Carta a Thomas.




Sé que estas allí pero tengo miedo de hablarte

Sé que no esperas que te hable, pero muero por hacerlo

Sé que no te importa ya lo que te diga, porque es muy tarde y no me di cuenta. Pero aun así me muero por decirte lo que siento.

Sé que tú, al igual que él, crees que me olvide de todo lo que paso, del tiempo en el que nos conocimos y las cosas que vivimos. Creo, y no estoy seguro, que quizás, en el fondo, te lastimo un poco mi decisión tan egoísta de cambiar tu rol de mejor amigo por el de soberano dictador y supremo líder de mi vida. De lo que si estoy seguro, es que estas harto de oírme hablar de él, estas cansado de aconsejarme correctamente para no perder entre mis torpes manos, lo poco que queda del hilo que me une a él. Se muchas cosas, pero no puedo hacer nada con ellas ¿No es así? Ambos sabemos, que soy demasiado idiota para darme cuenta de las cosas que pierdo hasta que es demasiado tarde. Claro que lo sabes, me has visto perder a la persona a la que amaba, me has visto perder a mis amigos, y sobre todo, fuiste testigo de cómo me perdía poco a poco en la senda de la estupidez.

Nunca nos amamos, pero la idea de vivir sin ti siempre a resultado horrorosa para mi. Junto a ti, soñe con llegar a "Neverland" con recorrer el mundo para lograr lo que queria, nos perdimos en los juegos mas idiotas solo para sonreir y aunque nunca fuiste el hombre ideal para mí siempre dependía enteramente de ti. No dependía de tus órdenes y guías, dependía de tu opinión y aprobación, no porque fueras una entidad sagrada y santificada, sino por que eras el único aparte de él, en quien confiaba ciegamente. Admito sí, que mi lado masoquista disfrutaba que descargaras tu enojo sobre mí, que me corrigieras con puño de acero y me menospreciaras, pero ahora, en esta época de nuestras vidas, en este punto incierto, ya no queda nada de eso.


No queda nada, y es porque, nuevamente, no me di cuenta de que era igual o peor de malo que quien me hacía daño. No me di cuenta, que estaba cometiendo los errores de siempre, pero esta vez en ti. Si, tienes razón cuando dices que fui egoísta, egocéntrico y descuidado, cuando creí que por mi linda cara y buenos modales todo el mundo caería a mis pies, y tú me perdonarías cada uno de mis improperios. Se, que yo no tengo vuelta atrás contigo, que nuestra amistad está muy dañada como para poder insistir en una rehabilitación que tardaría meses. Entiendo también que estés molesto, o que no te importe, no espero que me vuelvas a ver, como tu mejor amigo, al igual que no espero que me sigas guiando por el mundo de la manera en la que solo tú sabes hacerlo “Henry”, porque eso es lo que mejor sabias hacer.

Es tarde lo sé, pero antes de verte partir, quiero que entiendas que luego de todo, por fin entro en mi cabeza esta dura lección. A veces es mejor no hacer nada, pero otras veces sí, algunas veces perdemos lo que más queremos, y finalmente, el amor va y viene, vuelve cuando puede, se regenera o se reinventa, pero los amigos no, la amistad es lo que nunca se mueve, a menos que la empujes por un barranco como yo.

No tengo el valor para decirte esto cara a cara, ni para agradecerte ni suplicarte que me discuples, así que como quien deja una nota en un casillero al chico que le gusta, te dejo este mensaje largo, acompañado de una manzana y una cereza azul en tu velador.

Llueve



La lluvia de esta ciudad es asquerosa, no son lágrimas del cielo, como le llaman los melancólicos poetas, estas gotas son escupitajos de nubes negras y corrompidas por el karma de los fatídicos ciudadanos limeños. Nunca me cubro mientras llueve porque me encanta embarrarme entre las gotas diminutas, con un sabor a tierra y a melancolía.

Durante mis peores épocas, fue mi mejor compañera. Lluvia fiel y compañera cuando todo parecía perdido y consideraba seriamente lanzarme al abandono, dejar el poco respeto que me queda por mi persona en la puerta y seguir descendiendo en la locura, en la facilidad y el mundo al que jure despreciar durante mis días sobre la tierra. La amaba, y dependía de ella, no porque me "purificara", sino porque durante esas interminables madrugadas de caminatas sin destino fijo, me sirvió de punto de seguridad, para sacarme fríamente del estupor, para recordarme que seguía aquí, y que ni la pesadilla ni el cuento de hadas habían terminado aun.

