el viento se llevo mis cosas por la ventana, fumo y escribo más y mejor –en ambos casos- de lo que solía hacerlo. Desde el día en el que el paraíso se cayó por la ventana y se destruyo en mil pedazos, me di cuenta que tengo tantas cosas buenas como malas en mi interior, que tengo piezas que no funcionan correctamente en el mecanismo de mi vida, y que tenía la dirección mal puesta.

Sentado escribiendo, con la música inundando la habitación, me doy cuenta que ya nada es como antes. Yo no estoy esperando a un tren que nunca va a llegar, ya no estoy pendiente de mi correo, a ver si algún día todo se detiene y recibo ese esperado correo. Ya no hago viajes hacia Miraflores a encontrarme con mi antidepresivo, y tampoco paso los fines de semana pensando en que mientras yo haga lo que haga, aquel chico que se llevo mi corazón se encuentra encamándose con alguien más. Escribo y pienso en mi trabajo, en las cosas que voy a hacer, en los sitios a los que quiero ver. Y es que hay tantas cosas que se me quedaron atoradas en la garganta, pero son aun más la cantidad de cosas que han quedado por hacer, después de todo, este es el momento de ver solo por mí.

Termino de escribir sobre el trabajo, sobre las cosas que hago ahora. Pienso, y siento, que en este instante de mi vida, cuando estoy parado sobre los resto de sueños partidos, pensar en el pasado no sirve de nada. No le puedo dar amistad a alguien que nunca considere mi amigo, porque, entre amante y amigo hay una gran diferencia, una vez que tu amigo se vuelve tu amante, ya no hay vuelta atrás, imagino entonces, que por eso se le hace más fácil a él y al resto del mundo, encontrar un amante que casi no conoces. No puedo perdonar a alguien que no busca perdón, y puedo sentirme mal por todos mis errores, pero eso no cambia nada, no quita el hecho, de que mires con otros ojos, aunque tu alma te diga entre susurros que aun extrañas el mundo que dejaste atrás.

Las vueltas de la vida me han llevado a un lugar en el cual no creía llegar nunca, un espacio casi olvidado en el mundo que no quería recordar. En mi habitación ya hay nuevos recuerdos, hay nuevas palabras e incluso, nuevas personas. Pero a pesar de todo, guardado en una sucia y vieja caja, se ha quedado el recuerdo de lo que llevo a ser como soy. Ya no está esa mujer que camina con fuego en las manos, sin darse cuenta que quemara su propia carpa y a sus propios actores, ya no está el príncipe de espadas, con un alma mas filosa que su lengua, dispuesto a dejarse llevar por el encanto y la frivolidad, se llevo la sangre de los labios, del príncipe de cristal. Y ya no está, el rey del castillo de cartas, el dueño del corazón de cristal, se a marchado y a dejado roto el tesoro que tan bien guardo. El reino se ha cerrado para ellos, el príncipe de cristal se ha quedado sentado a los pies de las cartas regadas por el suelo, con una maraña de palabras en la garganta, pero solo una en la boca: “Termino.

Poema Perverso

Págame con tu sonrisa, la deuda de te quiero que tenemos, y si nos ponemos exigentes, entrégame tu cuerpo para saciar con él, lo que queda del interés. Si llego a hacerte falta, no me lo digas, cállalo para que al encontrarnos el deseo y la pasión desborden como espuma de cerveza sobre nosotros. Cuando me recuerdes con nostalgia, saboréala como un caramelo amargo, pues quizás, no dure tanto como tendría que durar.

Si tu corazón, o en su defecto, tu cuerpo, se enciende llameante por el recuerdo de mi persona, no dudes en hacérmelo saber, pues no quiero que olvides la forma de mi cuerpo, ni el color de mi piel. Si extrañas mi voz, recuérdame en silencio, para que al hacerlo, susurre perversas y obscenas ideas a tu oído, haciendo que tu cuerpo tiemble envuelto en el recuerdo

Y si por alguna estúpida razón, crees que deje de amarte, juega tus juegos, haz tus cosas, miente con todas tus mentiras, calla todo lo que tengas que callar, aléjate todo lo que quieras, y cuando el recuerdo del pasado no te deje dormí en paz, cuando el color de mis labios despierte en ti calor, cuando el tono de mi voz te evoque tiempos de placer, y sobre todo cuando tu corazón exija y extrañe mis palabras, golpea tu cabeza fuertemente, date la vuelta y date cuenta, de que aun estoy aquí.

