Todo salió mal. Todo. Mas bien, nada salio bien

Ellas se fueron desconectando, mientras que el espacio entre ellas creo un vacio. Un agujero negro y brutal que empezó a tragarse todo lo bueno que pudo haber alguna vez, reduciéndolo a la nada, regresando a un vacio. Claro, ellas gritan, lloran, discuten, pelean. Pero no se dan cuenta de que el mundo que las rodea esta cayéndose a pedazos. Es como cuando Godzila y King Kong pelean a muerte en Japón. Nadie piensa en la gente que vive en los edificios, solo piensan en los dos monstruos enormes que buscan arrancarse la cabeza el uno al otro.

Cuando cruzamos miradas no te vez igual. Te veo diferente, como si algo que te dije te hubiera incomodado. Es curioso, pero no me preocupa. Lo que nunca se tiene, nunca se puede perder. Nada pertenece a nadie, a menos que tenga un deseo de mártir suicida. Y creo que no existe en ninguno de los dos. Ni jamás existirá. Es más cómodo si cada uno va a sus clases sin abrir la boca. Es la historia de mi vida. Y ya estoy acostumbrado.

Ellos no se ponen de acuerdo. Creo que yo nunca estoy de acuerdo, parece ser que no estamos para este tipo de cosas. ¿Para que estamos entonces? No tengo la mas mínima idea.

Atrapado en un fuego cruzado. Para variar. Quiero decirle a la gente que no me quiero asfixiar en todo esto, sin embargo es mi misión, es mi tarea, es la razón por la cual me mantengo dando vueltas aquí. Para ser un muro de emergencia. Despues de Shin, la pared.