Llueve y sigue lloviendo y yo sigo caminando, y martillando mi cerebro pensando en él. Y es que me hace tanta falta, que parece que olvido todo lo demás, mis esfuerzos sobrenaturales para mantener mi mente alejada de él son inútiles

Es sábado, bueno, realmente ya es domingo. Acabo de salir de una reunión que duro más de lo que esperaba, tengo la cabeza en alto mientras la lluvia me baña. Son las 4 de la mañana, o eso dice mi celular, hay un viento frio corriendo por toda la ciudad, y me pregunto dónde está el, donde se ha quedado y si está pensando en mi. Alguna vez le dije, remarcando unas coincidencias indiscutibles, que siempre que llovía, el lazo entre nosotros o se rompía o se forjaba más fuerte. La lluvia me recuerda mucho a él, no por que alguna vez estuviéramos juntos bajo la lluvia, sino porque en cada momento crítico, cuando llovía afuera y el mundo parecía acabarse, el estuvo a mi lado, el escuchaba y entendía, aunque no siempre aprobaba. Pero así era él, amable en sus maneras y comprensivo. Llueve y sigue lloviendo, y yo sigo caminando, y martillando mi cerebro pensando en él. Y es que me hace tanta falta, que parece que olvido todo lo demás, mis esfuerzos sobrenaturales para mantener mi mente alejada de él son inútiles, y es porque ya casi bordeando la demencia puedo oír su voz en mi cabeza, diciendo dulces palabras que no se si algún día volverte a escuchar, siempre sin tener una certeza, sin tener una esperanza, sin tener nada más que ideas erróneas o acertadas.



Ahora en las noches interminables solo me queda lluvia delgada y frágil, como el recuerdo del amor que tan lejos me llevo y tan fuerte me volvió. Mi jean se embarra con el polvo y el agua sucia a mis pies, el cielo amanece y mi cigarrillo no se extingue. Miro hacia adelante, quedan por lo menos unas quince cuadras antes de llegar a la avenida, antes de ver a la gente trabajadora saliendo de sus casas. Entre bocanadas de humo y aire fresco, sigo suspirando como colegiala. Me siento cómodo en este clima, caminando y pensando en la cantidad de cosas que aun quiero hacer, en los motivos por los cuales no tengo permitido tirar la toalla bajo ninguna circunstancia.

¿Por qué estoy caminando? La verdad, la respuesta es sencilla, porque me dieron ganas de hundirme en la neblina de la mañana, de sentir la humedad filtrándose en mi nariz y el recuerdo quemándome en el cerebro. El mentol de los cigarrillos me hacen sentir escalofríos por todo el cuerpo, hace varios días que no fumaba, y eso me hace sentir algo mal, no por fumar, sino porque volví a hacerlo pensando en el. Recuerdo que con muy mala leche le dije “Cada uno de los cigarrillos que fume desde que me dejaste llevaban tu nombre” y aunque suene a drama, es la realidad, cada bocanada de humo estaba dedicada a él, no por querer hacerme daño, para nada, solo lo hacía con el fin de ya no pensar. Quizás por la naturaleza tan malvada de ese comentario, hoy me toco escuchar uno aun más hiriente “¿Cuándo te das cuenta de que amas a alguien? Cuando la relación se acaba” y discretamente me moví hacia una esquina de la casa a golpear mi cabeza contra la pared. A veces pareciera que el universo se empeña en que no olvide mis cargas emocionales.

Ya perdí la cuenta de las calles, de lo que traigo en la cabeza, de las gotas que me cayeron en la cabeza. Son más de las 5 y ya amaneció completamente, pero sigue lloviendo. Es como con todo, aunque a veces simplemente parece no estar, sigue allí, esperando el momento adecuado para volver a estallar. Así como la lluvia se esconde durante las mañanas esperando el momento adecuado. Quizás el día que deje de llover, ese día me detendré y dejare de pensar en él, el día que deje de llover, dejare de albergar en mi corazón un pequeño espacio esperando su regreso. El regreso triunfal y prometido. Pero no, hoy sigue lloviendo, hoy me sigo ensuciando de recuerdo y nostalgia, y hoy también sigo amándolo.

A Garcia Marquez

La modernización, es considerada por periodistas convencionales, representados por García Márquez, como el arsénico de los valores tradicionales del periodismo. ¿De qué hablamos entonces? Entendemos todos, que es nuestra misión, como arquitectos de la noticia, es mantenernos siempre en contacto con todo el entorno, con la actualidad mundial, y por mundial entiéndase tanto terrenal como cibernética, con las nuevas herramientas que nos permitan ya no solo capturar la esencia de la noticia, sino también del momento como tal.