Podrido



Éramos una alegre pareja. La pareja mas melosa que cualquiera de nuestros amigos hubiera conocida, de esas que salen en portada de revistas como si fueran maniquíes. Ahora, sin embargo, ya no somos nada de nada, no nos ha quedado ni la sonrisa perfecta. No, claro que no.

La vida, el tiempo y en cierto modo, nuestra propia mano, termino por descomponernos, transformarnos en todo lo que no queríamos ser o volver a ser. Nuestros te amo, se fueron pudriendo, como una manzana que alberga un gusano en su interior, corrompiéndose hasta volverse un silencio. Nuestros momentos juntos, regresionaron desde su etapa de encuentros llenos de romance pasión e interminable ternura hasta saludos cada vez mas mecánicos y fríos. A nuestra comunicación se le pasó la fecha de expiración y se fue transformando con el paso de los días en aversión. Mi gran admiración hacia ti, fue descomponiéndose en repulsión al enterarme de tu nueva vida, de las promesas rotas y las palabras que saben a mentira.



La putridez de la situación indudablemente me alcanzo a mi también, mi frigidez fue descomponiéndose en fragilidad. A mi autosuficiencia le salieron hongos verdes y mohosos transformándola en dependencia, mis ideales se consumieron solos, cayendo rápidamente como fruta podrida desde un árbol, dejando regado en el suelo una composta de obsesiones incontrolables.

Todo lo que teníamos, ahora no está más que podrido, el no es aquel al que recuerdo con tanto aprecio, y yo no soy el que se desvivía en cada segunda por respirar el mismo aire, y es que ambos, pero principalmente el, transformamos el romanticismo e idealismo en un fétido facilismo y conformismo, que no hace más que dejar un aroma a podredumbre e insatisfacción. Nos embarramos cada vez más en la porquería que nos rodea, llenando de mierda nuestros cuerpos, cuartos, bocas, camas, almas y mentes. Bañados en los desechos, en los restos de lo que alguna vez fue el árbol de manzanas doradas que creció en nuestro patio, nutriéndose de nosotros.

Yo sigo aquí, con un sabor a mierda en mis labios, sosteniendo en mis manos una semilla, una inocente semilla que se quedo entre toda la putrefacción en la que estamos parados. La triste semilla, del amor que se nos pudrió.

Carta a Thomas.




Sé que estas allí pero tengo miedo de hablarte

Sé que no esperas que te hable, pero muero por hacerlo

Sé que no te importa ya lo que te diga, porque es muy tarde y no me di cuenta. Pero aun así me muero por decirte lo que siento.

Sé que tú, al igual que él, crees que me olvide de todo lo que paso, del tiempo en el que nos conocimos y las cosas que vivimos. Creo, y no estoy seguro, que quizás, en el fondo, te lastimo un poco mi decisión tan egoísta de cambiar tu rol de mejor amigo por el de soberano dictador y supremo líder de mi vida. De lo que si estoy seguro, es que estas harto de oírme hablar de él, estas cansado de aconsejarme correctamente para no perder entre mis torpes manos, lo poco que queda del hilo que me une a él. Se muchas cosas, pero no puedo hacer nada con ellas ¿No es así? Ambos sabemos, que soy demasiado idiota para darme cuenta de las cosas que pierdo hasta que es demasiado tarde. Claro que lo sabes, me has visto perder a la persona a la que amaba, me has visto perder a mis amigos, y sobre todo, fuiste testigo de cómo me perdía poco a poco en la senda de la estupidez.

Nunca nos amamos, pero la idea de vivir sin ti siempre a resultado horrorosa para mi. Junto a ti, soñe con llegar a "Neverland" con recorrer el mundo para lograr lo que queria, nos perdimos en los juegos mas idiotas solo para sonreir y aunque nunca fuiste el hombre ideal para mí siempre dependía enteramente de ti. No dependía de tus órdenes y guías, dependía de tu opinión y aprobación, no porque fueras una entidad sagrada y santificada, sino por que eras el único aparte de él, en quien confiaba ciegamente. Admito sí, que mi lado masoquista disfrutaba que descargaras tu enojo sobre mí, que me corrigieras con puño de acero y me menospreciaras, pero ahora, en esta época de nuestras vidas, en este punto incierto, ya no queda nada de eso.