Se habla mucho de la dependencia y el mal uso de los recursos, del facilismo intelectual y los canceres inacabables del periodismo, pero como todo cáncer, hay métodos de prevención. El principal problema en la relación dependiente entre “Recurso – Periodista” radica en que, se enseña a usar un complemento, pero no se explica cómo explotarlo para el beneficio del producto. Y es que resulta utópico, pedirle a una de las “viejas glorias” del periodismo, que dicte cátedra acerca de conceptos de Comunicación 2.0 o Redes Sociales, y como implementarlos en la dinámica actual

La noticia esta allí, los hechos siguen siendo tan, o a veces mas, crudos que nunca. Los medios están a la disposición de un público hambriento por noticias, por información en tiempo real, por noticias de todo carácter, de todo estilo. Necesitamos dejar de satanizar los recursos y la enseñanza, y empezar a colonizar los semilleros de periodismo. Dejemos atrás la mediocridad implícita, tanto en los profesores como en los novatos, no por el bien del mejor oficio del mundo, sino por su supervivencia. Salvemos al periodismo, reinventándolo.

Me pregunto



Me pregunto porque siento que mi corazón se destruye cada vez que me acerco a ti. Me cuestiono porque aun bajo la cabeza pese a que tu solo me estas lastimando. Me pregunto cuánto tiempo más soportare ser uno más en tu colección. Me pregunto por que no quieres decirme la verdad, me pregunto por que te importa, si ya no hay mas daño que puedas hacer

Me has hecho sentir que no valgo nada, que no soy y quizas, nunca fui nada para ti, que no represento nada más que un objeto para usar en caso de emergencia. Mis lágrimas han sido tantas, que podría llenar mi habitación con ellas. A veces ciento que me ahogo, y solo pienso en echarme a tus pies a pedirte que por favor, reconsideres todo lo que estás haciendo, que dejes de hacerme daño y te quedes conmigo o te alejes para siempre. Si me pierdes –lo cual parece imposible- me pregunto cuánto tiempo te tomara en acabar con el recuerdo.

Ya no me cuestiono acerca del porque de esta “soledad”, pero inevitablemente sigo justificándote, creo que todo lo que haces y todo lo que has hecho tiene un porqué, y aunque sea tan absurdas tus excusas y tus razones, te creo. Y es porque en el fondo, sigo siendo el mismo idiota que se perdía en tus promesas. ¿Estábamos enamorados de verdad? No lo sé, yo te ame con la fuerza de mil soles, pero a veces siento que solo ame a un espectro, a una ilusión. No me duele que me dejaras, ni que salgas con alguien más. Me duele y me lastima cada segundo pensar en que nada de lo que te dije o lo que tu dijiste significo algo. Te ame con tus defectos y tus virtudes, te admire porque siempre eras optimista, te desee más de mil noches, porque sentía que solo contigo podía ser todo lo que quería ser, podía liberar mis pasiones y deseos, para mostrarme desnudo ante ti. Y me pregunto si valió la pena todo lo que hicimos, todas las veces que intente convencerte sobre lo bueno que era que el resto del mundo supiera que eras feliz con alguien a quien amabas.

No me pregunto por qué me siento engañado y estafado, porque lo sé, y no necesito a ningún psicólogo o psiquiatra para que me lo explique. Me ha tocado ser el que tiene que pagar los errores, propios y ajenos. Pero no lloro, ni me compadezco. Me siento terrible si, pero no voy a decir que es el final de mi vida. Tengo la autoestima por los suelos, y es por eso que me aferro a algo que ya murió, pero no quiero aceptar que murió. Fuiste el primero, y quién sabe si serás el único. No lo se. Me pregunto si recuerdas que cuando la gente decía que nuestro romance no era posible, tú y yo lo defendíamos. Jamás estuvimos tan seguros de algo como de lo que hacíamos, jamás estuvimos tan orgullosos como de nuestros planes a futuro. En un mundo que nos alejo, decidimos estar juntos, vencer la soledad mano a mano, pero ahora, me pregunto por qué simplemente ya no soy parte de la fotografía

Me toca ver la vida pasar de lejos, me toca verte irte y acostarte con el, y con todos los que vengan después de él, porque es fácil para ti, ya no tienes nadie que te ate. Mañana llegaras a tu casa, y no estaré esperándote, mañana te conectaras segundos antes de irte a verlo, para ver si estoy. Pero no estaré. El domingo preguntaras que paso conmigo, pero nadie te responderá. Yo no lo hare. Quizás siga martillándome el cerebro pensando en cómo le haces el amor, o en como lo besas, en cómo te hace reír, y como te da todo lo que yo siempre quise, pero nunca pude darte – y tal vez, jamás pueda- y en millones de cosas mínimas, que me matan lentamente y se que no te importan. O si te importan lo escondes muy bien, o te importa tan poco como para no dejar de verlo.

Tal vez, algún día, cuando puedas ser sincero con tus sentimientos, cuando dejes de hacer cosas porque no sabes, cuando te des cuenta de que estas tomando el completo dominio de mi vida, o cuando te alejes por completo de mí, y dejes de quererme cerca solo porque me extrañas. Tal vez ese día podre llorar junto a ti, pero de felicidad. Por ahora solo me quedan dos cosas. La sensación de que ya no soy necesario para nada, y la tristeza, de saber que probablemente, nunca tengamos esa casa de dos pisos, esos tres niños, esos dos perros, esas mañanas llenas de sexo y amor, esas tardes en familia, esas noches de cansancio y ese deseo de envejecer juntos.

No lo entiendo


Over & Over - Moloko

Es temprano, hay un texto en la pizarra, tengo sueño. No lo entiendo, no entiendo que tengo que hacer y creo que tampoco entiendo lo que dice el texto. Miro a mi amigo y le pregunto que hay que hacer, el se ríe y me explica, sigue sin entender bien. No entiendo como Gonzalo puede ser tan despierto para estas cosas y yo sigo arrastrándome de cosa en cosa, mal organizado y mal movido

Estamos en clases, el está sentado a mi costado, me habla de sus planes de fin de semana. No entiendo. ¿Qué espera que le diga? ¿Qué quiero que me lleve a algún lado? Me mira, me sonríe, le hago una broma, se sonroja, y luego vuelve a quedarse callado. Sigo sin entender, o tal vez no quiero entender. Nos vamos, me pide que lo acompañe, le digo que no, no sé si por honra o porque ya me aburrí de andar de un lado a otro tras él. No entiendo porque se hace tan complicado algo tan simple, y siendo sinceros, tampoco entiendo porque, de entre todos los que conozco el me atrae.

Estoy en mi cama descansado, ella manda un mensaje de texto antipático, no entiendo porque le cuesta ser amable al menos por mensajes de texto. Hablamos, discutimos. No entiendo que es lo que espera de mí, no entiendo que más quiere que haga, no entiendo que más puedo decirle para que se calle y me deje en paz. Tampoco entiendo porque si dice preocuparse por mí, no se ha dignado en preguntar por qué nuestras conversaciones caen día tras día en el monosilabismo. No sé cuándo será el día en el que ella entienda que no soy lo que ella cree y que no quiero lo que ella quiere.

Mi madre ha llegado de mal humor, gritando y maldiciendo. No entiendo cómo es que aun no se le termina la menstruación, no entiendo cómo es posible que de un día para otro se transforme de una anciana bondadosa a una mujer asesina. No entiendo porque le molesta tanto que mi ropa esta tirada sobre mi cama, cuando hace mucho que dejamos de convivir juntos. Y tampoco entiendo porque le cuesta tanto aceptar que simplemente soy desorganizado por naturaleza. Creo que como a todos, la diferencia le afecta mas de lo que deberia

No entiendo como se le hace tan fácil a una persona fijarse en otra, aun cuando esta otra sigue envuelta entre cadenas y misterios que nadie puede descifrar.


Fernando me llama y hago una mueca de disgusto. No entiendo que quiere, no entiendo que me vio, no entiendo que no entendió. Quizá le resulta difícil entender que cuando yo me decido por algo, ese algo es el dominante en mi vida. No comprendo cómo es que sigue esperando que le sonriera tras todo lo que ha pasado, y tampoco comprendo y mucho menos tolero su insistencia imparable. No entiendo como se le hace tan fácil poner su mirada sobre alguien que no está prestando atención.

Alex me insiste en conversar. No lo entiendo, hay cosas que intento dejar claras, pongo límites y levanto paredes que muestren hasta donde puedes llegar. No entiendo como se le hace tan fácil a una persona fijarse en otra, aun cuando esta otra sigue envuelta entre cadenas y misterios que nadie puede descifrar. Ni siquiera yo mismo entiendo que es exactamente lo que tengo que decir para no lastimar a nadie más. Estoy cociente por experiencia propia, que las palabras son sumamente violentas y sádicas contra un alma frágil.

Yo tampoco me entiendo a mí mismo. No entiendo porque me sigo haciendo daño leyendo cosas que debería sepultar, no entiendo porque soporte durante tanto tiempo que se me hable de maneras incorrectas, y mucho menos como podía seguir bajando la cabeza incluso cuando es algo que no soporto. Tampoco entiendo, porque sigo siendo tan patético, como para seguir esperando un correo que se que no va a llegar, que se que no va a mandar. No entiendo porque no puedo estar en paz incluso cuando se que esta mejor sin mí, que al fin tiene lo que quiere y como lo quiere, y es por eso que tampoco entiendo porque algunas veces al despertar hay mensajes escondidos. Mucho menos entiendo, porque me lastima en el fondo saber todas estas cosas que ya sé, pero que nunca digo.