No queda nada, y es porque, nuevamente, no me di cuenta de que era igual o peor de malo que quien me hacía daño. No me di cuenta, que estaba cometiendo los errores de siempre, pero esta vez en ti. Si, tienes razón cuando dices que fui egoísta, egocéntrico y descuidado, cuando creí que por mi linda cara y buenos modales todo el mundo caería a mis pies, y tú me perdonarías cada uno de mis improperios. Se, que yo no tengo vuelta atrás contigo, que nuestra amistad está muy dañada como para poder insistir en una rehabilitación que tardaría meses. Entiendo también que estés molesto, o que no te importe, no espero que me vuelvas a ver, como tu mejor amigo, al igual que no espero que me sigas guiando por el mundo de la manera en la que solo tú sabes hacerlo “Henry”, porque eso es lo que mejor sabias hacer.

Es tarde lo sé, pero antes de verte partir, quiero que entiendas que luego de todo, por fin entro en mi cabeza esta dura lección. A veces es mejor no hacer nada, pero otras veces sí, algunas veces perdemos lo que más queremos, y finalmente, el amor va y viene, vuelve cuando puede, se regenera o se reinventa, pero los amigos no, la amistad es lo que nunca se mueve, a menos que la empujes por un barranco como yo.

No tengo el valor para decirte esto cara a cara, ni para agradecerte ni suplicarte que me discuples, así que como quien deja una nota en un casillero al chico que le gusta, te dejo este mensaje largo, acompañado de una manzana y una cereza azul en tu velador.

Llueve



La lluvia de esta ciudad es asquerosa, no son lágrimas del cielo, como le llaman los melancólicos poetas, estas gotas son escupitajos de nubes negras y corrompidas por el karma de los fatídicos ciudadanos limeños. Nunca me cubro mientras llueve porque me encanta embarrarme entre las gotas diminutas, con un sabor a tierra y a melancolía.

Durante mis peores épocas, fue mi mejor compañera. Lluvia fiel y compañera cuando todo parecía perdido y consideraba seriamente lanzarme al abandono, dejar el poco respeto que me queda por mi persona en la puerta y seguir descendiendo en la locura, en la facilidad y el mundo al que jure despreciar durante mis días sobre la tierra. La amaba, y dependía de ella, no porque me "purificara", sino porque durante esas interminables madrugadas de caminatas sin destino fijo, me sirvió de punto de seguridad, para sacarme fríamente del estupor, para recordarme que seguía aquí, y que ni la pesadilla ni el cuento de hadas habían terminado aun.

Llueve y sigue lloviendo y yo sigo caminando, y martillando mi cerebro pensando en él. Y es que me hace tanta falta, que parece que olvido todo lo demás, mis esfuerzos sobrenaturales para mantener mi mente alejada de él son inútiles

Es sábado, bueno, realmente ya es domingo. Acabo de salir de una reunión que duro más de lo que esperaba, tengo la cabeza en alto mientras la lluvia me baña. Son las 4 de la mañana, o eso dice mi celular, hay un viento frio corriendo por toda la ciudad, y me pregunto dónde está el, donde se ha quedado y si está pensando en mi. Alguna vez le dije, remarcando unas coincidencias indiscutibles, que siempre que llovía, el lazo entre nosotros o se rompía o se forjaba más fuerte. La lluvia me recuerda mucho a él, no por que alguna vez estuviéramos juntos bajo la lluvia, sino porque en cada momento crítico, cuando llovía afuera y el mundo parecía acabarse, el estuvo a mi lado, el escuchaba y entendía, aunque no siempre aprobaba. Pero así era él, amable en sus maneras y comprensivo. Llueve y sigue lloviendo, y yo sigo caminando, y martillando mi cerebro pensando en él. Y es que me hace tanta falta, que parece que olvido todo lo demás, mis esfuerzos sobrenaturales para mantener mi mente alejada de él son inútiles, y es porque ya casi bordeando la demencia puedo oír su voz en mi cabeza, diciendo dulces palabras que no se si algún día volverte a escuchar, siempre sin tener una certeza, sin tener una esperanza, sin tener nada más que ideas erróneas o acertadas.