No sé si es porque soy tonto, o torpe, pero todas estas cosas que no entiendo me van carcomiendo el cerebro poco a poco, no tengo idea de que voy a hacer y mucho menos de cómo lo voy a hacer, pero sé que lo voy a hacer, y eso es algo que tampoco entiendo, como a pesar de todo, sigo con la convicción firme de hacer las cosas. Pero si hay algo que no entiendo, y es lo que me pesa más de todo esto, es porque escribí este texto. No entiendo que espero cambiar, y tampoco entiendo porque espero cambiar algo. Pero entiendo una cosa, y una sola cosa. No voy a cerrar los ojos y dejar que la vida pase y me lleve con ella hacia un incierto final.


Some days I question

The suggestion

You might not exist at all

Can we meet and talk it over

Would you be kind enough to call

Rearmando



Volver a empezar nunca viene con manual. Mucho menos con comodos pasos o guias practicas.

Como un relámpago atravesando la noche, el celular suena por la mañana, no quiero despertarme, siento que la vida me va a escupir en la cara de nuevo, y yo tan lleno de amor como siempre abriré la ventana y le gritare al mundo “Jodete”

La gente dice que no es fácil ser gay, yo creo que lo es. Lo que sí creo, es que no es fácil ser un gay feliz, o en todo caso, ser un gay fiel feliz. Creo que el mundo está hecho para la gente promiscua e irresponsable, para los que buscan sexo sin sentido y se lanzan al primer hombre que ven antes de que pase un mes de luto entre relación y relación. Caminando hacia la ducha y mirándome tan aburrido como siempre, recuerdo las palabras de una mujer muy sabia y
practica: “El mundo no se acaba en un hombre, porque nadie termina su mundo contigo”

Me sumerjo en el agua hirviendo, porque así me gusta, es uno de esos hábitos ligeramente masoquistas que tengo, sentir el agua caliente contra mi piel dejando pequeñas marcas de calor sobre ella. Mirando el techo, como siempre, doy uno de esos suspiros frustrados que tienen un sabor a melancolía. Desde que salí del closet, siempre creí que todo lo que se piensa o siente debe decirse. Si una persona de tu mismo sexo te causa dolor o tristeza, tienes que decirlo, gritarlo o llorarlo si lo necesitas. Una emoción es una emoción, y nada cambia lo que se siente y mucho menos como se siente. Desde entonces mi círculo de amigos ha seguido con un apasionamiento casi deportivo mis desventuras amorosas.

Desordenado, como siempre, intento encontrar mi camiseta favorita entre la pila de ropa limpia que tengo, porque la prefiero así, al aire libre que metida en un closet, digo, si yo ya salí del closet ¿Por qué mi ropa no? Tras unos minutos la encuentro y me la pongo rápido, estoy tarde, de hecho, creo que últimamente siempre se me hace tarde, no porque no calcule bien mis tiempos, sino porque me detengo cada segundo posible a pensar en algo que no me joda mi ya debilitado cerebro. Creo, y probablemente me equivoque, que la mejor manera de seguir con tu vida es reinventándola. Cuando algo sale mal suele ser desde adentro, no tiene sentido culpar a alguien más y mucho menos culparte a ti, no tiene caso lanzarse al piso y preguntar ¿Por qué a mí?
Cuando no tenemos ni idea de lo que está pasando a kilómetros de nosotros.

Ya bien arreglado al menos para mi criterio me encamino a las clases, miro por la ventana como todos los días, porque me gusta ver la calle, siento que veo una película en “Slow Motion” mientras el transporte público avanza igual o peor de lento. Me gusta ir a clases, y no solo por que tenga un espíritu nerd indomable, sino porque me gusta sentarme a hablar por horas con mis amigos, escucharlos, verlos, hacer cosas con ellos. No hay mejor cuerda de escape que los amigos, escape para todo, la rutina, tristeza o estrés. Pero llego al instituto y allí esta mi grupito.











Si una persona de tu mismo sexo te causa dolor o tristeza, tienes que decirlo, gritarlo o llorarlo si lo necesitas. Una emoción es una emoción, y nada cambia lo que se siente y mucho menos como se siente

Me resulta extraño hablar de ellos. A Israel lo veía de lejos pero nunca hablábamos, no porque yo fuera tímido, sino porque sentía que era uno de esos chicos que exceden en todos y cada uno de los campos posibles, y que lo último que necesitan es a alguien que les hable de sus problemas y ridiculeces. Pero me equivoque, es una persona sensible y comprensiva, tiene un aire que inspira confianza, y disfruta pasar sus días quitándome los cigarrillos de las manos y golpeándome para que no me deprima mientras miro al vacio como un venado cegado por la luz. A Leslie, que es modelo y extremadamente linda, me costó un poco menos hablarle, tiene ese aire de chica materialista que todo lo quiere y nada le importa, pero no es así, es una de esas personas que son ovejas con disfraz de lobo. Puedes tener un aspecto y carácter voraz y sanguinario, pero tu corazón sigue siendo dulce, y ella lo demuestra corrigiéndome cada que hago algo que no va con sus principios humanitarios y familiares. Gonzalo fue el primero con el que hable, y me pareció extremadamente interesante, su carácter compasivo y humanitario bordea demasiado con mi forma tan cortante y antipática de ser, me agrada cuando me corrige y comparte maldades conmigo, muy a su pesar. Aunque no los conozco lo suficiente, ellos me han arrastrado fuera de mi cama, hacia la calle con una sonrisa en la cara.

Reinventarte cuesta más de lo que nadie te pueda decir, puedes pasar toda tu vida intentándolo, pero nunca lograrlo. Puedes dar tus despedidas y cantar siempre con voz dolida al cielo, pero solo con la templanza y energía suficiente, la mentalidad para enmendar tus errores y el apoyo externo puedes lograrlo. Aislarte del mundo no resuelve nada, todos necesitamos un golpe fuerte y cortante, que nos quite la estupidez a patadas y nos devuelva el aire que se escapa por la ventana. Una ramificación lleva a otra, un amigo a otro y así. Tengo suerte de estudiar con ellos, pero más suerte tengo de compartir tanto tiempo con ellos, que pese a su heterosexualidad me arrastran hacia discotecas gay.

Aunque mi casa siga vacía, yo sigo en pie pese a que mis ojos siguen hundidos contra mi cara, aunque mi ventana siga abierta esperando que las circunstancias traigan de vuelta esa estabilidad que ya no existe, aunque mi corazón tenga una vela encendida esperando el regreso de alguien que simplemente no piensa regresa, siento que estoy bien, si hay algo que no podemos hacer es escapar de nuestros amigos y familia. Hace poco dije que no había nada mejor que reinventar la vida, y creo que uno siempre puede reinventarse desde adentro, pero desde afuera, quienes te remodelan como si fueras una casa en estado deplorable son tus amigos. Tú circulo, tu grupo, y aunque no todos siempre sean tan amigos como parecen, de al menos uno de ellos aprenderás algo, a la fuerza, a la mala, o con suerte, en la cama.

Un mundo completamente nuevo

Cronologicamente estos hechos toman lugar hace aproximadamente 10 dias.




El estira su mano y toca mi cara, me acaricia con la suavidad que lo caracteriza, no sonrió, pero me siento bien en el fondo, como si lo que queda del fuego que teníamos chispeara. ¿Pero para qué? Si los dos sabemos que solo es caminar en el vacío




Hay cambios violentos en el universo, y resultaría imposible decir que mi propio mundo no esta convulsionándose. Me ha tocado recoger los pedazos de mi historia incompleta, y me he cortado las manos con mis pedazos como quien recoge pedazos de un espejo roto, desangrándome en remordimiento, porque es difícil tratar de no lastimarme mientras intento guardar lo bueno que queda de mi tras el derrumbe. Y como cualquier persona que se ha cansado de romper en lágrimas y arrancarse la piel, me he visto en un espejo y me dije “¡Que estúpido soy!”. Así que me levante, mire a la calle y me quite de encima el peso de una culpa compartida que nadie quiere cargar

Es viernes por la tarde, y luego de pelear con mis fantasmas durante horas innecesarias, no queda otra que salir a la calle, con la cabeza en alto y el corazón paralizado. No sé si estoy listo para reinventar me por completo, pero me atrevo, y sentados tomando un café hablamos. El me pregunta que ha sido de mí, si es que estoy bien. Le digo que no, que no estoy bien. Me mira con ternura y nostalgia, como si quisiera besarme delante de todas esas viejas y gente adinerada.

-Alex, No hay razón para que te pongas así
-Tú no entiendes, pero tampoco es que quiera que lo hagas, no vine contigo para eso
-Si lo hago, solo que tú no te dejas ayudar. Tú sabes que puedo hacer por ti.
-Esa no es la respuesta a mi problema

El estira su mano y toca mi cara, me acaricia con la suavidad que lo caracteriza, no sonrió, pero me siento bien en el fondo, como si lo que queda del fuego que teníamos chispeara. ¿Pero para qué? Si los dos sabemos que solo es caminar en el vacío. No quiero nada con él, pero él quiere algo conmigo, porque así son las cosas. Cuando menos quieres algo más pasa.