Ahora en las noches interminables solo me queda lluvia delgada y frágil, como el recuerdo del amor que tan lejos me llevo y tan fuerte me volvió. Mi jean se embarra con el polvo y el agua sucia a mis pies, el cielo amanece y mi cigarrillo no se extingue. Miro hacia adelante, quedan por lo menos unas quince cuadras antes de llegar a la avenida, antes de ver a la gente trabajadora saliendo de sus casas. Entre bocanadas de humo y aire fresco, sigo suspirando como colegiala. Me siento cómodo en este clima, caminando y pensando en la cantidad de cosas que aun quiero hacer, en los motivos por los cuales no tengo permitido tirar la toalla bajo ninguna circunstancia.

¿Por qué estoy caminando? La verdad, la respuesta es sencilla, porque me dieron ganas de hundirme en la neblina de la mañana, de sentir la humedad filtrándose en mi nariz y el recuerdo quemándome en el cerebro. El mentol de los cigarrillos me hacen sentir escalofríos por todo el cuerpo, hace varios días que no fumaba, y eso me hace sentir algo mal, no por fumar, sino porque volví a hacerlo pensando en el. Recuerdo que con muy mala leche le dije “Cada uno de los cigarrillos que fume desde que me dejaste llevaban tu nombre” y aunque suene a drama, es la realidad, cada bocanada de humo estaba dedicada a él, no por querer hacerme daño, para nada, solo lo hacía con el fin de ya no pensar. Quizás por la naturaleza tan malvada de ese comentario, hoy me toco escuchar uno aun más hiriente “¿Cuándo te das cuenta de que amas a alguien? Cuando la relación se acaba” y discretamente me moví hacia una esquina de la casa a golpear mi cabeza contra la pared. A veces pareciera que el universo se empeña en que no olvide mis cargas emocionales.

Ya perdí la cuenta de las calles, de lo que traigo en la cabeza, de las gotas que me cayeron en la cabeza. Son más de las 5 y ya amaneció completamente, pero sigue lloviendo. Es como con todo, aunque a veces simplemente parece no estar, sigue allí, esperando el momento adecuado para volver a estallar. Así como la lluvia se esconde durante las mañanas esperando el momento adecuado. Quizás el día que deje de llover, ese día me detendré y dejare de pensar en él, el día que deje de llover, dejare de albergar en mi corazón un pequeño espacio esperando su regreso. El regreso triunfal y prometido. Pero no, hoy sigue lloviendo, hoy me sigo ensuciando de recuerdo y nostalgia, y hoy también sigo amándolo.

A Garcia Marquez

La modernización, es considerada por periodistas convencionales, representados por García Márquez, como el arsénico de los valores tradicionales del periodismo. ¿De qué hablamos entonces? Entendemos todos, que es nuestra misión, como arquitectos de la noticia, es mantenernos siempre en contacto con todo el entorno, con la actualidad mundial, y por mundial entiéndase tanto terrenal como cibernética, con las nuevas herramientas que nos permitan ya no solo capturar la esencia de la noticia, sino también del momento como tal.

Se habla mucho de la dependencia y el mal uso de los recursos, del facilismo intelectual y los canceres inacabables del periodismo, pero como todo cáncer, hay métodos de prevención. El principal problema en la relación dependiente entre “Recurso – Periodista” radica en que, se enseña a usar un complemento, pero no se explica cómo explotarlo para el beneficio del producto. Y es que resulta utópico, pedirle a una de las “viejas glorias” del periodismo, que dicte cátedra acerca de conceptos de Comunicación 2.0 o Redes Sociales, y como implementarlos en la dinámica actual

La noticia esta allí, los hechos siguen siendo tan, o a veces mas, crudos que nunca. Los medios están a la disposición de un público hambriento por noticias, por información en tiempo real, por noticias de todo carácter, de todo estilo. Necesitamos dejar de satanizar los recursos y la enseñanza, y empezar a colonizar los semilleros de periodismo. Dejemos atrás la mediocridad implícita, tanto en los profesores como en los novatos, no por el bien del mejor oficio del mundo, sino por su supervivencia. Salvemos al periodismo, reinventándolo.