-Vamos a tu casa.
-No, no tenemos nada que hacer en mi casa
-Quiero estar contigo un rato más, vamos, estamos cerca ¿No? Hace mucho no subo a tu habitación, déjame hacerlo siquiera hoy.

Sabe que estoy cansado, que no quiero ver a nadie, pero sabe también que voy a decirle que sí. Nos levantamos y miro hacia otro lado, no quiero verlo a la cara, no quiero estar con él, no quiero escuchar su voz. Pero el esta mas consiente que yo, es más fuerte y nos vamos a mi casa, pensando cada uno en cosas distintas. Estamos en el bus, juntos, y yo miro por la ventana. ¿Cuántos hombres han pasado por mi vida ya?

Esta Fabián, que no se si se acuerde de mi, uno de los primeros. Recuerdo las tardes tirados en el parque comiendo algodón dulce junto, sonriéndonos. Algunas cosas están mejor cuando nunca suceden, lo nuestro nunca se concreto, quizás fue mejor así. Hace unos meses lo vi, esta más grande que yo y al parecer más feliz. Y hasta me atrevo a decir que hasta mas gay que yo.

Después de él, este Miguel, que ahora se dedica a predicar cristianismo por todas partes. Éramos tan niños y tan diferentes, algunas cosas se estrellan y arden. Así fue nuestra relación, un estallido innecesario en medio de la ciudad. Y cuando el fuego se disipo no quedo nada. Y quizás es mejor así.

Tras ellos dos, llego él. Pero no voy a hablar de él aun. ¿Para qué?

En el historial de mis tiempos ligeros y perdidos también esta Eric. Eso fue rápido y cómodo, para los dos, el tipo de cosas que nunca espere hacer. Nos besamos y la pasamos bien, era más que suficiente para llenar el vacío que teníamos los dos, tanto en nuestro cerebro como en nuestros corazones. De vez en cuando hablamos y nos hacemos bromas tontas. Lo quiero mucho aunque el parece no darse cuenta de lo importante que es para mí. Mucha gente parece no darse cuenta de que tienen un espacio en mi corazón.

El autobús avanza, el me mira con una sonrisa que no le devuelvo. “Vas a estar bien” no le creo, no puedo hacerlo o no quiero.

El amor no muere de un día para otro, pero cuando las cosas son arrancadas de tus manos, no queda nada más que sostenerte a los recuerdos. Es tarde para arrepentirse, pero es mas tarde para quedarse en el suelo


Cuando lo conocí, el tenia 15 años y yo 17, las cosas estaban medias caóticas en mi vida, quizás un poco más que esta vez. Ni yo sabía quién era, ni el sabia que quería. Con el tiempo y la edad nos fuimos dando cuenta de muchas cosas. Pero nos separamos, porque no podíamos tenernos, mi amor era muy fuerte, y su calentura también. Con el tiempo, cuando ambos ya no teníamos ni lo uno, ni lo otro nos encontramos. En la época más complicada de nuestra existencia él se refugió en mí. ¿Y yo? Yo solo me acomode junto a él viendo la vida pasar. ¿Cuántas personas no han encontrado la calma haciendo nada con alguien? No lo sé, pero sus besos sinceros y de agradecimiento eran suficientes para adormecerme y mandarme a dormir. Las cosas no siempre se alinearon, y nos distanciamos cuando cada uno recupero lo que había perdido. Ahora, casi un año después. El vuelve a refugiarse en mis brazos tras mucha insistencia, y yo con más desgano que pasión le devuelvo los cariños que me hace.

Estamos en la puerta de mi casa. El sonríe, yo no lo hago “Intenta sonreír un poco ¿Quieres?” lo miro y con una chispa de mi personalidad normal el digo “Solo si tú me haces sonreír”.
Recuerdo entonces cuando me insistía frenéticamente por verme, y yo entre mi horario cansado y mis tiempos prestados me cruzaba con él. Solo para oírlo hablar y hablar, y mirarlo con una ternura, como quien mira a un cordero que se acerca a su muerte. Ya no podía sentir nada por el ¿Para qué? ¿Por qué cambiaria lo que me hace ser diferente por algo que no es más que una diversión sin sentido?

Entramos a mi casa y vamos a mi cama. No tengo muchas ganas de hacer nada y me tiro a la cama. El se echa junto a mi “Hace mucho no estábamos aquí”, lo miro y por esos impulsos de tristeza le beso la mejilla “No, hace mucho que no”, el sonríe con esa sonrisa de Estas haciendo lo que quiero. Y tiene razón, pero ahora no me importa, ahora que me siento cansado fisca y emocionalmente, dejo que me abraze y empezamos a hablar sobre mí. Sobre que estoy haciendo con mi vida y que planeo hacer ahora.