Me pregunto



Me pregunto porque siento que mi corazón se destruye cada vez que me acerco a ti. Me cuestiono porque aun bajo la cabeza pese a que tu solo me estas lastimando. Me pregunto cuánto tiempo más soportare ser uno más en tu colección. Me pregunto por que no quieres decirme la verdad, me pregunto por que te importa, si ya no hay mas daño que puedas hacer

Me has hecho sentir que no valgo nada, que no soy y quizas, nunca fui nada para ti, que no represento nada más que un objeto para usar en caso de emergencia. Mis lágrimas han sido tantas, que podría llenar mi habitación con ellas. A veces ciento que me ahogo, y solo pienso en echarme a tus pies a pedirte que por favor, reconsideres todo lo que estás haciendo, que dejes de hacerme daño y te quedes conmigo o te alejes para siempre. Si me pierdes –lo cual parece imposible- me pregunto cuánto tiempo te tomara en acabar con el recuerdo.

Ya no me cuestiono acerca del porque de esta “soledad”, pero inevitablemente sigo justificándote, creo que todo lo que haces y todo lo que has hecho tiene un porqué, y aunque sea tan absurdas tus excusas y tus razones, te creo. Y es porque en el fondo, sigo siendo el mismo idiota que se perdía en tus promesas. ¿Estábamos enamorados de verdad? No lo sé, yo te ame con la fuerza de mil soles, pero a veces siento que solo ame a un espectro, a una ilusión. No me duele que me dejaras, ni que salgas con alguien más. Me duele y me lastima cada segundo pensar en que nada de lo que te dije o lo que tu dijiste significo algo. Te ame con tus defectos y tus virtudes, te admire porque siempre eras optimista, te desee más de mil noches, porque sentía que solo contigo podía ser todo lo que quería ser, podía liberar mis pasiones y deseos, para mostrarme desnudo ante ti. Y me pregunto si valió la pena todo lo que hicimos, todas las veces que intente convencerte sobre lo bueno que era que el resto del mundo supiera que eras feliz con alguien a quien amabas.

No me pregunto por qué me siento engañado y estafado, porque lo sé, y no necesito a ningún psicólogo o psiquiatra para que me lo explique. Me ha tocado ser el que tiene que pagar los errores, propios y ajenos. Pero no lloro, ni me compadezco. Me siento terrible si, pero no voy a decir que es el final de mi vida. Tengo la autoestima por los suelos, y es por eso que me aferro a algo que ya murió, pero no quiero aceptar que murió. Fuiste el primero, y quién sabe si serás el único. No lo se. Me pregunto si recuerdas que cuando la gente decía que nuestro romance no era posible, tú y yo lo defendíamos. Jamás estuvimos tan seguros de algo como de lo que hacíamos, jamás estuvimos tan orgullosos como de nuestros planes a futuro. En un mundo que nos alejo, decidimos estar juntos, vencer la soledad mano a mano, pero ahora, me pregunto por qué simplemente ya no soy parte de la fotografía

Me toca ver la vida pasar de lejos, me toca verte irte y acostarte con el, y con todos los que vengan después de él, porque es fácil para ti, ya no tienes nadie que te ate. Mañana llegaras a tu casa, y no estaré esperándote, mañana te conectaras segundos antes de irte a verlo, para ver si estoy. Pero no estaré. El domingo preguntaras que paso conmigo, pero nadie te responderá. Yo no lo hare. Quizás siga martillándome el cerebro pensando en cómo le haces el amor, o en como lo besas, en cómo te hace reír, y como te da todo lo que yo siempre quise, pero nunca pude darte – y tal vez, jamás pueda- y en millones de cosas mínimas, que me matan lentamente y se que no te importan. O si te importan lo escondes muy bien, o te importa tan poco como para no dejar de verlo.

Tal vez, algún día, cuando puedas ser sincero con tus sentimientos, cuando dejes de hacer cosas porque no sabes, cuando te des cuenta de que estas tomando el completo dominio de mi vida, o cuando te alejes por completo de mí, y dejes de quererme cerca solo porque me extrañas. Tal vez ese día podre llorar junto a ti, pero de felicidad. Por ahora solo me quedan dos cosas. La sensación de que ya no soy necesario para nada, y la tristeza, de saber que probablemente, nunca tengamos esa casa de dos pisos, esos tres niños, esos dos perros, esas mañanas llenas de sexo y amor, esas tardes en familia, esas noches de cansancio y ese deseo de envejecer juntos.