Y es ahora cuando me toca hablar de él, de Dai. ¿Acaso no lo extraño? Claro que si, el amor no muere de un día para otro, pero cuando las cosas son arrancadas de tus manos, no queda nada más que sostenerte a los recuerdos. Es tarde para arrepentirse, pero es mas tarde para quedarse en el suelo. No quiero mirar atrás, pero todos los días, dejare mi ventana abierta, esperando que algún día, lo que tu sentiste por mi vuelva volando, vuelva lleno de magia. Para devolverme la magia que perdí.

La noche pasa y Renzo se queda dormido en mi cama, con su rostro pegado en mi almohada. Me moví para caminar y encontrar agua. Ya es de noche, o de madrugada, no lo se, llevamos mucho ratos envueltos conversando de nada. Tengo su sabor mezclado con la Coca Cola en mis labios, tengo el corazón calmado, mi cuello marcado con sus labios y mi camiseta mal puesta, pero sobre todo la ventana abierta, esperando que lo que se fue regrese por alli.

Veo a Renzo dormir en mi cama, plácidamente. Siento que esto es la última prueba de que tengo que retomar todo. No estoy hecho de concreto, mi corazón no es de piedra, no siempre tengo todas las respuestas, no puedo resistir el constante martilleo en mi cabeza con su nombre, no puedo seguir dejandome de lado.Mañana será un día completamente nuevo, no puedo mirar atrás, no puedo seguir refugiándome en Renzo, no puedo tener el tiempo, y tampoco puedo seguir esperando las cosas. Mis manos cortadas, mis labios manchados y mis ojos cansados están dispuestos a empezar de nuevo. Es un mundo completamente nuevo, tras el holocausto, un mundo en el cual no voy a cometer los mismos errores de siempre.

Callate.


[Remplazando al escritor del Miercoles]

Para quienes no lo conocen. Jaime Bayly es un escritor muy popular en Latino America, a publicado varios libros y mantiene publicamente una relacion con un joven Argentino. Radica en Miami pero tiene un programa de entrevistas en Perú todos los fines de semana. Publica todos los lunes en un popular diario del Pais [Asi como yo :D] y es uno de los principales lideres de opinion. Personalmente, me resulta increible su estilo de escribir. Y es por eso que si algun dia se la posibilidad, espero poder escribir como el y publicar.

El lunes, publico un grupo de poemas cortos. De los cuatro que coloco, quizas el que mas me gusto fue el tercero, titulado "Callate"

Cállate

No me digas que me amas
No me hagas promesas
No me hables del futuro
Como si el futuro existiera

No llames por teléfono
No mandes mensajes de texto
No escribas palabras calenturientas
No juegues conmigo
No resisto más
Que seas mi amante
a la distancia

Si de verdad me amas
Sube al primer avión
Toma un taxi
No te peines ni te laves las manos
No te compres ropa nueva
Y ven a verme

Y no me digas que me amas
No me hagas promesas
No me hables del futuro
Como si el futuro te perteneciera

Simplemente cállate
Bájate el pantalón
Enséñame lo que tienes para mí
Y demuéstrame
Sin decir una palabra
Agitándote conmigo
Si es verdad que tanto me amas

A mi edad, cariño
El amor no se mide por palabras
Se mide
(Perdona la franqueza)
Por orgasmos y erecciones
Y es así
Humanamente
Como quiero que
me ames esta noche
Y todas las demás

Cállate la boca
Apaga el celular
Quítate le ropa
Y demuéstrame
Cuán duro y resistente
Es tu amor por mí

A mi tambien, me gustaria que te callaras. Que dejaras de darte excusas o razones y pensaras un poco mas en lo que realmente importa. En ser sincero y hacer lo que te dicta el corazón y no el cerebro. Que dejaras de pensar en "tiempos", espacios, intentos y cosas dolorosas que ya deberias sepultar, y pensaras en todo lo que hay por ganar. Que recordaras que si, que tu sitio esta junto a mi, que te quiero ver todos los dias aqui. Que el dia que nacimos, las personas que tejieron el hilo de nuestra vida, escogieron entrelazarnos. No quiero que pienses, no quiero que me pongas excusas, quiero que actues y me digas sinceramente que al igual que yo, no mueres por tenerme en tus brazos.

Actua, no seas cobarde. Recuerda, no tengas miedo. Decide, no seas timido. Vuelve, no te preocupes por lastimarme mas. Callate por un segundo y escucha lo que te dice el alma, ven a mi, sin pensarlo, envuelto en llamas y quemate conmigo en la llama de la pasion y con la fuerza del espiritu que nunca, pero nunca se acabaran.

You are my Romeo.